Evangelio Seglar para el domingo XVII del Tiempo Ordinario – 27 de julio de 2025

26 de julio de 2025

PRIMER PASO: LECTIO

¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según San Lucas 11, 1-13.

Pedid y se os dará

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo: «Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»»
Y les dijo: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

NOTAS BÍBLICAS

«Estaba Jesús orando en cierto lugar», despertando el interés de sus discípulos
-«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos»
Parece que Juan Bautista había dado una oración a sus discípulos, y los discípulos de Jesús desean tener una de su maestro. Y Jesús accede y enseña el llamado «Padrenuestro», como también narra el evangelista San Mateo en 6, 9-11. Hay cuatro omisiones en Lucas respecto a la versión de Mateo: No dice «Padre nuestro», sino solo «Padre»; omite «que estás en el cielo»; no pide «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» como tampoco «líbranos del mal».
A continuación, cuenta la parábola del que va a medianoche a casa de su amigo a pedirle tres panes, enseñando a pedir con «importunidad”. En el capítulo 18, que se lee el domingo 29º, volverá a insistir en la necesidad de «orar siempre sin desanimarse».
Después de proclamar que «todo el que pide recibe», aclara que no recibe siempre lo que pide, sino «algo bueno», como los padres que «sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos».
Aquí Lucas introduce una novedad que no viene en el paralelo de san Mateo: la «cosa buena» que dará el Padre es, nada menos, el Espíritu Santo: «¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden!»

SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL TRABAJO

(Mujer, casada, trabaja, pertenece Comunidad eclesial y Movimiento Laical)

La lista de cosas que creo necesitar en un día ordinario es larga, en mi mente rígida las cosas deben de ser de esa manera concreta y esto a veces me provoca falta de caridad con mis compañeros, o lo que es peor, la osadía de criticar, el gran mal de los equipos de trabajo.

El Señor, que conoce de mi autosuficiencia y falta de humildad, me revela que lo que debo desear, y pedir, es mucho más sencillo: que santifiquemos su Nombre, se haga su voluntad, que cubiertas nuestras necesidades más básicas, haya paz y perdón, que resistamos a la tentación… y culmina con una afirmación que me trastoca, me confunde y me llama poderosamente la atención, al asegurarnos que nuestro Padre Celestial va a responder a nuestra llamada especifica:

“¿Cuánto más dará el Padre del Cielo el Espíritu Santo a los que lo piden?”

¿Qué estoy pidiendo para mí? Ya me lo dijo la semana pasada, sola Una cosa es necesaria, y, sin embargo, ¿cuál es la lista de deseos que elevo al Padre?

Honestamente, ¿acaso no son otras cosas las que suplico? ¿Es verdaderamente la presencia de su Espíritu Santo la que pido con esa insistencia, importunamente? Porque esa y no otra es su promesa para mí, que si pido con fe su presencia, con esto me bastará y se cumplirá en mí su preciosa oración del “Padre Nuestro”.

Es la presencia de su Espíritu la que debo desear y rogar ante todo y para todo lo que hago, especialmente en mi familia y mi trabajo.  Y mi Padre que es infinitamente bueno, me la dará.

DESDE LA ENFERMEDAD
(Mujer, soltera, sociosanitaria, actualmente baja por enfermedad, pertenece Comunidad Eclesial y Movimiento Laical)

En este pasaje del Evangelio (Lucas 11,1-13), Jesús no solo nos enseña a orar, sino que nos recuerda algo muy profundo: Dios no es un juez lejano, sino un Padre cercano, tierno, que cuida y escucha incluso en la noche más oscura.

Para una mujer enferma, cansada del alma y del cuerpo, que ha pasado de cuidar a ser cuidada, estas palabras pueden parecer lejanas. La depresión pesa, y parece que ni siquiera orar tiene sentido. Pero Jesús conoce ese lugar. Él también oraba en soledad, con dolor, con preguntas. Y por eso nos deja una oración sencilla, que se puede repetir incluso sin fuerzas:

“Padre, danos hoy el pan que necesitamos… y no nos dejes caer.”

A ti, que has pasado noches sin sueño, días sin alegría, Jesús te dice: “Llama. Aunque no sientas, aunque estés vacía. Llama. Porque yo sí abriré. Porque tú eres mi hija.”

Y cuando te preguntas si tu oración sirve, cuando crees que tu enfermedad te hace inútil, escucha estas palabras:

“Si vosotros, que sois limitados, sabéis cuidar a vuestros hijos… ¿cuánto más Dios cuidará de ti?”

Él no te da una piedra, aunque tú no entiendas el pan. No te da un escorpión, aunque vivas en un nido de miedos. Te da su Espíritu. Su fuerza. Su amor. Y aunque ahora no lo sientas, esa gracia está sosteniendo tu vida silenciosamente.

Hoy no tienes que “hacer mucho”. Solo estar. Y si puedes, decir desde el fondo:

“Señor, enséñame a orar… desde este lugar de tristeza.”

Porque Dios escucha incluso el silencio. Y lo convierte en resurrección.

TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, casado, pertenece a Movimiento cristiano)

Dios padre, Tú, donde estamos implantados
Dios padre, Tú, el abrazo primero y el abrazo final.
Dios padre, Tú, el aliento de nuestra vitalidad.
Dios padre, Tú, el amor primero, el amor constante, el amor final.
Dios padre, Tú, el amor sobre todo amor.
Dios padre, Tú, el fundamento de todas las energías en las que somos, nos movemos y existimos.
Dios padre, Tú, el impulso originario fascinante y misterioso
Dios padre, Tú, el lugar de nuestro arraigo en el amor.
Dios padre, Tú, el manantial inagotable de sentido
Dios padre, Tú, el misterio del misterio.
Dios padre, Tú, el motivo esencial de lo que nos pasa.
Dios padre, Tú, el núcleo de nuestra aventura en la vida.
Dios padre, Tú, el origen de la sed que habita el corazón.
Dios padre, Tú, el principio fecundo de todo principio.
Dios padre, Tú, el Ser inabarcable.
Dios padre, Tú, el silencio sonoro por los siglos de los siglos.
Dios padre, Tú, el sustento de lo mejor de la vida.
Dios padre, Tú, inicio de los inicios.
Dios padre, Tú, la base elemental de cualquier comunión.
Dios padre, Tú, la explicación última de lo que nos pasa en la vida.
Dios padre, Tú, la fuente de comunión y esperanza.
Dios padre, Tú, la garantía de que todo acabará bien.
Dios padre, Tú, la generación de cualquier paz.
Dios padre, Tú, la identidad profunda de cada
Dios padre, Tú, la inteligencia amorosa y fecunda.
Dios padre, Tú, la luz primera primordial.
Dios padre, Tú, la palabra creadora constante.
Dios padre, Tú, la presencia asombrosa y enamorada.
Dios padre, Tú, la raíz de toda raíz.
Dios padre, Tú, la verdad de las verdades.
Dios padre, Tú, la verdad primera permanente.
Dios padre, Tú, lo básico de la fraternidad.
Dios padre, Tú, lo esencial de la vida de los vivientes.
Dios padre, Tú, lo imprescindible de cualquier esperanza humana.
Dios padre, Tú, lo indispensable de la humanidad ahora y siempre.
Dios padre, Tú, lo inicial, lo contino, lo final.
Dios padre, Tú, lo necesario de cualquier sí a la vida.
Dios padre, Tú, lo primigenio de cualquier experiencia humana.
Dios padre, Tú, vida de toda vida.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO

¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Fano-Domingo-17-Ordinario-C

ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?

En la lectura de hoy los Apóstoles sienten la necesidad de aprender a orar. ¿Y yo? ¿Tengo algo que aprender o mejorar en mi vida de oración? ¿El qué?

¿Con quién reviso mi relación con Dios?

¿Mi comunidad? ¿Mi grupo? ¿Mi acompañante espiritual?

Si no los tengo ¿Debería plantearme tenerlos?

¿Es Dios para mí un Padre bueno que me ama infinitamente y en quien puedo confiar o tengo quizá otra imagen de Dios?

 


Si quieres recibir el Evangelio Seglar cada semana, pincha aquí.

http://evangelioseglar.laiconet.es
https://evangelio-seglar.d2n2.org
https://www.ciudadredonda.org/subseccion/evangelio-seglar