Pueden ser muchas las reflexiones que se suscitan con la lectura de los textos que hoy propone la Liturgia. No es indiferente que sean las del IV Domingo de Cuaresma, las catequesis y la pedagogía progresiva hacia la Pascua.

Pueden ser muchas las reflexiones que se suscitan con la lectura de los textos que hoy propone la Liturgia. No es indiferente que sean las del IV Domingo de Cuaresma, las catequesis y la pedagogía progresiva hacia la Pascua.
Es un deseo aparentemente honesto conseguir la perfección con esfuerzo personal y de ese modo adquirir consciencia de cumplidor. Nuestra naturaleza es más proclive a conquistar que a dejarse querer y perdonar, pero a Dios le gusta más la humildad y el deseo de perdón.
Las tres llamadas son concéntricas y se polarizan en la afirmación esencial de que solo Dios es Dios, y nadie más merece nuestro reconocimiento, nuestra adoración y nuestro amor absoluto.
Hoy las lecturas se centran en el sentido de la escucha. La llamada a escuchar es una de las más importantes de toda la Sagrada Escritura. La encontramos cuando Dios va a comunicar a su pueblo el Mandamiento Principal: “Escucha, Israel”.
Por iniciativa de Dios, hemos recibido una revelación positiva, que nos permite conocer su identidad. Desde el Génesis al Apocalipsis, los textos revelados nos ofrecen lo que Dios ha querido decirnos de sí mismo.
Hoy es un día de rendir la mente, de sobrecogerse y adorar, porque acontece el plan que Dios tenía previsto desde antiguo: redimir a la humanidad haciéndose Él mismo hombre.
Desde el primer domingo de Cuaresma, las lecturas nos ofrecen la perspectiva de la Pascua. Gracias a quien será levantado en alto, vendrá sobre la tierra la Alianza definitiva, no solo la que selló Dios con Noé -“Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes.
Si quieres avanzar por el camino del Señor sin caer en el error del subjetivismo, y acertar siempre con la dirección adecuada, deberás tener en cuenta lo que Dios reveló a Moisés y que es precisamente la vocación de todos a la santidad: “El Señor habló a Moisés: -«Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” (Lev 19, 1-2).
Acabamos de iniciar el tiempo de Cuaresma. En los primeros días, la Liturgia de la Palabra está desplegando el mapa de nuestro recorrido. Nos anticipa las actitudes que nos conviene mantener en la travesía y el equipaje necesario para el camino.
En Cuaresma, se nos invita a la penitencia y los viernes de manera especial. Sin embargo, no se puede perder de vista el sentido cristiano de la ascesis, que no es otro que el deseo de compadecer con Cristo y con quienes sufren hoy los rigores de la Pasión del Señor.
Uno de los momentos más importantes, y más difíciles al mismo tiempo, en el camino de la vida, como en cualquier viaje, es cuando se elige la dirección que se debe tomar en un cruce. Y a nivel espiritual, a la hora de escoger una opción de vida.