Evangelio Seglar para el Domingo Vº del Tiempo Ordinario

6 de febrero de 2021
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LECTIO DEL V DOMINGO. TIEMPO ORDINARIO- CICLO B

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Marcos 1, 29-39

Curó a muchos enfermos de diversos males

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron. "Todo el mundo te busca." Él les respondió: "Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido." Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)

El pasado domingo, Marcos empezó a narrar una jornada de Jesús -un Sábado en Cafarnaúm-. En este domingo la concluye con tres actividades.

En la primera Jesús se traslada desde la sinagoga del domingo anterior a la casa de los hermanos Simón y Andrés, junto al otro par de hermanos que había llamado. En esa casa vivía la suegra de Simón, seguramente porque había enviudado y no tenía hijos varones. Al ser curada de su fiebre, se pone a "servirles", a ejercer la diaconía, término técnico que volverá a aparecer al final del evangelio, en la crucifixión: "Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos…  que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea" (15, 41), designado así un grupo específico de discípulas.

La segunda actividad es doble: por un lado cura y por otro exorcisa, en la puerta de la casa. Los enfermos y poseídos han acudido al ocultarse el sol, cuando ya no había que guardar el descanso del Sábado. Jesús sigue mandando a los demonios que no revelen su identidad, que el evangelista quiere revelar justamente en su crucifixión.

Por último, Jesús se levanta en el alba a orar en un apartado, tras lo cual inicia su predicación por el resto de Galilea.

Los tiempos del día que se precisan en este pasaje ( ) coinciden con los de su sepultura y resurreción según este evangelio: "Era día de Preparación, es decir, víspera de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea… " (15, 42) y "A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro." (16, 2).

Por tanto, este texto se pone en conexión con el final del Evangelio, donde adquiere su pleno sentido.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

Soy una de los enfermos que se han acercado a Jesús pidiendo la sanación. Al  principio mi súplica era un poco desesperada…”Señor si tú quieres, puedes”…  más que “pedir confiadamente”, “exigía confiadamente”  lo que yo quería que pasara es lo que tantas veces he leído en el evangelio: “levántate y anda tu fe te ha sanado”, eso es lo que yo le estaba exigiendo al Señor, le estaba pidiendo un milagro…. Sin embargo la sanación no ha venido como yo esperaba. Normalmente uno sana cuando le quitan aquello que produce la enfermedad bien sea por una operación, una medicación, u otras técnicas como una quimio o radio, ninguna aplicable en mi caso sin causar males mayores, tengo un cavernoma en un lugar muy delicado del cerebro que no se puede tocar sin producir daños irreversibles y no hay medicación. Cuando el diagnóstico es: “de momento mejor no tocar” el mundo se me cae encima y pregunto:  y ¿ahora qué?… se produce el silencio… ahora nada… nadie garantiza que puede ocurrir, sería estupendo si  no vuelve a sangrar, sino… solo Dios lo sabe. Tengo que convivir con eso y asusta, asusta mucho.

Es entonces cuando ha empezado a actuar el Señor, ahí es donde empieza su sanación, ha venido a calmar la tempestad, ha venido a cogerme de la mano como a la suegra de Simón y ha empezado a sanarme expulsando a los demonios de la soberbia, de las exigencias, del miedo,  me está haciendo dócil a él, me esta sanando interiormente. Ahora estoy serena, sosegada, mi suplica es más templada: “Señor que siga sin sangrar, si quieres tu puedes, pero que se haga tu voluntad porque solo tú sabes lo que es mejor para mí”. Será lo que tenga que ser. Cada nuevo amanecer doy gracias al Señor porque me regala otro día más y me levanto dispuesta a servirle

DESDE UN PADRE DE FAMILIA
(Hombre, casado, padre de dos hijos, trabaja, pertenece a movimiento eclesial)

La vida moderna discurre a gran velocidad. La mayoría de nosotros atendemos cada día múltiples y variados quehaceres, nos empleamos en diferentes frentes que van minando nuestras fuerzas hasta que, agotados, regresamos a casa donde todavía nos resta faena por lidiar, y no la menos importante. Nuestros hijos nos aguardan (o no) con sus propios problemas, y sin duda necesitan y merecen nuestra mejor versión.

Con frecuencia tendemos a pensar que este ritmo forma parte del signo de los tiempos, y posiblemente sea así. Sin embargo, también el Evangelio de hoy nos da cuenta de una jornada de Jesús en la que igualmente despliega una actividad febril. Apenas había vuelto de la sinagoga (de enseñar con autoridad, recordemos) cuando en su casa de acogida le aguardaba la suegra de Simón enferma. Solo unas horas más tarde, pero ya anochecido, los enfermos de Cafarnaún hacían cola ante sus puertas demandando su atención. Y, con las primeras luces del alba, el día volvía a comenzar con toda una población buscando nuevamente su presencia sanadora.

Nosotros solemos buscar la energía para tanta actividad en el necesario descanso, el esparcimiento mental, el deporte…el evangelista nos muestra cómo el Señor lo encontraba en una oración en la que se refugiaba con frecuencia.

La oración no es el bálsamo de Fierabrás. No es un remedio mágico que vaya a diluir taumatúrgicamente nuestros problemas. La complejidad de este mundo que nos tiene a todos tan erosionados no va a desaparecer a la vuelta de una eucaristía o después de un rato de oración, sin duda. Pero esa eucaristía, esa oración, esos momentos de encuentro con el Señor en los que podamos prodigarnos sí que nos irán transformando, poniéndonos en onda con lo que el Señor quiere de nosotros y aportándonos ese necesario soporte vitamínico, imprescindible para enfrentar la vida cristianamente y regresar a casa con fuerzas para seguir velando por quienes Dios ha puesto a nuestro más íntimo cuidado.

DESDE EL MANEJO DE LAS EMOCIONES
(Hombre, psicólogo, casado, padre de dos hijos, trabaja,)

Vivimos en el mundo del HACER, casi que está mal visto pensar, reflexionar, y si sientes además tiene que ser para ser feliz, pero no para analizarte o analizar el mundo que te rodea. "Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar". En otro pasaje Jesús se marchó al desierto a estar solo, a encontrarse a sí mismo, a sentirse sus miserias y probablemente su paz interior, sus miedos y todo su interior. Hay demasiado ruido y demasiada poca introspección, sencillez para sentarnos a no hacer nada, solo a pensar en nosotros, en silencio, a reflexionar. Hay demasiado ruido y demasiado poco silencio para buscarse, para encontrarse, para buscar. Como hizo Él..

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, evangelio vivo para todos los que se acercan a ti,
sea cual sea su condición, su estatus, su situación vital.

¡Auméntanos la fe en tu sabiduría,
que sobrepasa toda capacidad humana!
¡Auméntanos la esperanza en tu saber hacer
en la historia de los hombres y en nuestra biografía!
¡Robustece nuestra capacidad
de amarte, de amar, de amarnos
como hijos de Dios,
sembradores de evangelio!

Hoy te rezamos con el corazón dolorido
por tanto y tanto sufrimiento
que presentimos,
que vemos,
que sabemos que existe,
pero a veces tan oculto,
tan silenciado,
tan excluido.
¡Señor, haznos valientes
para no alejarnos de la pobreza,
de los pobres,
de los excluidos de los cuidados básicos
en una sociedad decente!

Señor Jesús, poder de Dios.
Te presentamos a todos los que sufren
por enfermedades incurables.
Y especialmente te pedimos
por todos los afectados por esta pandemia.
Te presentamos también a todos y cada uno
de los esforzados cuidadores
que los atienden, los consuelan, los acompañan.
¡Señor Jesús, haznos valientes
para no encerrarnos en nuestras casas
y ser presencia fraternal entre los que sufren:
haz que abramos nuestros ojos y corazones,
haz que ofrezcamos nuestra presencia y nuestras palabras,
haz que abramos nuestros bolsillos ante tanto sufrimiento!

Señor Jesús, fuerza de Dios.
Te presentamos a todos los padecen sufrimientos evitables,
a causa de la dureza de corazón de algunos seres humanos.
Te presentamos a todos los que se comprometen
en la construcción de un mundo más justo,
a todos los que se comprometen honestamente en la política nacional e internacional,
a todos los que estudian y enseñan
los pasos a dar para que la sociedad y la culturas
sean más justas y humanas,
a todos los miembros, colaboradores y voluntarios de las ONG
que, por todo el mundo…
Todos ellos siembran la esperanza,
cuidan la dignidad humana,
profetizan con sus acciones
y su presencia que el Reino de Dios
tan humano, tan necesario, tan deseado
por tantos y tantos afligidos en la historia
ya está en marcha
pero que queda mucho que recorrer,
mucho que aportar,
mucho que inventar.

Señor Jesús, amor de Dios,
te presentamos a todos los abatidos por la dureza de la vida,
y especialmente en estos tiempos extraños,
de pandemia, de desconcierto, de miedo.
Te presentamos a los que viven
ante la incertidumbre de la crisis económica,
a los que han quedado en paro
y no ven perspectivas de encontrarlo en los meses que vienen,
a los que no saben cómo van a pagar a sus empleados
o cómo pagar las deudas que acumulan.
¡Señor, haznos valientes
para que nuestras decisiones económicas,
de ahorro,
de consumo
ayuden de verdad a los que económicamente lo necesitan!

Señor Jesús, la paz de Dios,
te presentamos a todos los que sufren tormentas interiores
que les angustian y les impiden
relacionarse consigo mismo
y con los demás
con serenidad, con lucidez, con energía
de tal modo que les permita
crear vínculos gratificantes.
¡Señor, haznos valientes
para escuchar,
para acoger,
para dar de nuestro tiempo
y de nuestra misericordia
a tantos y tantos que lo necesitan!

Señor Jesús, el que sana.
¡Haznos humildes sanadores allí por donde pasemos!

Señor Jesús, el que cuida.
¡Haznos humildes cuidadores de las personas con las que nos encontramos!

Señor Jesús, el que remedia lo irremediable.
¡Haznos testigos que tu definitiva salvación
para tantos y tantos que han perdido la esperanza!

Señor Jesús, la fuerza de Dios.
¡Haznos fuertes para ser compasivos
en lo que nos toque vivir!

Señor Jesús, comunión de Dios.
¡Haznos constructores de fraternidad
concreta, tangible, real
con todos los que nos crucemos en la vida!

Señor Jesús, verdad de Dios.
¡Haznos dignos de crédito,
haznos auténticos portadores de evangelio,
para tantos y tantos
corazones, biografías y vidas heridas,
para tantos y tantos compañeros de viaje nuestros,
para tantos y hombres y mujeres que sufren
y no deberían sufrir,
malviven y no deberían malvivir,
están desconcertados
y deberían conocerte a Ti,
Dios de Dios, Luz de Luz, Salvador
lleno del Poder de Dios

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 5 hijos, ambos trabajan, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

“Curó a muchos enfermos de diversos males”

Qué predisposición tenemos a preocuparnos por casi todos y por casi todo. Si lleve, porque llueve, si no llueve, porque no llueve… nos preocupamos por lo que ha pasado y por lo que va a pasar, y así no vivimos nuestro presente, que es lo que realmente cuenta, pues somos este momento. Una vez un compañero de trabajo me dijo que la preocupación son los intereses que estás pagando por un préstamo que no has pedido. Suena absurdo, pero es así.

Realmente proyectamos muchos de nuestros temores en el miedo a la muerte porque no hemos aprendido a vivir aceptando esa gran certeza. Ese es el origen de muchos de nuestros males: la depresión, el sinsentido, o al menos cierta tristeza que nos invade en determinados momentos sin causa aparente…

Que moriremos, es seguro. Si creemos en la resurrección, ¿por qué malvivir hasta entonces? El martes pasado la Carta a los Hebreos nos decía que Jesús, muriendo, liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. ¿No nos pasará que seguimos viviendo como esclavos? Si es así, ¿será que no llegamos a creernos del todo que resucitaremos con Cristo?

Te proponemos vivir la semana sintiéndote curado por Cristo de este mal tan generalizado, el miedo a la muerte, con la certeza de que alguna vez, cuando dejemos de transitar este mundo, iremos a los brazos del Padre. Que agradezcas a Dios cada mañana el nuevo día, disponiéndote a vivir con alegría cada instante, sabiéndote acompañado por Él. Y que por la noche, antes de dormirte, hagas memoria de los momentos del día en los que has vivido con esa libertad propia de los hijos de Dios.

    

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