Un hombre de acción que ha apostado por 'los otros'.

Un hombre de acción que ha apostado por «los otros», que se niega a admitir que el mundo sea una «historia contada por un loco, llena de sangre y estruendo, pero carente de sentido»; que está dispuesto a subir una y otra vez la piedra de Sísifo, con la certeza de que acabará por desaparecer o, al menos, reducirse.
Un hombre ecuménico, capaz de dialogar con lo diferente, de buscar a través de la razón los puntos que unen a los seres humanos. Un hombre amotinado contra la injusticia, la desigualdad brutal, la pobreza y la opresión sangrienta. Un hombre que no se queda sin ideas, imaginativo, capaz de soñar y aceptar los sueños de los otros. Un hombre que asume responsabilidades en la comunidad en que vive, haciéndola más habitable y cálida. Un hombre que debe ser muy difícil llegar a ser.
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