Evangelio Seglar para la para el Domingo XXX del Tiempo Ordinario (24 de octubre de 2021)

22 de octubre de 2021
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Marcos 10, 46-52

Maestro, haz que pueda ver.

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)

Con este pasaje termina la sección del camino, que empezó justamente después de la curación de otro ciego.
Marcos nos transmite un mensaje claro en este año de la fe: la fe en Jesús salva. Jesús valora la fe de Bartimeo, presentado como modelo.
En principio toma a "Jesús Nazareno" -de quien ha oído hablar- como descendiente del rey David. Eso puede significar que cree que es el esperado Mesías político. Culmina reconociéndolo como Maestro con una expresión de la mayor consideración (rabboní en vez de rabbí).
Para ello ha tenido que superar la oposición de "muchos", que le mandan callar como a los espíritus malignos.
Jesús detiene su caminar y sin moverse manda a los "muchos" que le llamen, luego le pregunta lo mismo que a los hijos de Zebedeo el domingo anterior. Bartimeo, en vez de pedir un puesto destacado en su reino, pide recobrar la vista. Todo el proceso lo hace en base a lo que oye, de donde se puede inferir la importancia de la escucha para la fe.
Bartimeo que es un excluido que vive postrado, al margen del camino, fuera de la ciudad, mendigando, no duda en dejar con prontitud todo lo que tiene, como hicieran los hijos de Zebedeo cuando recibieron la llamada de Jesús, en contraste con el rico de hace dos domingos.
Termina siguiendo a Jesús por el camino, como discípulo.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ACCIÓN MISIONERA (En el octubre Misionero)
(mujer, casada, trabaja, 2 hijas, responsable de ONG-D, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Siempre me ha llamado la atención la fuerza del grito de Bartimeo. Ojalá mi llamada y súplica al Señor fuera tan rotunda y con tanta fe como la suya…
Me gustaría tener su humildad, su ímpetu, su convicción, su espíritu de superación; su deseo y su fuerza para gritar, sin importar lo que otros piensen, aquello en lo que uno cree. Realmente, la suya es una actitud profundamente misionera.
Y Jesús le responde: "Anda, tu fe te ha curado." Y esa es la respuesta que todos necesitamos, que yo necesito continuamente en mi vida. Señor, cúrame de todos mis miedos, de mis pecados, de mi falta de amor; dame tu Espíritu y hazme más valiente para gritar como Bartimeo tu Buena Nueva y llevarla a todos los rincones de la tierra, porque todos mis hermanos necesitan esa curación que sólo tu tú eres capaz de ofrecer.

DESDE LA FAMILIA “En el año Familia Amoris Laetitia”
(mujer, casada, cuatro hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Bartimeo tenía un nombre, una historia, unas raíces, una familia de procedencia. Además, estaba ciego, no veía, esperaba que lo ayudasen con limosnas, pero se entera de que pasa Jesús al oír a los demás. Entonces comienza su conversión, primero gritando, reconociendo el origen de Jesús y quién es, llamándolo por su nombre y pidiéndole compasión. En su entorno se avergüenzan de Bartimeo, pero la esperanza del encuentro con Jesús lo hace gritar aún más fuerte aunque se rían de él, busca a Jesús con más ganas, le suplica a gritos, desde lo hondo. Jesús no responde a la primera, ni siquiera se acerca a Bartimeo, le manda mensajeros que le transmitan su mensaje: caminar hacia Él. Mensajeros que lo animan al encuentro con Jesús. Entonces Bartimeo, se desapega de lo que le protege: su manto y, ligero ya de equipaje, va hacia Jesús, con ímpetu, dando un salto. Es entonces cuando Jesús se dirige directamente a él y le pregunta qué quiere que haga por él. No actúa, primero pregunta y Bartímeo tiene que reconocer ante el Señor de lo que carece para, con toda humildad, pedir lo que necesita. Jesús hace el milagro, con el permiso de Bartimeo, gracias a su fe, a su voluntad, a su disposición, a su humildad, a su esfuerzo y le da la vista a Bartimeo, el cual usa este nuevo don recibido para seguir a Jesús. Ese encuentro con el Señor le ha abierto los ojos y le ha marcado el camino a seguir.
Yo también soy Bartimeo, buscaba limosnas, consuelos mundanos, y no veía, pero permanecía donde me decían que pasaba el Señor y gritaba y suplicaba desde lo hondo y me miraban como a una loca, pero aun a ciegas, sabía que hacía lo que debía. Entonces el Señor puso en mi camino mensajeros que me llamaron y me indicaron hacia dónde tenía que ir para encontrarme con el Señor. Uno de esos mensajeros fue Su Madre. En mi camino hacia Él, me desapegué de mis ataduras mundanas y esto me permitió tomar impulso para saltar hacia Él. Y llegué a Él, con lágrimas en los ojos y consciente de mis carencias, las confesé todas y el Señor me concedió la gracia de Ver. Desde entonces sólo seguirlo me importa, mi vista fija en Él, recorriendo Su camino, con mi cruz y mi fe, con mi familia de la mano, tropezando y levantándome, bajo el manto de María, feliz de verlo a Él, ansiando estar en Él y darle gloria eternamente.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, trabaja, con 2 hijos)

Señor Jesús, que no te cansas de nosotros, aunque nos alejemos, nos perdamos o te ignoremos.
Señor Jesús, que no te rindes, aunque nos creamos custodios invulnerables de tus verdades inalterables.
Señor Jesús, que nos abres los ojos, la inteligencia y el corazón cuando reconocemos que somos instrumentos
de tu espíritu, de tu vida, de tu Reino.
Señor Jesús, danos entrañas de misericordia eficaz y diligente.
Señor Jesús, inspíranos la presencia oportuna frente a las soledades de este mundo.
Señor Jesús, que irradiemos disponibilidad de pensamiento, palabra y obra.
Señor Jesús, que seamos motivos de alegría en la vida de los que nos encontramos por tus caminos.
Señor Jesús, que la esperanza sea el efecto de nuestras acciones en la vida cotidiana.
Señor Jesús, que respondamos inteligentemente a tus llamadas a través de los signos de los tiempos.
Señor Jesús, que las angustias de nuestros contemporáneos sean nuestras angustias.
Señor Jesús, que mostremos caminos de reconciliación.
Señor Jesús, que seamos síntomas de perdón y de comunión.
Señor, Jesús, que seamos hombres y mujeres que emiten brisas de paz.
Señor Jesús, que crezcamos en la fe.
Señor Jesús, que crezcamos en la esperanza.
Señor Jesús, que crezcamos en la caridad.
Señor Jesús, cuídanos.
Señor Jesús, fortalécenos.
Señor Jesús, luz de luz…

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

La curación del ciego de Bartimeo, enmarcado en el Domingo dedicado por la Igesia  al DOMUND, o lo que es lo mismo, dedicado a la ayuda a la Iglesia Misionera y a todos los misioneros, hace que este milagro sea aún más ilustrativo, viéndolo desde este punto de vista porque es el misionero el que ilumina y quita la ceguera a ese ciego.

La injusta leyenda negra del descubrimiento y conquista de América por los españoles, difundida por el mundo anglosajón para sabotear los intereses de España en Hispanoamérica, no ha llegado a empañar sin embargo el papel de los misioneros en los territorios allende los mares. No sólo allí, continentes como África, Asia y Oceanía, han sido testigos del generoso e incondicional amor que estos valientes han sido capaces de realizar y lo siguen haciendo. Muchas veces me pregunto qué puede mover a estas personas a desplazarse a territorios inhóspitos, con lenguas y culturas muy distintas a las suyas, peligrosos incluso, a evangelizar. La clave la encuentro en este milagro, los misioneros, testigos del amor de Cristo, habiendo conocido una vida plena, les mueve el deseo de contar, de hacer comprender esto al resto del mundo que aún no ha conocido la Buena Noticia del evangelio, la de que tenemos un Padre que nos ama inmensamente, que dio la vida por nosotros y llenó de sentido nuestra existencia, tanto los momentos buenos como los malos, porque nuestra vida llega a ser plena no a pesar de los momentos malos, sino gracias también a ellos, porque todo es Amor de Dios.

El deseo de iluminar, de hacer ver a los demás este descubrimiento es por tanto lo que ha movido y sigue moviendo a los misioneros a no cejar en el intento, en esa labor encomiable. Muchas veces lo hacen calladamente, sin el uso de la palabra, con hechos, montando dispensarios, escuelas, buscando dignificar a su prójimo intentando solucionar sus necesidades más básicas. Otras impartiendo sacramentos, las estadísticas dicen que 2 de cada 3 bautizos en el mundo, son impartidos por los misioneros.

Es una labor sobrehumana, movida por el Espíritu, que merece todo nuestro respeto y admiración. No podemos dejar de colaborar y rezar por ellos.

Y, ¿qué podemos hacer además de colaborar y rezar por ellos?. También nosotros estamos llamados a salir de nuestra comodidad, a salir a las periferias, a encontrarnos con el hermano, primero será con nuestro amor concreto,  después, si nos lo piden, con la palabra, si nos preguntan qué nos mueve a ser así, contarles nuestra motivación, el motor de nuestra vida, Cristo. En el ámbito doméstico, el lema del DOMUND este año me confirma aquello de que, después de tanto tiempo en casa, con mis hijos, aunque pareciera que todo caía en saco roto, lo que han visto y han oído, les ha hecho forjar su personalidad y ha creado una fe fuerte en ellos. Contemos lo que hemos visto y oído, compartamos nuestro tesoro con los otros, démosle luz a aquellos que siguen estando ciegos, inmersos en alegrías pasajeras, placeres fugaces, mediocridad, aburrimiento…

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