En una vacía, lluviosa y brillante Plaza de San Pedro, la mirada del mundo se posa. A la voz emocionada de Papa Francisco se le unió el aliento sin aliento de la tierra, nerviosa por la pandemia. "Señor – dijo el Papa – no nos dejes a merced de la tormenta".
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Vatican News
Señor no nos dejes a merced de la tormenta
En una vacía, lluviosa y brillante Plaza de San Pedro, la mirada del mundo se posa. A la voz emocionada de Papa Francisco se le unió el aliento sin aliento de la tierra, nerviosa por la pandemia. "Señor – dijo el Papa – no nos dejes a merced de la tormenta".
Jueves de la II Semana de Adviento. Bienaventurada Virgen María de Guadalupe
Mt 11,11-15. No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista.
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