Evangelio Seglar para la para el Domingo I del Tiempo Ordinario – Bautismo del Señor (9 de enero de 2022)

7 de enero de 2022
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Lucas 3, 15-16. 21-22

Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego."

En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL SÍNODO 2021-2023 “Por una Iglesia sinodal”
(hombre, casada, 3 hijas, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

En las propuestas para el diálogo y reflexión para los grupos sinodales, hay dos temas que tienen mucho que ver con el evangelio de hoy:

Autoridad y participación. Juan habla. Lo hace con autoridad (“el pueblo estaba a la expectativa”). La cuestión de la autoridad, que la da el Espíritu y no las normas, ha de ser revisada y renovada leyendo el signo de los tiempos. De nada sirve la queja estéril. Si no te gusta como se ejerce la autoridad en la iglesia deja de quejarte y participa. Pero cuando participes, es esencial que lo hagas con el estilo que se propone en el siguiente punto.

Tomar la palabra. Juan toma la palabra con la fuerza que da la libertad de los hijos de Dios. En el Sínodo se nos invita a tomar la palabra “con valentía y parresia, es decir integrando libertad, verdad y caridad.” Me parecen enormemente acertados esos tres acentos: libertad, verdad, caridad. Ten en cuenta esto cuando participes en los grupos. Porque estás participando, ¿verdad? ¿No? ¿A qué esperas?

DESDE LA FAMILIA “En el año Familia Amoris Laetitia”
(matrimonio, cuatro hijos, pertenecen a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Nosotros al recibir el sacramento del matrimonio comenzamos nuestra pequeña iglesia doméstica. Dirigidos por el Espíritu Santo criamos a nuestros hijos e hijas y confiados, también les  llevamos a bautizar para que reciban el mismo "don" que nosotros recibimos. El mismo Espíritu que recibió Jesús, que recibieron los apóstoles, que recibió el Padre Claret, lo recibimos nosotros y nuestras familias y es el que nos impulsa a testimoniarlo en tiempos del relativismo y de tantas otras creencias ajenas a nuestra fe.

Es la fuerza del Espíritu la que nos mantiene juntos en familia con todos nuestros defectos y nuestras virtudes, aunque estemos separados físicamente y aunque a veces estemos distraídos con tantas cosas que tenemos que hacer en el trabajo, la casa, la escuela, universidad, etc. Tengo pues que mantenerme en la escucha para saber cómo debo utilizar mis dones para el mejor porvenir de  mi familia, de mi comunidad y de mi Iglesia.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, que nos indicas el camino de la santidad definitiva,
te pusiste en fila, en la fila de la humanidad,
con sus ropas,
con su olor,
con sus miradas, a veces, sonámbulas.
Estabas con la gente, metido entre los que necesitan salvación.
¡Y el Padre te validó como el Salvador del Mundo!
¡Señor Jesús estás con nosotros:
somos gente, necesitamos salvación…
valídanos como instrumentos de tu Reino,
como sembradores de esperanza,
como personas que irradian la amable seguridad
de sentirse amados incondicionalmente,
de sentirse envidados para la alegría de la salvación,
de sentirse hijos e hijas de Dios y hermanos de la humanidad!

Señor Jesús, somos de los que desean una vida mejor.
Nos reconocemos necesitados.
No somos de la élite intelectual o religiosa
que se alimenta de las resonancias de los ecos de sus burbujas ideológicas…
No somos de los que pertenecen a comités rimbombantes
y tienen sus agendas muy llenas de reuniones de trabajo muy importantes
en lugares importantes con gentes importantes…
convocadas meses y meses antes.
No somos de los que se hacen fotos piramidales
en escaleras casi regias
que reclaman loores pectorales
autosatisfechos.

Señor Jesús: queremos ser como Tú, amigos del espíritu,
amigos de los amigos de espíritu,
amigos de los que buscan el espíritu,
simplemente.
Espíritu de santidad,
Espíritu de justicia,
Espíritu de vida autentificada.
Señor Jesús, como Tú:
compartir anhelos, camino y horizonte con los demás,
con los que buscan vida humana vivida con dignidad,
con los que buscan vida nueva,
renovada,
santificada.

Señor Jesús:
la biografía se nos llena de sombras ominosas,
de cacofonías herméticas,
de rupturas humanas que hacen que la desesperanza
se enquiste en nuestros rostros y en nuestros cuerpos
como si nuestra biografía se caligrafiara, a veces, en piedra.
Con el tiempo reconocemos que necesitamos purificación,
que necesitamos sanear de verdad nuestras costras y nuestras ronchas…
que necesitamos restaurarnos y beber de la fuente que no se seca nunca…
Señor Jesús,
tantas veces nos sentimos muy cansados
de dar vueltas sobre nosotros mismos,
de rezongar una y otra vez sobre lo mismo,
de soportarnos con nuestras mismas paparruchas…

Señor Jesús:
¿Dónde nuestro Jordán?
Seguro que no en los centros de poder,
sea cual sea su idolatría con la que, prevaricando, se autojustifican.
¿Dónde tonificarnos?
Seguro que no memorizando fidelísimamente
catecismos,
ritos,
ristras de preceptos que demarcan los supuestamente auténticos de los sospechosos.
¿Dónde sumergirnos para sanar de verdad nuestras heridas,
nuestros errores,
nuestros reincidentes pecados?
¿Dónde vivir y compartir ritos que reflejen nuestra biografía real,
que emerjan de nuestra realidad tangible y cotidiana,
que nos representen auténticamente,
que sean palabra de nuestras más auténticas palabras tan humanas?

Señor Jesús,
que se hundan en las aguas nuestros egos satisfechos,
nuestras seguridades doctrinarias,
nuestras referencias grandilocuentes,
hechura de manos humanas, demasiado humanas.
Que se hundan en las aguas nuestras vanidades,
nuestras máscaras con apariencia religiosa,
nuestros empujones a tu presencia santificante.

Señor Jesús,
que, como Tú,
escuchemos y nos tomemos en serio
esa voz que nos dice quiénes somos,
qué debemos hacer
y qué podemos esperar.
Que escuchemos esa voz
que nos implanta con confianza en el poder de lo real,
esa voz que recorre los tiempos y las culturas
haciendo brotar lo mejor de la humanidad,
esa voz que sosiega tantos y tantos corazones cansados
en estos tantos y tantos tiempos de escombros ruidosos y tóxicos.
Esa voz que empasta a los humanos en lo que son y están llamados a ser,
humanidad y humanidad.

Señor Jesús: nos da miedo el crisol,
consumirnos en el fuego,
exponernos a renacer en la fragua del Espíritu.
Nos hacemos autosoportables en nuestra zona de confort,
en nuestra zona de alcanfor,
en nuestra mediocridad que nos hace ir tirando,
poniendo parches,
autojustificando mediocridades,
contentándonos con ejercicios de enmascaramiento,
más o menos afortunados.

Señor Jesús: pero también,
de alguna manera,
intuimos la intensidad de lo real…
gracias a Ti.
Intuimos, acaso fugazmente,
por tus palabras y tus acciones,
pero indudablemente,
por qué está en marcha
este dinamismo de dinamismos que es la realidad,
qué pintamos en la vida,
cuál es nuestro lugar en el mundo,
en la historia,
en la Iglesia…
quiénes son nuestros compañeros de camino,
quiénes nos indican los destellos de luz,
quiénes nos reclaman sentido,
significado
y sensibilidad.
Quienes, en estos tiempos de púas
que dañan aún más a los dañados,
nos indican,
con sus ropas,
con su olor,
con sus campamentos de chabolas,
las santas y justas exigencias de vida,
de más vida,
de vida digna y en abundancia.

Señor Jesús: danos audacia para aceptar los signos de los tiempos,
síntomas de que el incansable Espíritu sigue haciendo emerger
destellos de vida nueva,
de vida digna,
de vida radicalmente humana.

Señor Jesús, enraízanos más en Ti:
que busquemos unirnos más a la inmensa mayoría
doliente,
gentes que fueron, son y serán
tus predilectos.

Señor Jesús,
fructifica en nosotros,
brota en nosotros,
sé el fundamento vivo
de nuestras vidas
para que colaboremos
con tu incansable vida,
con tu justa vida,
con tu santa vida.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 5 hijos, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

"Él os bautizará con Espíritu Santo".

Qué diferencia más grande hay entre vivir el día sabiéndote habitado por el Espíritu Santo y no advertirlo. Es como pasar de ver borroso en blanco y negro a ver con nitidez toda la gama de colores, como pasar de oír un pitido a disfrutar de la 9ª Sinfonía de Beethoven.

Una forma muy práctica de hacerlo presente en ti es invocarlo. Y para invocarlo, qué mejor que tener la secuencia al Espíritu Santo interiorizada, saberla rezar sin leerla. Es la primera invitación que te hago de esta actio. Si no la sabes, en pocos días te la aprendes sin titubear.

Y te hago una vez la sepas, una segunda invitación: que lleves a una oración espontánea, como una petición o acción de gracias que repitas a lo largo del día, la parte de la secuencia que más te llegue cada día. Si estás con agobio por el trabajo, podría ser "tregua en el duro trabajo", si estás con necesidad de luz, "entra hasta el fondo del alma, Divina luz y enriquécenos", si tienes a alguien cerca que no atiende a muchas razones, "doma el espíritu indómito", o "guía a quien tuerce el sendero", si quieres alabar al Espíritu, "fuente del mayor consuelo", o "descanso de nuestro esfuerzo", o tantas otras según lo que se te presente en la jornada…

Ten presente que él te acompaña siempre, depende de ti saberte en tan gran compañía.
 


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