Quiero que se haga mi voluntad. Generalmente no tentemos la audacia de decírselo al Señor. Pero seguramente no nos gusta lo que Él parece decir, o hacer, o permitir que se haga. Y no nos gusta decir: “Hágase tu voluntad”.

Quiero que se haga mi voluntad. Generalmente no tentemos la audacia de decírselo al Señor. Pero seguramente no nos gusta lo que Él parece decir, o hacer, o permitir que se haga. Y no nos gusta decir: “Hágase tu voluntad”.
El propósito de la Cuaresma es confrontarnos con nosotros mismos de un modo consciente y decidido.
“Que se haga tu voluntad”, en su plena extensión, debe ser la guía de la vida cristiana.
Pensamos en la confesión como un acto que debería hacerse en secreto, la realidad es que todo ser humano está roto y es vulnerable.
Siempre recuerda retirarte a menudo a la soledad de tu corazón incluso cuando estés envuelto en debates y actos sociales.
Esta Cuaresma, por al menos un día, intenta ayunar de las cosas rápidas, de la precipitación que vacía tanto que te acaba.
Esta cuaresma se nos invita a rebajar nuestras normas, que originalmente quiere decir bajar nuestros brazos.
Nuestro miedo al sufrimiento es tan fuerte que no sólo buscamos protegernos de él, sino que a veces rehuimos a otros que sufren.
El verdadero arrepentimiento es acercarse a Dios con amor y afrontar como es debido lo que has hecho.
Quiero que se haga mi voluntad. Generalmente no tentemos la audacia de decírselo al Señor. Pero seguramente no nos gusta lo que Él parece decir, o hacer, o permitir que se haga. Y no nos gusta decir: “Hágase tu voluntad”.
El propósito de la Cuaresma es confrontarnos con nosotros mismos de un modo consciente y decidido.