Un único criterio debe conducirnos: el amor sin límites a Cristo, a la Iglesia y al pueblo de América Latina. Este amor debe generar un gran espíritu de comunión.

Un único criterio debe conducirnos: el amor sin límites a Cristo, a la Iglesia y al pueblo de América Latina. Este amor debe generar un gran espíritu de comunión.
«Bendeciré continuamente al Señor / su alabanza no dejará mis labios» (Sal 33,2
«El Hijo de Dios con lo que padeció aprendió la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen» (cf. Hb 5,8-9).
BRASIL – SÃO PAULO-GUARULHOS – 09.05.2007
Un único criterio debe conducirnos: el amor sin límites a Cristo, a la Iglesia y al pueblo de América Latina. Este amor debe generar un gran espíritu de comunión.
«Bendeciré continuamente al Señor / su alabanza no dejará mis labios» (Sal 33,2
«El Hijo de Dios con lo que padeció aprendió la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen» (cf. Hb 5,8-9).
BRASIL – SÃO PAULO-GUARULHOS – 09.05.2007