En la primera semana de Adviento se nos invita a despertar los cinco sentidos.
Hoy, se invita de manera especial al olfato, al tacto, a la vista y al oído.

El salmista refuerza la imagen del olfato: “Que en sus días florezca la justicia” (Sal 71).
En el Evangelio se alude a los ojos y a los oídos: “¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Lc 10, 24).
  ¿Tus sentidos son mediación de esperanza?
  ¿Por tus ojos y tus oídos percibes motivos de alegría?
  ¿Te ciñes de valor, de justicia y santidad?
  ¿Qué buscas, detrás de qué rastro caminas?
El que tiene ojos y no ve, oídos y no oye, nariz y no huele, pies y no anda, se asimila a los ídolos, y no está abierto a la salvación.
Si a los humildes se les revelan los caminos del Señor, a los sencillos se les da a conocer el misterio escondido desde siempre.
Jesús agradece a su Padre el corazón de los sencillos.
  Lecturas del Martes de la primera semana de Adviento
				
                    



