Testimonio de Isidro Hernández, joven que regresó a la iglesia después de estar algunos años alejado. Las reuniones mantenidas en su casa le ayudaron a realizar el viaje de vuelta a su parroquia en la que había sido acólito.
 
He reconocido todo el tiempo que he perdido en los años en que me alejé del Señor y de los hermanos. Felizmente he vuelto a la iglesia donde siempre tuve mi sitio. Estoy feliz. Me siento orgulloso de haber vuelto, de haberme confesado. Siento que nuestro Dios nos acoge a todos. Soy un pecador reconciliado, perdonado, amado. El Señor ha escuchado la súplica que en estos días le he dirigido. Mi propósito será asistir a la iglesia, no defraudar a Dios, tampoco a mí mismo a la comunidad a la que serví hace tiempo como acólito. Con mi familia quiero asistir nuevamente a las celebraciones de la eucaristía y hacernos presente en los actos comunitarios. Esta oveja perdida ha sido encontrada por el llamado del Buen Pastor”.
				
                    



