
una persona de alternativas, defensor de imposibles; 
que eres para tiempos recios; 
que se te ve la audacia en los ojos, en la palabra y en los hechos;
procedes como un amigo de Dios 
y convencido de que el amor es más fuerte; 
que eres servidor de los pobres 
y se te nota que quieres echar tu suerte con ellos; 
comprometido con la vida y, sobre todo, con la amenazada, 
y se refleja mucho en cómo distribuyes tus fines de semana 
y las horas de tu jornada; 
que caminas como quien viera lo invisible 
y con las manos metidas en la masa. 
Si te han dicho que eres un orante empedernido; 
que se te advierte que eres apasionado por Cristo, 
que hace vibrar tu corazón, y por la humanidad; 
alegre, entusiasta, comunicativo, propositivo; 
sientes hondo y, ante las grandes o pequeñas causas, 
te aparecen las lágrimas; 
sembrador de buenas noticias; 
transparente;  amas lo que crees; 
no te faltan convicciones, y las defiendes; 
que buscas las victorias sin derrotar a nadie; 
lo superfluo no va contigo, prefieres vivir con lo necesario 
y a ratos con lo indispensable para poder compartir más…
Si te han dicho todo eso, o parte, 
te han insinuado que puedes también pensar 
en ser religioso/a.
Y lograrás ser feliz, fecundo y fiel y conseguir un plus 
que quizás buscas y necesitas para tu historia.
No es un retrato robot de esta forma de vida. 
Es un elenco de condiciones para servir 
y hacer latir algo en el mundo y andar por la vida de a pie 
y con paso ligero y en buena compañía. 
Esta lista tampoco tiene nada que ver 
con el elenco de los elementos del superhombre 
o supermujer de nuestros días. 
Tiene más bien que ver con el perfil de aquéllos y aquéllas 
a quienes se les "apareció" Cristo resucitado 
y consiguen transmitir paz y alegría pascuales a raudales…, 
y eso, sobre todo eso, es hacerse religioso/a.
José María Arnaiz en Vida Nueva 2564
				
                    



