En tiempos de tantas amenazas sociales, ideológicas, económicas,… los católicos estamos de fiesta porque una vez más hemos sido participantes en el llamado que nos hace el Creador a través de nuestra Diócesis de S. Pedro Sula. La presencia de un Dios vivo que nos convoca a hacer crecer y transformar el mundo nos hace vivir en comunión con este pueblo sediento de amor, de gracia y de perdón. La Santa Misión nos hace responder con generosidad a la llamada del espíritu en este tiempo santo.
 
Las comunidades eclesiales debemos crecer en oración, en fe yen número, reuniéndonos periódicamente. Ese ha sido el compromiso de nuestras comunidades. Queremos mantener viva la luz y cuidar celosamente el tesoro que se nos ha regalado para seguir comprometiendo nuestra vida con el Señor y los hermanos. (…)
Todos los comprometidos con la Iglesia nos disponemos a seguir los pasos de Jesús sin importarnos nuestras limitaciones y con la esperanza de que Él nos llevará de la mano para comenzar, desde ya, a ser mejores personas, mejores niños y jóvenes, mejores familias, mejores esposos y esposas, mejores hijos, mejores vecinos y, sobre todo, verdaderos cristianos, temerosos de Dios y al servicio de la comunidad y de la iglesia. No hemos desaprovechado esta gran bendición. ¡Es tiempo de actuar!”
				
                    



