Escuchar la Palabra es saber "prepararle el terreno". Es el lugar donde cae la semilla, el factor que determina su rendimiento o no.

Escuchar la Palabra es saber "prepararle el terreno". Es el lugar donde cae la semilla, el factor que determina su rendimiento o no.
La tradición nos ha acostumbrado mal a asociar la. santidad con el monacato y muy poco con la praxis pública. Esta separación de competencias no es lícita.
Porque ella, como primera creyente, es parangón, espejo, haz que ilumina sobre el cómo de la existencia cristiana.
No hay mejor modo de comprender a la criatura que comprendiendo al Creador. Conociendo al Autor, los matices y triquiñuelas de la obra se nos aclaran.
Hablamos del Espíritu porque ése es el tema; la espiritualidad, y porque es Él quien da vitalidad y unidad a cualquier cosa,
Escuchar la Palabra es saber "prepararle el terreno". Es el lugar donde cae la semilla, el factor que determina su rendimiento o no.
La tradición nos ha acostumbrado mal a asociar la. santidad con el monacato y muy poco con la praxis pública. Esta separación de competencias no es lícita.
Porque ella, como primera creyente, es parangón, espejo, haz que ilumina sobre el cómo de la existencia cristiana.
No hay mejor modo de comprender a la criatura que comprendiendo al Creador. Conociendo al Autor, los matices y triquiñuelas de la obra se nos aclaran.
Hablamos del Espíritu porque ése es el tema; la espiritualidad, y porque es Él quien da vitalidad y unidad a cualquier cosa,