Viviendo en África

28 de febrero de 2007
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Carlos Sánchez Orantos, misionero claretiano en Guinea Ecuatorial

Viviendo en África, en ese continente rico y desconocido, muchas veces te sientes desesperado ante la impotencia de poder cambiar las situaciones. La tentación es clara, quitar al que lo está haciendo mal para, con tus criterios, tus ideas, tu forma de ver la vida, hacerlo mejor o de otra manera.

(JPG)Pero sigues viviendo en África, ese continente inmenso y destrozado, y vas descubriendo que se puede vivir desde otros valores, desde otras cosmovisiones. Que ser eficaz no es el fin del africano, sino vivir. Que tener más no es importante si no es para cubrir una verdadera necesidad. Que la amplia familia, la fiesta, la hospitalidad, la religiosidad, los antepasados, sacar a los hijos adelante y vencer a la fuerte naturaleza que le rodea para que le permita vivir y les dé su riqueza dentro del mutuo respeto, es otra forma de caminar por este mundo.

A veces piensas que las fábricas, las carreteras, la educación técnica occidental, … les ayudarán a vivir mejor. Puede ser cierto, pero también vas destrozando el tiempo africano, el disfrutar de cada día que amanece sin más trabajo que conseguir la comida diaria y hablar. Sí, hablar en el abá -la casa de la palabra-, hablar en la choza o en el mercado o en los múltiples bares que pululan por todas las ciudades. Pero viene la desgracia, viene la enfermedad, viene el espíritu malo que destroza vidas, cosechas y no hay recursos para enfrentarlo más que la cultura supersticiosa que ayuda a encajar y a seguir en medio de la muerte, la fiesta y el sufrimiento.

(…)

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Viviendo en África
Carlos Sánchez Orantos