Evangelio Seglar para el domingo XVI del Tiempo Ordinario – 20 de julio de 2025

18 de julio de 2025

PRIMER PASO: LECTIO

¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Lucas 10, 38-42

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»

Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

NOTAS BÍBLICAS

(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)

La escena se sitúa en el camino de Jesús hacia Jerusalén, iniciado en 9,51. El texto litúrgico ha suprimido tal significativa indicación del primer versículo, el 38: «mientras iba de camino». Es una perícopa exclusiva de Lucas.

No menciona el nombre de la aldea, sí reseñada por Juan, seguramente porque Betania está ya cerca de Jerusalén (a unos tres kilómetros, Juan 11,18), cuando en Lucas el camino de Jesús se va a prolongar aún durante nueve capítulos. Al final del camino, en 19,29, «cuando se acercaban a Betfagé y Betania», prepara su entrada en Jerusalén. Por allí también acaecerá la ascensión.

El evangelista Juan también conoce a las hermanas Marta y María, como a su hermano Lázaro (11,1; 12,1), del que Lucas no hace referencia ninguna.

Marta acoge a Jesús, haciendo el papel de anfitriona, propio del varón (como lo hace Abraham en la primera lectura de hoy). Después asume el rol previsto de encargarse de las provisiones.

También sorprende que María asuma el papel de discípula (al ponerse a escuchar a Jesús a sus pies), lo que era habitual entre los hombres. Ella no realiza las funciones que se esperan de una mujer en la casa, como está haciendo su hermana, sino que se ha quedado hablando con el huésped, algo que se espera de un varón, como en la comida que tuvo Jesús con el fariseo Simón, que fue interrumpida por la abrupta entrada de una mujer.

Este texto continúa el capítulo por donde se dejó el domingo anterior, donde Jesús invitó a practicar la misericordia para heredar la vida eterna, poniendo de ejemplo las acciones con la que un samaritano atendió a un asaltado. Por tanto, las palabras de Jesús a Marta no pueden interpretarse como una minusvaloración del hacer cosas (y menos de la hospitalidad, central en la espiritualidad bíblica), que justamente acaba de ser exaltado.

Por otro lado, ya Lucas ha aclarado que la escucha implica obediencia, es decir, su puesta por obra-, como lo explica con la parábola de la semilla que cae en distintos terrenos (8, 5ss).

Tampoco puede verse en María la vida activa y en Marta la vida contemplativa. En los tiempos de Lucas aún no se había iniciado la clausura contemplativa en la Iglesia.

Lo que sí había sucedido es el enfrentamiento de la parte helena de la comunidad de Jerusalén con la parte judía, sobre la inadecuada atención a sus viudas, actividad llamada «servir a las mesas» (Act 6, 1ss). Ese servicio o diaconía es el mismo del que habla Marta: me haya dejado sola con el servicio. En la narración de los Hechos de los Apóstoles, escrita también por Lucas, los Once contestan a los griegos en la misma línea de Jesús, resaltando la centralidad de la Palabra: No es justo que nosotros descuidemos la Palabra de Dios para servir a la mesa (Act 6, 2.4)

Ya Lucas había calificado de tentación del demonio querer vivir sólo de pan.  (4,4)

El próximo domingo, esta actitud de escucha es desarrollada con una enseñanza sobre la oración.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO

¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE EL TRABAJO
(Mujer, casada, trabaja, pertenece Comunidad eclesial y Movimiento Laical))

En el ruido de la cotidianidad, en los quehaceres del día a día, a veces me sumerjo en un mar de preocupaciones y la carga de la responsabilidad pesa sobre mis hombros afanada por “hacer”.

En las lecturas de los últimos Domingos el Señor me llama a la acción y hoy me para en seco en medio de mis cosas para decirme que solo Una es necesaria.

Hoy me quiero fijar en María, ella junto a su hermana, estaba en mitad de un día ordinario, “de lunes” como solemos decir en mi tierra, en mitad de su jornada, donde junto a su hermana servían al grupo que venía con Jesús y, en mitad de su servicio, estaba “sentada junto a los pies del Señor” y “escuchaba su Palabra”.

Cuantas son las veces que por querer hacer me pierdo la parte más importante: mirar tus pies cansados Señor, decidir arrodillarme junto a ellos para adorarlos y recostarme en Ti, en tu Palabra, en tus Sacramentos, que con tanto poder transforman mi vida.

A tus pies descubro que nada de esto que hago es mi objetivo, que nada de las cosas que afano en mi carrera profesional es el fin, por eso deseas que no me apegue, que atender a enfermos o tener un equipo de miles de voluntarios hospitalarios no es tu Plan para mi, sólo Tú lo eres, por eso me recuerdas que todo es medio, todo es camino para que por él vayas Tú y que a través de los dones que me has regalado, en servicio, yo pueda llevarte a Ti y seas Tú quien sigas mostrando al mundo que esos pies heridos cargaron la Cruz que tanto pesa, que esos pies resucitaron y que tu Palabra Señor es la única que verdaderamente sana.

DESDE LA ENFERMEDAD
(Mujer, soltera, sociosanitaria, actualmente baja por enfermedad, pertenece Comunidad Eclesial y Movimiento Laical)

A veces, como Marta, nos pasamos la vida ocupadas, llenas de tareas, responsabilidades, presiones en el trabajo y en la casa. Como técnica sociosanitaria, aunque actualmente de baja, me paso el día al servicio de los demás, atendiendo cuerpos y heridas, preocupándome por sus necesidades. Y con la enfermedad que me ensombrece, siento que no a todo llego, que siempre falta algo, que nunca es suficiente.

En este evangelio, Jesús me llama por mi nombre, como a Marta: “andas inquieta y nerviosa con tantas cosas”. Y me dice algo que a veces olvido: que lo importante no es todo lo que hago, sino quedarme a sus pies, escucharle, estar con Él. Porque si no escucho su Palabra, si no me siento con calma ante Él, lo que hago por los demás se me vuelve una carga imposible de llevar.

María eligió la mejor parte: detenerse, escuchar, dejar que Dios la mire y le hable al corazón. A veces, como mujer, como profesional, como creyente en la lucha contra la depresión, tengo que recordarme que no puedo con todo, que necesito sentarme también a los pies de Jesús.

No soy solo lo que hago; soy también una hija que necesita ser sostenida, escuchada y amada. Por eso, en la comunidad donde estoy, cuando compartimos la Palabra o rezamos juntos, siento que Jesús me devuelve la calma, que mi vida tiene sentido más allá de las tareas.

Hoy me toca elegir: no dejarme solo arrastrar por la obligación y el cansancio, sino reservar mi tiempo para estar con el Señor. Porque esa parte nadie me la podrá quitar.

TERCER PASO: ORATIO

¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

INQUIETOS Y NERVIOSOS

Vivimos inquietos y nerviosos.
Tantas veces agobiados por el rendimiento.
Tantas veces sin tiempo.
Tantas veces arrastrados por los plazos,
presionados por los objetivos,
agobiados por querer controlar lo que nos pasa,
por quedar bien,
por no perdernos nada.
Vivimos inquietos y nerviosos.
Todo pasa muy deprisa.
Todo lo queremos muy deprisa.
Todo tiene que estar perfecto.
La mentalidad Amazon nos devora.
Vivimos inquietos y nerviosos.
El pasado no acaba de irse
y nos laceran latigazos
de culpabilidad,
de resentimiento
de fracaso:
las heridas abiertas
de lo que pudo ser y no es.
Vivimos inquietos y nerviosos.
El presente nos abruma,
nos desborda,
nos da miedo.
El cinismo social,
el individualismo narcisista,
la codicia insaciable:
lacras de corazones duros
que niegan la belleza real de la vida
con sus sádicos flagelos.
Hay demasiado sufrimiento humano evitable.
Hay demasiadas locuras políticas evitables.
Hay demasiada frustración humana evitable.

Vivimos inquietos y nerviosos.
El futuro nos asusta.
Como olas malignas
vemos crisis y crisis que ya empiezan a golpearnos.
Los dinamismos económicos son insostenibles.
Las dinámicas sociales son insostenibles.
Nuestra relación con la Madre Tierra es insostenible.
No vemos caminos para la paz.
No vemos destellos de justicia real.
No vemos convivencia basada en la confianza.
Vivimos inquietos y nerviosos.
¿Dónde encontrar fundamento a lo mejor de nuestra humanidad?

¿Dónde encontrar referentes para nuestro crecimiento personal y espiritual?
¿Dónde encontrar maestros que alimenten nuestra sed de plenitud,
nuestra sed de belleza,
nuestra sed de comunión?
Señor,
nuestro pasado en tu corazón.
Señor, el presente, en tu corazón.
Señor, el futuro en tu corazón
Contigo, Señor.
Contigo, el hoy de Dios.
Contigo, en tu presencia,
el amor sobre todo amor.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO

¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Fano-20250720

ÚLTIMO PASO: ACTIO

¿A qué nos lleva el texto?

(Hombre, casado, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical)

El texto del Evangelio de hoy es especialmente propicio para una época como la nuestra, en la que abunda la ansiedad en todas sus formas.

¿Soy capaz de parar o siempre encuentro un motivo para la inquietud incluso en vacaciones?

¿Me considero imprescindible?

¿Qué efectos tiene mi nerviosismo en los demás?

En mi relación con Dios ¿Soy consciente de que Él es el protagonista y el que lleva la iniciativa?


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