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Sobre la Paciencia

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OPERACIÓN LIMPIEZA DE LA PACIENCIA

\'\'No debemos confundir la paciencia con la resignación. La paciencia no es la virtud que interviene para firmar la rendición. La paciencia nunca sale vencida. Tiene el vicio no de no reconocerse jamás derrotada. La paciencia sale victoriosa -aunque seguramente no a la manera humana ni en los tiempos fijados por nuestras... impaciencias- de todas las empresas. Sale infaliblemente con la cabeza alta, porque nada ni nadie es capaz de hacérsela bajar. Pensar en la paciencia no significa imaginar un rostro apagado, anémico, lastimero, maquillado por la resignación. La paciencia es humilde. Pero una humildad que no excluye la bravura, la obstinación, la lucha. La paciencia no tiene nada que ver con la dureza. Más bien agradece la compañía de la dulzura, y tiene afinidad con la delicadeza. La paciencia no es la virtud de los viejos. Su papel es, al contrario, impedir el proceso de envejecimiento. No se resigna a estar en los labios de esos individuos -y aquí no hablamos de edad-que habiendo perdido por el camino los sueños, habiendo dejado apagar los ideales más audaces, pretenden sustituirlos por «la santa paciencia», que se convertiría así en el consuelo de los viudos, esos que han celebrado los funerales de la esperanza. La paciencia sirve para no dejar morir los sueños. Por eso los jóvenes son quienes deben equiparse de paciencia, como cobertura de los ideales más altos. Sin la colaboración de la paciencia, se desiste de la obra después del primer fracaso. Después de un incidente, se limita uno a limpiarse las heridas, gimoteando de manera insoportable. Se adoptan ridículas posturas de víctima después de un rechazo, una incomprensión. (A PRONZATTO)

PACIENCIA COMUNITARIA

La cualidad esencial para vivir en comunidad es la paciencia: reconocer que nosotros mismos, los otros y toda la comunidad necesitamos tiempo para crecer. Nada se hace en un solo día. Para vivir en comunidad es preciso saber aceptar el tiempo y amarlo como a un amigo. Es terrible ver a algunos jóvenes, entusiastas, que tenían como un gran ideal compartir con los otros y llevar una vida comunitaria, perder en unos cuantos años las ilusiones, sentirse heridos y volverse irónicos, después de perder todo el gusto por entregarse, y quedar encerrados en movimientos políticos o en las ilusiones del psicoanálisis. Eso no quiere decir que la política o el psicoanálisis carezcan de importancia. Ahora bien, resulta triste que algunas personas se cierren porque se han sentido desilusionadas o porque no han podido aceptar sus límites. Hay falsos profetas entre los que viven en comunidad. Esos tales atraen y estimulan los entusiasmos, pero por falta de sensatez o por orgullo llevan a los jóvenes a la desilusión. El mundo comunitario está lleno de desilusiones, y no siempre resulta fácil distinguir lo verdadero de lo falso, sentir si crecerá el buen grano o si vencerán las malas hierbas. Si pensáis fundar comunidades, rodeaos de mujeres y hombres sensatos, que sepan discernir. Pido perdón a todos aquellos que han venido a mi comunidad llenos de entusiasmo, y se han sentido desilusionados por nuestra falta de apertura, por nuestros bloqueos, por nuestra falta de verdad y por nuestro orgullo (J VANIER).

ESPERARÉ

Esperaré a que crezca el árbol y me dé sombra.\'\' Pero abonaré la espera con mis hojas secas. Esperaré a que brote el manantial y me dé agua. Pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas. Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine. Pero sacudiré mi noche de postraciones y sudarios. Esperaré a que llegue lo que no sé y me sorprenda. Pero vaciaré mi casa de todo lo conquistado. Y al abonar el árbol, despejar el cauce, sacudir la noche, y vaciar la casa, la tierra y el lamento, se abrirán a la esperanza.
(B GONZÁLEZ BUELTA, La utopía ya está en lo germinal)

Las lenguas románicas heredaron la palabra paciencia del latín pati, que significa padecer, sufrir. Tanto en alemán como en italiano o en español, la palabra «paciencia» alude al esfuerzo que se impone todo el que espera que llegue o suceda algo. ¿Qué peso o qué dificultad soporta el que espera con paciencia? No es cuestión de dolor. Se trata tan sólo de tiempo, el tiempo en que no puede hacer otra cosa más que esperar. Esto es para muchas personas lo más pesado, lo más difícil de soportar. Piensan tener en sus manos y disponer del tiempo en todo momento; piensan que pueden hacerlo todo. Tener paciencia es estar, esperar hasta que una cosa llegue a madurez. Sólo el que es capaz de soportar la inactividad de no hacer nada, de no ver nada, de estar dependiendo del proceso de crecer y madurar, puede un día cosechar el fruto de su paciencia: frutos maduros, en sazón. Yo creo que los africanos son mucho más pacientes que nosotros. Son más capaces de esperar con paciencia. Son capaces de confiar-se al momento presente. Nosotros deseamos que cualquier deseo sea cumplido al momento. Por supuesto, también hay africanos impacientes, incapaces de esperar hasta ver los frutos en sazón. De lo más hondo de la naturaleza brota un deseo de omnipotencia, d poderlo todo, de hacerlo todo. Le cuesta esperar pacientemente, resignarse a tener que aceptar su impotencia y tener que aceptar que el crecer y el madurar no obedecen a sus deseos, sino al ritmo interior que otro -Dios- ha puesto y con el que regula las leyes del crecer y el madurar.
(ANSELM GRÜN, El libro del arte de vivir. Sal Terrae)

Hermanos míos: Cuando pasáis por dificultades variadas, tenedlo por grande dicha, pues sabéis que al ponerse a prueba la fe, produce paciencia; la paciencia hace perfectas las tareas, y así seréis perfectos e íntegros, sin que dejéis nada que desear. Si a alguno de vosotros le falta sensatez, que la pida a Dios, que da a todos generosamente sin reproches, y se la dará. Pero que pida con confianza y sin dudar. El que duda se parece al oleaje del mar sacudido por el viento. No espere esa persona alcanzar nada del Señor: persona dividida, es inestable en todos su caminos (St 1, 2-8)

Perdóname, Señor, si no te sigo, tan deprisa como vas por el camino. Date cuenta, Señor, que ando con miedo, inseguro, con pasos cortos e inciertos, \'\'y a veces me detengo y me entretengo como un niño, a contemplar las flores del camino, a inventar atajos, a descansar, perezoso, porque ir hacia arriba siempre cuesta, aunque es hacia donde quiero ir, contigo. ¡Ten paciencia, Señor que ya te sigo!

Ayúdame, Señor, a creer que detrás de las nubes está el sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas... si tengo la paciencia de esperar. Ayúdame, Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle; que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco. Ayúdame, amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia. Ayúdame, Señor, a aceptar mis limitaciones.     
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