Evangelio Seglar para la Solemnidad de Corpus Christi (11-06-2023)

9 de junio de 2023
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Juan 6,51-58

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL AMOR CONYUGAL

(Matrimonio, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Jesús sabe de nuestra debilidad y limitaciones y ha querido quedarse aquí para que vivamos en plenitud. Pero no se ha quedado de cualquier manera, se ha hecho pan y vino, alimento para que al comerlo Él forme parte de nosotros y nosotros de Él.

A través de la Eucaristía, y tal y como nos recuerda este Evangelio, “quien come la carne y bebe la sangre de Cristo permanece unido a Él”. Esta experiencia de unión, de “permanecer” en el otro, es a la que estamos llamados también a vivir en el matrimonio.

Acudir a la Eucaristía con rencores y remordimientos entre nosotros, desconfianzas y recelos, endurece nuestro corazón para recibir el Cuerpo de Cristo, nos hace dudar como a los judíos.

Ante los conflictos que surgen al afrontar los pequeños retos del día a día, experimentar la “Comunión eucarística” es la mejor escuela para sobreponernos a nuestras diferencias e iniciar el camino hacia ser “una sola carne”. El alimento que Jesús nos ha dejado nos invita a descansar en Él, y sanar las heridas que nos provocamos en nuestra relación.

Con alegría, acudamos a la Eucaristía enamorados, convencidos de que Dios es el secreto de nuestra unión conyugal y seamos constantes aprendices de la entrega que Él hace de su Hijo por Amor.

DESDE EL TRABAJO EN LA ENSEÑANZA

(Mujer, casada, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Comer el pan y el vino de Jesús, es correr su suerte. He visto muchas veces cómo un alumno le dice a otro: ¡venga tío, di la verdad! También he visto llorando de alegría a una alumna porque su mejor amiga aprueba un examen muy difícil. Y es que comer de su pan y su vino requiere a veces “jugársela” corrigiendo o aplaudiendo, a pesar de saber que eso supone un esfuerzo.

También este evangelio me recuerda al pan de cada día sin que se pudra. Esto lo relaciono con las familias que tanto comparten en las campañas solidarias colegiales, sin ser probablemente las que más recursos tienen.

Si nos creemos esta única verdad, vivimos toda la vida en una promesa.

Si nos creemos esta única verdad, disfrutamos toda la vida como una sorpresa.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

Señor, que seamos vínculos de comunión en este mundo roto que vivimos.
Señor, que seamos presencia de misericordia en este mundo tan lleno de desconfianza.
Señor, que seamos artesanos de humanidad en la vida cotidiana de este mundo tan violento.
Señor, que seamos hospitalarios en este mundo de crueles fronteras,
Señor, que seamos testigos de esperanza en este mundo habitado por tantos y tantos miedos.
Señor, que seamos sosiego en este mundo lleno de ruidos.
Señor, que seamos sembradores de la alegría de la vida en este mundo desesperanzado.
Señor, que seamos brisa de serenidad en este convulso mundo que nos toca vivir.
Señor, que seamos testigos de tu poder de salvación en este mundo lleno de incertidumbres.
Señor, que seamos un signo de referencia de lo que de verdad es importante en este mundo tan volátil en el que vivimos.
Señor, que seamos humildes orantes ante tu misterio en este mundo lleno de tantos ídolos y tantas paparruchas.
Señor, que seamos mansas certezas de humanidad en este mundo tan deshumanizado.
Señor, que seamos custodios de la vida en este mundo lleno de cazadores de trofeos.
Señor, que seamos expertos en encuentros y abrazos en este mundo tan polarizado.
Señor, que seamos un síntoma de autenticidad humana en un mundo decepcionado y cínico.
Señor, que seamos sencillos profetas de santidad en un mundo que vive como si Dios no existiera.
Señor, que seamos cultivadores de integración en un mundo donde parece que sobra mucha gente.
Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa, pero una palabra tuya bastará para sanarnos.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(Matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

Esta lectura nos invita a pensar qué hospedamos cada uno de nosotros en nuestro corazón. Es cierto que el mal y el bien crecen juntos porque esa dualidad es propia de nuestra condición humana. Pero de esos dos polos, ¿a qué tiendo? ¿me guío por el bien o por el mal? ¿Hospedo en mi interior los criterios de Dios o albergo los deseos del mundo? ¿Qué rige mi vida? ¿La luz o la tiniebla? Es alentador caer en la cuenta de que una llama, aunque esté poco alimentada, vence la tiniebla más próxima, y que cuanto más la cuidemos y más viva sea, más alcanza su luz. ¿Hospedamos cada uno de nosotros en nuestro corazón al Espíritu Santo y le dejamos vivir en él, y lo sentimos vivo en nosotros como nuestro guía? Esta semana te propongo que antes de acostarte hagas un pequeño repaso del día identificando las veces en las que durante la jornada te has dejado guiar por el Espíritu Santo, por los criterios de Dios, que serán ocasiones en las que has comido verdadera comida y has bebido verdadera bebida. Y también que repases las veces en las que no lo has hecho así. Y que te propongas mejorar el día siguiente.


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