PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según San Lucas 9, 11b-17
Comieron todos y se saciaron
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
NOTAS BÍBLICAS
Éste es el único milagro de Jesús narrado por los cuatro evangelistas.
Para la festividad del Corpus, interesa su relación con la Eucaristía: las acciones de Jesús con los cinco panes y los dos peces son las mismas de su última cena pascual (22, 19) y las que hoy día se repiten en la Misa. Además, las primeras comunidades celebraban la Eucaristía sobre esa hora («caía la tarde»). Con los discípulos de Emaús, el Resucitado repite con el pan los mismos gestos, también al declinar el día (24, 29-30). La perícopa está enmarcada entre la pregunta que se hace el rey Herodes sobre la identidad de Jesús (¿Quién es éste…? 9, 9) y la que repite el mismo Jesús (¿Quién dice la gente que soy yo? 9,18). Esta acción ayuda a iluminar una respuesta. Por un lado, varios elementos hacen recordar cómo Dios alimentaba con maná a su pueblo en el desierto. Así Jesús se vislumbra como un nuevo Moisés. Por otro lado, este milagro y el diálogo previo entre Jesús y los Doce reproducen el milagro del profeta Eliseo y el diálogo con su criado: – ¿Cómo voy a dar de comer con esto [le habían traído veinte panes] a cien personas? Replicó Eliseo: – Dáselo, porque el Señor dice ‘Comerán y sobrará´ (2 Reyes 4, 43). Así Jesús es visto como un nuevo Eliseo; justo lo que dicen de él la gente, que es un profeta (9, 8.19)
Pero aquí se muestra Jesús como más que Eliseo en dos detalles: Uno, en que no se refiere a la palabra del Señor como hace el profeta, sino a su misma autoridad, con lo que ocupa el puesto de Dios; y dos, si el gesto de Eliseo en aquellos tiempos de hambre muestra la abundancia de Dios; con Jesús, el gesto es de sobreabundancia (se saciaron y cogieron las sobras), realizando así una de las bienaventuranzas que había proclamado (bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados 6,21), lo cual es propio del Mesías o Cristo, como reconocerá Pedro 9,20).
La llegada del tiempo mesiánico podría advertirse en otro detalle. En tiempos de Eliseo, los profetas vivían en comunidades de 50 (2 Reyes 2, 7), como Jesús manda que sea organizada la gente. Para ser profeta era necesario recibir el Espíritu; en el segundo libro de Lucas, la efusión ocurre el día de Pentecostés -el día 50º- (Hechos 2,1ss)
Por su parte, los discípulos asumen la actitud de servicio a la gente, como enviados de Jesús (se los dio a los discípulos para que lo sirvieran a la gente). «Servir las mesas», como aquí servir los grupos, es una de las misiones en la primera comunidad cristiana (cf. Hechos 6, 2 ss). Es posible que a esa misión que continuará el nuevo pueblo de Dios haga referencia el hecho que sobren tantos canastos como apóstoles.
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE EL TRABAJO
(Mujer, casada, trabaja, pertenece Comunidad eclesial y Movimiento Laical)
En un día normal de trabajo en un hospital se cruzan cientos de vidas, historias y situaciones. Unas llenas de esperanza otras en cambio de gran sufrimiento y en medio de todo ello una petición:
“Dadle vosotros de comer”
¿Ante la necesidad de los hermanos, Dios se compadece de ellos y me envía mi? ¡¿A mí?! Debe de haber un error, porque yo solo soy “5 panes y 2 peces”, debe de haber otro. La Iglesia es amplia y hay muchas instituciones y ONGs, seguro que ellos se encargan mucho mejor… ¿Es esto lo que Tú deseas, Señor?
Cuando he comprendido que la Iglesia de Cristo soy yo y no “otros” y cuánto le urge atender YA el sufrimiento y la soledad de mis hermanos, no he podido más que fiarme y, a pesar de mi pobreza, ponerme en camino.
Y así lo vivo, equipada con mi débil voluntad y unas capacidades muy cuestionables. Pero Dios multiplica y es capaz de consolar y acompañar con nuestra pequeña vida. Este es el momento que esperábamos para decirle: “Aquí estoy Señor, sabes que yo no puedo, pero dame Tu Bendición y serás Tú quien obre el milagro”
DESDE LA ENFERMEDAD
(Mujer, soltera, sociosanitaria, actualmente baja por enfermedad, pertenece Comunidad Eclesial y Movimiento Laical)
“Él me alimenta también a mí”
Cuando leo este Evangelio, no puedo evitar sentirme parte de esa multitud cansada y vacía, buscando consuelo, alimento y sentido en medio del descampado. Yo también he pasado por días donde me siento así: sin fuerzas, sin rumbo, con la tristeza apretando el pecho. Trabajo cuidando de otros, escuchando dolores, acompañando en la soledad… pero muchas veces, yo también me siento rota por dentro.
Los discípulos querían despedir a la gente, como muchas veces yo también he pensado que lo mejor es que me dejen sola. Pero Jesús no los manda lejos, no me manda lejos. Me mira, me acoge y me dice: “Siéntate, descansa… Yo te daré de comer”.
Aunque yo me vea con poco —como esos cinco panes y dos peces— Jesús no me pide que lo tenga todo perfecto. Solo que me siente, que confíe. Él bendice lo poco que tengo: mis ganas pequeñas, mi cuidado hacia otros, mis lágrimas. Y a través de ello, me alimenta a mí y a los que están a mi alrededor.
Me recuerda que no estoy sola, que la comunidad también se sienta conmigo, que Él multiplica lo que yo no creo suficiente. Me enseña que, aunque mi corazón esté herido por la tristeza, Dios puede hacer milagros también en mí. Y que después de haber servido, aún quedará pan para mí… y hasta sobrará.
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a Movimiento cristiano)
EL ALIMENTO QUE NECESITAMOS
Danos el coraje de la austeridad, Señor.
Haznos ver que es fuente de riqueza humana
Libéranos de los apegos irracionales para caminar por la vida ligeros de equipaje.
Danos el don de la autenticidad, Señor.
Que descubramos que es el camino de irradiar tu presencia.
Libéranos del deseo de aparentar, del disfraz en esta hoguera de las vanidades que nos agobia.
Danos la fuerza de la confianza serena, Señor.
Que nos alimente tu paz, tu presencia, tu bondad.
Libéranos de las prisas, del activismo que nos agota, de la exigencia de productividad incesante.
Danos la energía caridad, Señor.
Que hagamos nuestra la esencia del Reino: el amor, la comunión, la fraternidad.
Libéranos del individualismo, de la autoafirmación, del pesimismo moral.
Danos las certezas cordiales, Señor.
Que seamos sembradores de misericordia, de reconciliación, de paz.
Libéranos del resentimiento que nos devora, de la soberbia que nos hace violentos, de la mentira que nos falsea.
Danos entereza en estos tiempos de incertidumbre, Señor.
Haznos fuertes en nuestras raíces implantadas en ti, fuente de vida y de esperanza.
Libéranos de la autosuficiencia, de la soberbia espiritual, del juicio brutal a todo aquello que no es “de lo nuestro”.
Señor, aliméntanos para que seamos, humildemente, pero con rotundidad
artesanos de humanidad, que tanta falta nos hace en este mundo roto;
brisa de serenidad ante tanta convulsión y polaridad en este mundo irascible;
cultivadores de integración en medio tanta agresividad que nos desgarra;
custodios de la vida, de toda vida, tan menospreciada en tantas y tantas circunstancias;
expertos en encuentros y abrazos en las ciudades. a veces tan inhóspitas, que vivimos;
hospitalarios en este mundo de crueles fronteras mentales y físicas;
humildes orantes ante tu misterio de verdad y bien;
mansas certezas de lo mejor de la humanidad;
presencia de misericordia entre tanta tensión;
sencillos profetas de santidad para los buscadores de la verdad intensa de la realidad;
sosiego en este mundo lleno de ruidos que nos llenan de miedo;
testigos de tu poder de salvación en medio de tantos fracasos;
un síntoma de autenticidad humana en un mundo decepcionado y cínico.
Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa,
pero una palabra tuya bastará
para sanarnos,
para alimentarnos,
para salvarnos.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, casado, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
“Dadles vosotros de comer”.
¿Asumo mis responsabilidades o estoy siempre buscando excusas para evitarlas?
Los apóstoles dicen a Jesús que solo tienen “cinco panes y dos peces”. ¿Soy consciente de mi pequeñez? ¿Podría dar pasos para mejorar en humildad?
En este milagro vemos de nuevo claramente la colaboración entre Dios que multiplica los alimentos y los hombres, que los reparten y recogen las sobras. ¿Soy de los que deja todo en manos de Dios? ¿Actúo como si Dios no existiera? ¿O más bien pongo todo mi esfuerzo contando con la ayuda de Dios?
¿Me doy cuenta que la Eucaristía implica unir el amor a Dios y a los seres humanos?
Feliz fiesta del Corpus Christi.
Equipo de Coordinación del Evangelio Seglar
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