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La fidelidad cuestionada

Pero la cuestión que se plantea es: ¿a qué ser fieles?  ¿A quién? ¿A uno mismo, a la persona del cónyuge, a el proyecto matrimonial diseñado juntos? ¿A la palabra dada el día de la profesión religiosa o de la ordenación ministerial? ¿A la promesa hecha en presencia de la familia, los amigos, la comunidad cristiana?