Comentario al Evangelio del
Querido amigo/a:
La Cuaresma es el tiempo de una vuelta decidida a Dios, o sea, a sus enseñanzas, a sus caminos, los que nos va mostrando cada día con su Palabra. ¡Cuidado!, sin seleccionar sólo aquello que nos gusta. Y no quedándonos tampoco en palabras. Cuaresma es tiempo de obras, de cambio de vida.
A veces Jesús en el evangelio critica las interpretaciones exageradas que los maestros de su época hacen de la ley. Pero hoy la defiende, diciendo que hay que cumplir los mandamientos de Dios. El no ha venido a abolir la ley. En todo caso, a darle plenitud, a perfeccionarla. Cuando Jesús propone la ley y los profetas como algo intocable y de cumplimiento obligatorio, se refiere al espíritu original de la ley que no era maniatar al hombre, sino mostrarle unas perspectivas de vida, un camino de libertad que podía hacer de él, un ser libre. Jesús invita a cumplir las normas que Dios ha dado, las grandes y las pequeñas. A cumplirlas y a enseñar a cumplirlas.
La ley bien entendida no es esclavitud. Puede ser signo de amor y de libertad interior. La ley -los mandamientos de Dios, las normas de la vida familiar de la comunidad religiosa, o de la Iglesia- se pueden cumplir sólo por evitar el castigo, por un sentido del deber, o por amor. El amor lo transforma todo. También las cosas pequeñas, los detalles. El amor de cada día está hecho de detalles, no tanto de cosas solemnes y heroicas.
Nosotros escuchamos con frecuencia la Palabra de Dios. Cada día nos miramos al espejo para ver si vamos conservando la imagen que Dios nos pide. Cada día volvemos a la escuela, en la que el Maestro nos va ayudando. Es una de las consignas de la Cuaresma: poner más atención a esa Palabra para contrarrestar otras muchas palabras que luego escuchamos en este mundo, y que generalmente no coinciden con lo que nos ha dicho Dios.
En la Cuaresma nos hemos propuesto orientar nuestra conducta de cada día según esa Palabra. Que se note que algo cambia en nuestra vida porque nos preparamos a la Pascua, que es vida nueva con Cristo y como Cristo.
Juan Lozano, cmf.