Obligación y opción

Es muy fácil hacer una pura caricatura de la familia tradicional y dedicarse después a disparar dardos y descalificaciones contra ella. Se imagina que la familia tradicional es la convencional, patriarcal, opresora. Y con esas características naturalmente es menester descalificarla, denigrarla.
Visto desde dentro, sin embargo, el divorcio constituye el fracaso de un proyecto de amor. Tal vez inevitable. Es una ruptura. Deja heridas. La dinámica del enamoramiento y del amor es la perduración, la maduración. El amor conyugal tiene que pasar la prueba del tiempo para hacerse adulto.
Hacer el elogio de la separación, de la inestabilidad puede ser un acto de libertad; pero no es un acto de solidaridad. No es una muestra de amor a los matrimonios de carne y hueso.
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