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Evangelio Seglar para el Domingo XXV del Tiempo Ordinario (20 de septiembre de 2020)

Laiconet -

LECTIO DEL DOMINGO XXV TIEMPO ORDINARIO- CICLO A

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20,1-6

¿Vas a tener tú envidia porque soy bueno?

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."

NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)

Jesús propone una historia enmarcada en dos sentencias iguales: » muchos primeros serán últimos, y últimos, primeros» (19,30 y 20,16). Esa es pues la enseñanza.
La historia compara el reino de Dios a unos jornaleros contratados a distintas horas del día para trabajar en una viña.
El dueño, que reflejaría algo del proceder de Dios, ajusta con los primeros un salario de un denario -la moneda romana básica-, con los segundos «lo que sea justo», mientras que con los posteriores no concreta.

El lector, y los trabajadores, pensarán que «lo justo» para los segundo -que es lo acordado-, sería lo proporcional según el tiempo trabajado al denario ajustado con los que trabajan todo el día. Para los demás trabajadores debemos pensar la misma «justicia».

Pero el dueño de la viña no procede con esa justicia, sino con una «igualitaria», que provoca las quejas de los primeros contratados.  El dueño les responder que ellos han recibido lo estipulado, con lo cual no se les hace ningún daño, y a los demás les ha entregado «lo justo» según el entender de quien se considera «bueno».
En la historia precedente, la que conocemos por la del «joven rico», Jesús declara que el «bueno» es Dios: «¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios» (19,17).

La justicia del que es el Bueno es diferente de la nuestra.
El dueños de la viña a su vez hace ver la actitud que se esconde tras la reacción de los primeros: su envida (literalmente «tu ojo malo», 20,15 b).

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Va a hacer casi once meses que sufrí el Ictus hemorrágico, del que gracias a Dios me he recuperado “casi” del todo, un proceso largo que he llevado razonablemente bien. De nuevo en este evangelio  el Señor nos llama a trabajar en su viña… ¿de nuevo?... no, no ha dejado de hacerlo en ningún momento, incluso en este periodo de parón el Señor me insta a seguir trabajando porque hay mucho trabajo por hacer, y me llama para realizar una labor especifica en este momento concreto. ¿Que importan las horas o los días que echemos en ello?. Lo que verdaderamente importa es la calidad de nuestra respuesta y de nuestra entrega, lo que importa es estar disponibles para cuando nos llame y dar lo mejor de nosotros. No debemos preocuparnos de la paga, Dios siempre da más de lo que merecemos….Teniendo esto tan claro en mi cabeza la respuesta a este evangelio debería ser de disponibilidad total,… pero no es así. En el proceso de recuperación me han quedado algunas secuelas que pese a toda previsión no consigo recuperar y lo que llevaba bien empiezo a llevarlo regular, unido a esta situación extraña que nos está tocando vivir con la pandemia, está haciendo mella en mi ánimo. Estoy desanimada y cansada, todo esto me está superando. Le pido al Señor salir de esta situación, sin que  el desánimo ni el cansancio me haga indiferente a la invitación de trabajar en su viña, hacerlo a pesar de las dificultades aceptando las limitaciones y sin ocultar la debilidad.

DESDE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN
(mujer, casada, trabaja, 4 hijos y un perro, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

La primera frase que me viene a la mente es “no es tarde si la dicha es buena”. Soy muy “fan” de los dichos y refranes populares, mi abuelo me los enseñaba y cada vez los comprendo y valoro más. Aunque parezca tarde estamos a tiempo, siempre hay oportunidad de cambiar el corazón de las personas y nos puede sorprender su conversión, pero para ello, además de enseñarles con nuestra actitud y comportamiento, en este caso, cuidando la casa común, tenemos que rezar mucho por sus almas. Al final, todos, tanto los primeros que intentamos cuidar la casa común, como los que empezaron o empezarán más tarde a trabajar por ello, tendremos el mismo objetivo final, cuidar la creación de Nuestro Señor.

Este mes de septiembre y hasta el 4 de octubre es el Jubileo por la Tierra, que nos anima a cuidar los recursos de la Tierra, a dejar de exprimir y saquear los bienes del planeta. Nosotros como consumidores tenemos el poder de elegir a quien/ a qué empresa le damos nuestro dinero, y con ello cual es la política medioambiental y de consumo que seguimos, aunque muchas veces, por comodidad, por prisas, por ahorrarnos algo de dinero o por llevarnos más unidades en vez de ajustarnos con una, nosotros saqueamos la Tierra. Controlemos nuestro gasto, son nuestros valores.

Ayer el Papa publicó una catequesis muy bonita “Curar el mundo”

Nos invita a contemplar su creación. Paremos en seco y fijémonos en los detalles, un pequeño pajarito acicalándose la plumas, la lluvia, las hojas de los árboles con el viento, las nubes pasando, nuestros hijos durmiendo… bueno, o jugando tranquilos ????… Simplemente, cuando nos paramos un momento y MIRAMOS el mundo de otra manera, nos fijamos en los detalles que de otra manera no veríamos y descubrimos tesoros, que hay que amar y cuidar. Esto me lo ha recordado hoy un hermano de comunidad. Contemplemos Su creación para amarla más y cuidarla más.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Dios del universo,
de la vida,
de la historia,
de la humanidad.
Nos has encomendado,
amorosamente,
colaborar en tu trabajo creador,
nos has hecho jornaleros de tu Reino
con lo mejor de nosotros:
nuestra creatividad,
nuestro cuidado,
nuestra capacidad de comunión.

Dios del universo,
de la vida,
de la historia,
de la humanidad.
Somos plenamente conscientes
de que, a lo largo de los siglos,
hemos creado
una serie casi infinita
de injusticias,
de maldades,
de barbarie.
Somos capaces
de lo mejor y de lo peor.
A gran escala y a pequeña escala.
Lo sabemos.
Lo sabes.
La justicia en favor del débil y debilitado
está muy lejos
y parecería que,
en muchos momentos y lugares del mundo
y de la historia, se aleja más y más.

Dios del universo,
de la vida,
de la historia,
de la humanidad:
Jesús ha iluminado nuestra vida
y la vida de los hombres y mujeres de bien
con sus palabras,
con sus presencias,
con sus acciones.

Jesús trabajó manualmente:
madera, piedra,
y posiblemente, cultivo de la tierra,
que eran
E inició su ministerio
impulsado por la energía
que impulsa todo el misterio de la realidad,
toda vida,
toda inteligencia,
todo amor.

Jesús habló de la igualdad y fraternidad radical.
Dio luz a todos los hombres y mujeres de bien.
Jesús generó comunión con sus relaciones.

Iluminó a toda la humanidad
haciéndoles ver las posibilidades de lo mejor del corazón humano.

Y, al fin, puso una mesa
de igualdad,
de fraternidad,
de comunión universal por los siglos de los siglos.

Escogió como alimento de vida
frutos simples y populares
que emergen de la tierra y del trabajo
desde hace siglos y siglos.

Santificó esos dones con presencia del Espíritu.
Y capacitó a sus apóstoles
para que realizaran,
en su nombre,
esta santificación,
hasta el final de los tiempos,
para todos los hombres y mujeres
que desean continuar
el camino de salvación
que inició el Pueblo de Dios,
el Pueblo elegido,
el Pueblo de la promesa.

Con su muerte en la Cruz,
el Señor,
asombrosamente,
ha redimido a toda la humanidad.
También el trabajo humano.

Con su resurrección
inicia un nuevo mundo
en el que cada esfuerzo y cada pena,
sea el ámbito que sea,
tendrán recompensa
y su lugar cuando Él vuelva.
El Espíritu nos llena de esperanza.
El Espíritu nos llena de confianza.
El Espíritu nos llena de fe.
Aunque a veces las tinieblas nos cerquen,
ominosas,
como en estos tiempos de pandemia.

Que, por su Espíritu, por Tu Espíritu,
presente entre nosotros
y las mejores intuiciones
y energías de la humanidad,
se convierta en el quehacer de cada día,
en nuestras familias,
en nuestros trabajos,
en nuestras relaciones,
en alimento concreto y eficaz
de humanización de las personas
con las que nos encontremos.

Señor nos acordamos hoy especialmente
de todos los hombres y mujeres,
de todos los jóvenes
cuya vida de pende de un sueldo modesto
y a veces miserable.
Nos acordamos también
de los que no tienen trabajo
porque la crisis económica de la pandemia
arrasa las áreas más vulnerables
de nuestras ciudades y regiones.
Además, recordamos especialmente
a los que trabajan en condiciones
que vulneran sus derechos
en condiciones que les hacen enfermar,
en condiciones infrahumanas
en tantos y tantos
campos,
fábricas,
comercios
de tantos y tantos lugares
de las periferias del poder económico y político.

Dios del universo,
de la vida,
de la historia,
de la humanidad,
Tú, que eres capaz de convertir los corazones
de maneras que sólo Tú conoces.
Haz que nuestro recuerdo de Cristo
no se quede en sólo palabras
sino que sea un testimonio
y una acción eficaz
de que otro mundo,
otras relaciones,
otra economía es posible:
una economía que ponga a la persona
y al bien común en el centro de todos los procesos
y de los medios y de los fines,
de todas las leyes,
de todos los ideales,
de todas las organizaciones humanas.
Una economía que busque
cuidar la vida,
toda la vida,
y no satisfacer la insaciable sed de oro,
origen de tantos y tantos males.

Danos fuerza y paciencia
para seguir sembrando unión y solidaridad,
para seguir siendo testigos
de la posibilidad de un mundo
que crece como Tú deseas:
que todos tengan vida y vida en abundancia,
un mundo en el que llegue
a todos los hombres y mujeres de la Tierra
la parte adecuada de los frutos de su trabajo
y la retribución justa a su tiempo.

Que todos juntos,
cada uno en la hora que le toca hora
y en el puesto que los remolinos
de la sociedad y de la historia
nos ha tocado en suerte,
según tu Providencia,
siempre amorosa
aunque a veces tan oscura,
e incluso, inescrutable,
colaboremos
colaboremos en la construcción
de ese mundo que ya ha empezado
y que camina, según tus designios
hacia la recompensa final
por los siglos de los siglos.

Amén.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Esta semana el Evangelio nos suscita varias propuestas, que te sugerimos para que al menos puedas llevar alguna a la práctica esta semana.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." 

¿Me preocupo sólo por mi trabajo de jornalero, o también voy a buscar más trabajadores de parte del Señor? Si presto atención, tal vez se me presente esa oportunidad esta semana…

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno.

Mi relación con el Señor, cuántas veces la enfoco desde el individualismo, como algo entre él y yo. A veces voy midiendo lo cerca o lejos que estoy de Él, o si mi fe ha disminuido o aumentado.

Esta parábola me cuestiona, no encaja en mi mundo habitual.

Me propongo para esta semana disfrutar en mi oración del gozo de realizar mi trabajo para el Señor, sabiendo que él no recompensa el tiempo ni el esfuerzo, sino que me premia tratándome como hijo, regalándome todo su amor de Padre.

Al mismo tiempo, rezo con una visión más universal y doy gracias a Dios porque premia también a tantas personas que como yo están construyendo su Reino en el quehacer diario, y me alegro porque reciban la misma paga aunque hayan llegado después o aunque trabajen menos en la viña. Y hago bien en mostrar ese agradecimiento, pues ¡quién sabe si el que entró el último o el que menos merece soy yo!

    
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