Evangelio Seglar para la solemnidad de Santa María Madre de Dios (1 de enero de 2023)

30 de diciembre de 2022
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2,16-21

Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

NOTAS BÍBLICAS (por equipo coordinador)

Solemnidad de la Madre de Dios: Lucas 2,16-21

La liturgia une dos párrafos distintos: el final del episodio de los pastores de Belén el mismo día de Navidad y otro acontecimiento que sucede ocho días después.
Los pastores que habían recibido el anuncio del ángel se presentan en Belén y se encuentran con la Sagrada Familia. Cuentan a todos los presentes lo que había dicho el ángel del niño. Ante el relato de los pastores se producen dos reacciones: por un lado, la admiración de todos; por otro lado, la meditación de María en su corazón.
Los pastores se vuelven "alabando a Dios", uniéndose así al coro de los ángeles del v. 13.

A los ochos días de su nacimiento -que coinciden con este día uno de enero- se realizan dos ritos distintos:

– la circuncisión, que ciertamente se realizaba al octavo día, y por el cual se significa la alianza del Señor con Israel

– la imposición del nombre, que podía hacerse en este día o el día del nacimiento. José le habría puesto el nombre de Jesús, como el ángel dijo a María (1,31), que significa "Dios salva".

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

VIVIR LA NAVIDAD CON NIÑOS

(Matrimonio, 3 hijos, ambos trabajan, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Una expresión muy utilizada en el sur de España para referirse a la Sagrada Familia en el Belén, es la de Misterio. Y ciertamente lo es, desde su origen a lo que encierra dentro.
Cuando nos casamos, uno de los regalos que más ilusión nos hizo fue un sencillo Misterio de Belén. Representaba profundamente lo que queríamos vivir en nuestro matrimonio: la presencia y el encuentro con Jesús en nuestras vidas, como centro de la familia.
Cuando llegó el nacimiento de nuestros hijos vimos que ese Misterio no sólo corría peligro, sino que necesitábamos otro más adecuado para que los niños pudieran vivir ese "encuentro con el Misterio" desde la naturalidad, el juego, el respeto…. Hace ya más de 17 años, y aunque el menor tiene 12 seguimos con la ilusión de montar ese Belén de plástico cada año, aumentando los personajes y contando las historias de cada uno de ellos: la aparición del Ángel a los pastores, las lavanderas, los leñadores, los niños… todo gana sentido alrededor del encuentro con el Misterio. Y nuestra fe de familia crece y fortalece en unión con el pequeño que cada año nace en casa. Es un pequeño sacramento, signo de Dios en nuestra vida familiar.

DESDE LAS RESTRICCIONES Y RECORTES EN LA CALIDAD DE VIDA

(Mujer, viuda, con un nieto adolescente a su cargo, pertenece a comunidad cristiana)

En el silencio, se produce su llegada a la humanidad, en el silencio de la intimidad del hombre, Jesús se comunica a los más sencillos , al pobre y todo aquel que está a la escucha, en conexión y búsqueda de la verdad en la humanidad.
Un niño pequeño acompañado de sus padres en la pobreza material pero un amor sin fisura es la conexión entre los tres. Cuando medito sobre esta imagen, me evoca la magnitud de Amor que traspasó aquellos hombres toscos y sin conocimiento de lo que experimentaban en su interior, la alegría y fuerza que los atraía como un imán, y completaba todo su vacío y soledad dándole un estado de plenitud que no conocían.
Maria es el nexo de la plenitud del Amor que el hombre tanto ansía.
Cuando tenía cinco años mi madre partió de este mundo; durante casi toda mi vida no conocí lo que era tener una madre para hablar, tener un referente como mujer; cerca de los cuarenta años fue cuando me di cuenta de ello a pesar del cariño de mi familia. Estando en oración, fue cuando me atreví a formular y pronunciar la frase "yo no tengo madre "; siempre mi oración era con el Señor, en ese momento sentí las palabras “Yo soy tu Madre”. Desde entonces Maria es mi referente como mujer y madre a la que consultar mis días, mis necesidades, la guía de mi vida.
Todo ha tomado sentido. Antes tenía una frase que constantemente repetía: yo no soy de este mundo. No encontraba conexión con lo que veía y experimentaba, supongo que sería como los pastores antes de su encuentro con Jose, Maria y Jesús.
Hoy en día, el hombre sigue buscando el Amor en toda su plenitud. Y se nos olvida que todo emana de nuestro interior pues el Amor está depositado dentro de nosotros. Cerremos nuestros ojos, hagamos silencio y entremos en contacto con nuestro Padre Dios y pidamos como María: Hágase para mí y mis hermanos.

DESDE LA ESPERANZA

(Mujer, madre de familia numerosa, jubilada, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

“Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.
María, Madre de Dios. Ya tienes en brazos a tu hijo. El Hijo de Dios. Lo contemplas, te asombras, lo adoras…. Tu Hijo es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. El anuncio del ángel resuena en ti y tu “hágase” se ha hecho realidad. Tu Hijo es la luz y tú nos lo entregas como luz que ilumina nuestras tinieblas. Él es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres. A cuantos la recibimos nos hace hijos de Dios.
En la noche oscura de aquella primera Navidad, el cielo se llenó de luz y los ángeles llevaron la Buena Nueva a los pastores. “Ellos fueron hacía Belén y encontraron a María a José y al Niño acostado en un pesebre. Y fueron corriendo a anunciar lo que habían visto. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.
María es la mujer que sabe proteger, custodiar en su corazón el paso de Dios en su vida. Si hay una oración, un himno que se haga eco del Evangelio, ese es el Magníficat. Hay algo precioso en ese canto, que define una vida. María es la persona que más ecos despierta en el creyente: sus palabras, sus silencios, su “HÁGASE”… esa palabra resuena en nosotros con tanta fuerza… y es capaz de acercarnos a Dios.
María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre nuestra. Acudo a ti. Quiero cantar contigo las grandezas del Señor, glorificar contigo a Dios, mi Salvador. Él ha hecho cosas grandes en Ti y también hace grandes cosas en nosotros. Él es nuestro presente, nuestro regalo. Como los pastores, quiero anunciar lo que veo y siento: La luz de la fe que ilumina mi ser, el paso de Dios por mi vida, que me hace vivir con alegría y esperanza.
María, háblame de aquel “Hágase” que nos trajo la luz, la esperanza, el perdón, la vida… Ayúdame a pronunciar en los momentos difíciles un “hágase”, como el tuyo. Enséñame, Maestra del silencio, a guardar como tú, todas las cosas en el corazón, para meditarlas, aunque no las entienda.
Celebrar la Maternidad de María como Madre de Dios y Madre nuestra, significa que Ella acompañará nuestros días, velará por nosotros y nos llevará a Jesús. Lo más grande es sentir que tenemos madre, los brazos de una madre están siempre abiertos esperando a sus hijos. Así nuestra Madre, María, no se cansa de esperar, nos acoge y nos protege siempre. Acudamos a Ella en todos los momentos de nuestra vida.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús: nacemos y renacemos, somos seres temporales en permanente autoconstrucción.
Señor Jesús, nos da miedo la novedad.
Pero tú eres nuestro anclaje en lo que de verdad importa, amar y ser amados.

Señor Jesús: ¿Puedo ser yo una nueva persona, mejor, más humana?
Señor Jesús: vivimos tiempos llenos de incertezas.
Pero tú eres el camino que nos acerca a la verdad de lo que somos y de lo que nos espera.

Señor Jesús: ¿Podemos construir nuevos senderos de humanidad?
Señor Jesús: muchas voces nos señalan pistas rígidas, gélidas, inútiles para la alegría, la libertad y el talento.
Pero tú eres el impulso hacia lo mejor, que siempre, siempre está por venir y es un regalo que desborda nuestras capacidades humanas.

Señor Jesús: ¿Podemos acercarnos a los demás con un corazón renovado?
Señor Jesús: oleadas de pesimismo y de insensibilidad nos golpean y a veces parece que nos arrastran.
Pero tú eres el que nos dice que dentro de nosotros hay siempre nuevas posibilidades de crecimiento, de creatividad, de vida nueva.
¡Señor Jesús, tú estarás con todos los seres humanos que buscan la vida y la vida en abundancia!

Señor Jesús, en lo mejor de nuestro corazón, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestros deseos, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestros ideales, Tú.

Señor Jesús, en lo mejor de nuestra identidad, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestra biografía, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestras búsquedas, Tú.

Señor Jesús, en lo mejor de nuestros despertares, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestros descubrimientos, Tú.
Señor Jesús, en lo mejor de nuestro futuro,
ya presente,
ya atisbado,
ya presentido,
Tú.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto

(Hombre casado, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Jesús ha nacido, san José está emocionado, los pastores se vuelven llenos de alegría… todo es un alboroto alrededor de la Sagrada Familia… pero María se mantiene serena, guardando todo en su corazón….
¿Cuántas veces la impulsividad nos ha jugado una mala pasada? Los juicios, prejuicios e historias que nos construimos en nuestras cabezas…. ¿no es más fácil hablar? María fue protagonista en la vida de Jesús por sus silencios, sus meditaciones y su forma de dejarse llevar por Dios, hasta dejó que eligieran el nombre de Jesús.
Comencemos el año dejándonos caer en los brazos de Dios y que ÉL lleve el timón de nuestra vida, sigamos el ejemplo de María, que confió SIEMPRE.
La confianza y la fe serán nuestros faros en los días oscuros. La oración será nuestro motor y los sacramentos nuestro alimento.
No siempre entenderemos los senderos del señor, pero vivimos en la certeza que quiere lo mejor para nosotros, comencemos el año en sintonía con ÉL.


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