La HOAC reafirma la centralidad de la persona humana y el derecho al trabajo decente

23 de julio de 2018
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Ciudad Redonda / HOAC | Del 16 al 22 de julio se han celebrado en Salamanca los Cursos de verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Unos cursos que procuran promover un laicado comprometido en el mundo, abrir espacios de debate y profundización, y en definitiva, sentir, pensar y actuar en el mundo obrero y del trabajo desde el Evangelio de Jesús.

En esta ocasión, más de trescientas personas se dieron cita en la Residencia de los Padres Paúles, reunidas bajo el lema “Ante el futuro del trabajo: fraternidad y justicia”. Una declaración de principios de la hermandad, frente a una sociedad empobrecida y desigual.

Han sido días de intensos de oración, paneles de experiencias y mesas redondas que contaron con invitados como el secretario general de USO, Joaquín Pérez, y la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas. Así mismo destacó la presencia del obispo de la diócesis donde tuvieron lugar los cursos, Mons. Carlos López Hernández, que animó a “potenciar la dimensión social de la fe, como nos alienta el papa Francisco, y a asumir los desafíos en materia de formación para el laicado presente en todo el mundo”.

En el documento final que se hizo público el pasado día 20 de julio, la HOAC evidencia “la precarización del trabajo que padecen muchos trabajadores y trabajadoras”, lo que supone también “la degradación de la empresa y de la economía”. En este sentido, invita a la sociedad a “repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común”.

“Ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo, respecto a los trabajadores y trabajadoras”, este movimiento de Acción Católica especializada considera esencial el “compromiso sindical en la pobreza y en la debilidad del mundo obrero, para ser testigos vivos de un proyecto de humanización, uniendo amor y justicia” y al mismo tiempo, apuesta por el “papel estratégico de las organizaciones de trabajadores, pilares fundamentales de la democracia que, mediante el diálogo social y la negociación colectiva, construyen sociedades más justas”.

Finalmente, reclaman “la centralidad de la persona y el derecho al trabajo decente en un modelo de desarrollo inclusivo, solidario y respetuoso con la casa común”.