Recientemente, en el popular programa de televisión Saturday Night Live, un cómico tuvo una ocurrencia pintoresca a una respuesta que Nancy Pelosi había dado a un periodista que la había acusado de odiar al Presidente. Pelosi había asegurado que, como católica romana, no odiaba a nadie; y esto inspiró al cómico a expresar esta ocurrencia: “Como católica, sé que siempre hay una persona a quien odias: a ti misma”.
Autor
Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano, cmf)
Inadecuación, daño y reconciliación
Aun con las mejores intenciones, aun sin malicia en nosotros, aun cuando seamos fieles, a veces no podemos dejar de hacernos daño mutuamente. En ocasiones, nuestra situación humana es simplemente demasiado compleja para que no nos lastimemos unos a otros.
El caminito
Casi todos nosotros hemos oído hablar de santa Teresa de Lisieux, una mística francesa que murió a la edad de 24 años en 1897 y que es quizás la santa más popular de los dos últimos siglos. Es famosa por muchas cosas, y no lo menos por una espiritualidad que ella denominó su “caminito”. ¿Qué es su “caminito”?
Encarnación profunda: Otro significado de Navidad
Hace algunos años, en una conferencia religiosa, un hombre se acercó al micrófono y, después de pedir disculpas por lo que sentía que sería una pregunta inapropiada, preguntó: “Quiero a mi perro. Cuando él muera, ¿irá al cielo? ¿Tienen los animales vida eterna?”
Justicia y caridad: vueltas a visitar
Sospecho que todos estamos familiarizados con la diferencia entre justicia y caridad. La caridad es regalar algo de tu tiempo, energía, recursos y persona con el fin de ayudar a otros que están en necesidad. Eso es una virtud admirable, señal de tener un buen corazón. La justicia, por otra parte, trata menos de regalar algo directamente que de procurar cambiar las condiciones y sistemas que sitúan a otros en necesidad.
¿Qué haría Jesús?
Para algunos cristianos esa es la fácil respuesta a toda cuestión. En cada situación todo lo que necesitamos preguntar es: ¿Qué haría Jesús?
Nuestro profundo fracaso en la caridad
San Eugenio de Mazenod, fundador de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, la Congregación Religiosa a la que pertenezco, nos dejó con estas últimas palabras mientras estaba muriendo: Entre vosotros, caridad, caridad, caridad. No siempre vivo eso, aunque ojalá pudiera, especialmente hoy.
Una magnífica derrota
¿Dónde hay justicia en la vida? ¿Por qué ciertas personas son tan inmerecidamente bendecidas en este mundo mientras otras son aparentemente malditas? ¿Por qué la astucia, la ambición egoísta, el aprovechamiento de los demás y la falta de honradez son frecuentemente recompensadas? Esto no tiene una respuesta rápida.
Consejos sobre la oración de parte de un viejo maestro
Aun a riesgo de ser simplista, quiero decir algo sobre la oración de una manera muy sencilla. Mientras estaba haciendo estudios de doctorado, tuve un profesor, un anciano sacerdote agustino, que en su comportamiento, lenguaje y actitud, irradiaba sabiduría y madurez. Todo acerca de él demostraba integridad. Confiabas inmediatamente en él, el sabio abuelo de los libros de cuentos.
Amistad fiel
Crecí en una familia muy unida, y una de las cosas más duras que hice en mi vida fue abandonar el hogar y la familia a la edad de diecisiete años para entrar en el noviciado de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
Afrontar nuestros momentos duros
El discernimiento no es una cosa fácil. Toma este dilema: Cuando nos encontramos en una situación que nos está causando profunda angustia interior, ¿nos marchamos, asumiendo que la presencia de tal dolor es un indicio de que este no es el lugar adecuado para nosotros, que al fin algo hay aquí fuera de lugar?