Autor

Nicolás de Ma. Caballero, cmf.

La oscuridad, escenario de nuestra presencia

La oscuridad, escenario de nuestra presencia

Es maravilloso saber que ‘donde muere el razonamiento, nace el acontecimiento’. Estar presentes en esa presencia oscura es nuestro destino y al ámbito de nuestra seguridad ya que la oscuridad de Dios es más clara que lo más claro de los hombres.

Sólo el silencio es iniciático (III)

Sólo el silencio es iniciático (III)

Si la conciencia, que es fundamentalmente ‘mirada silenciosa’, no trasciende las palabras y los ritos, todo quedará sin fundamento y será verdad que quien comenzó a edificar no pudo terminar (Lc 10,40).

Sólo el silencio es iniciático (II)

Sólo el silencio es iniciático (II)

Puede haber personas muy instruidas y aún no iniciadas; que lo saben todo, pero carecen de sabiduría y de aquellas condiciones elementales que hacen posible la presencia eficaz del misterio.

Sólo el silencio es iniciático (I)

Sólo el silencio es iniciático (I)

Iniciación’ significa, sobre todo, ‘comenzar’; entrar en un ámbito de constatación, de vivencia o, tal vez, de experiencia del misterio, en nuestro caso de Dios. ‘Tú, Señor, estás cerca’, de lo contario el Dios del que hablemos será un Dios de ‘oídas’.

Aproximación a la interioridad (I)

Aproximación a la interioridad (I)

Es necesaria una reforma del hombre para que vuelva a su tratar consigo mismo y pueda sentir de nuevo el toque, la llamada de Dios que cuando llama, quiere encontrarnos ‘en casa’.

La oscuridad, escenario de nuestra presencia

La oscuridad, escenario de nuestra presencia

Es maravilloso saber que ‘donde muere el razonamiento, nace el acontecimiento’. Estar presentes en esa presencia oscura es nuestro destino y al ámbito de nuestra seguridad ya que la oscuridad de Dios es más clara que lo más claro de los hombres.

Sólo el silencio es iniciático (III)

Sólo el silencio es iniciático (III)

Si la conciencia, que es fundamentalmente ‘mirada silenciosa’, no trasciende las palabras y los ritos, todo quedará sin fundamento y será verdad que quien comenzó a edificar no pudo terminar (Lc 10,40).

Sólo el silencio es iniciático (II)

Sólo el silencio es iniciático (II)

Puede haber personas muy instruidas y aún no iniciadas; que lo saben todo, pero carecen de sabiduría y de aquellas condiciones elementales que hacen posible la presencia eficaz del misterio.

Sólo el silencio es iniciático (I)

Sólo el silencio es iniciático (I)

Iniciación’ significa, sobre todo, ‘comenzar’; entrar en un ámbito de constatación, de vivencia o, tal vez, de experiencia del misterio, en nuestro caso de Dios. ‘Tú, Señor, estás cerca’, de lo contario el Dios del que hablemos será un Dios de ‘oídas’.

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