En una vacía, lluviosa y brillante Plaza de San Pedro, la mirada del mundo se posa. A la voz emocionada de Papa Francisco se le unió el aliento sin aliento de la tierra, nerviosa por la pandemia. "Señor – dijo el Papa – no nos dejes a merced de la tormenta".
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Vatican News
Señor no nos dejes a merced de la tormenta
En una vacía, lluviosa y brillante Plaza de San Pedro, la mirada del mundo se posa. A la voz emocionada de Papa Francisco se le unió el aliento sin aliento de la tierra, nerviosa por la pandemia. "Señor – dijo el Papa – no nos dejes a merced de la tormenta".
XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
Lc 18,1-8. Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él.
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