
Resistentes. Silenciosas. No se retuercen. No hay sombra en su follaje. Sus ramas gustan mecerse en la brisa de la tarde. Sus bellezas visten de fiesta los austeros paisajes.
Libres. Verdaderas. Agradecidas. A su lado contemplo otro milagro de la naturaleza y sueño con su altura para no quedarme pegado a la tierra. ¡Qué pronto se pasó este momento!
 
				 
                    



