Evangelio Seglar para el Domingo Segundo de Pascua (19 de abril de 2020)

17 de abril de 2020
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LECTIO DEL DOMINGO DE II DOMINGO DE PASCUA – CICLO A

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31

A los ocho días, llegó Jesús

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre..

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ESPERANZA DE LA VIDA
(mujer, soltera, trabaja, médico, pertenece a comunidad cristiana y movimiento laical )

Jesús llega y se pone al centro de mi vida y me trae la PAZ. Como a Tomás, no me juzga porque dudo, o por mis miedos o inseguridades. No reniega de mi porque quiera seguridad.
Me dice, trae tu mano, TÓCAME. No me juzga, no me recrimina, no me exige, no me dice, tanto tiempo en la iglesia y no me ves? Sino con bondad me coge la mano, tócame, en tus pacientes, en sus debilidades, sus inseguridades, miedos, angustias. Así me invita a tocarlo con cariño, con misericordia, sin exigencias, sin juicios, sólo la entrega , como DON DE SU GRACIA

DESDE LA VIDA ORDINARIA
(hombre, soltero, trabaja en país extranjero, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar en su tierra natal)

Lo que en el Reino es la gloria de Dios, en la tierra es la paz para el hombre, y la paz para el hombre es el reflejo de la gloria de Dios. La buena noticia evangélica es un mensaje de paz profunda, y por eso Jesús resucitado lo que hace una y otra vez es dar la paz.
Hace años, me "tropezaba" con el Salmo 33 que reza: busca la paz, y corre tras ella. Y creo que ha habido un cambio muy significativo en mi vida, en mi forma de relacionarme con los demás, en mi forma de trabajar, de liderar grupos de trabajo, también de vivir mi fe, en el que he comenzado a afrontar toda situación que vivo desde esa paz interior. De la paz profunda de estar en comunión con Dios. De saber escuchar su voz en mi silencio.
Seguro que hay momentos en los que cierro mis puertas, lleno de miedo. Y también situaciones en las que actúo incrédulo. Pero siendo algo tan sencillo, y a la vez una profunda vivencia (que requiere práctica, entrenamiento, para desarrollar ese regalo que Jesús nos da), lo que más anhelamos es estar en paz, no solamente vivir en paz, sino estar en paz. Ser moradas de paz, portadores de la paz que surge de Dios.
Para ello, es importante desarrollar esa escucha interior, y buscar momentos de soledad, de soledad con Dios. Y desde ahí, ir a mi Galilea, en la que también he descubierto que puedo contagiar esa paz, que puedo ser Pascua para las personas con las que convivo, con las que trabajo. Tiene un poder transformador. Cambia todo.
Y a veces tan preocupado, a veces tan inquieto, tan disgustado. Siendo los cristianos portadores de la mayor alegría, no podemos permitir que en nuestra vida Cristo no haya resucitado y nos haya dado su paz.
Esa paz no me genera un sentimiento de conformismo cuando afronto dificultades, pero sí de serenidad que nace de la esperanza. No es un mero optimismo. Es un don de Dios. Es saber que después del dolor, del sufrimiento, de la soledad, de la falta de amor, de la enfermedad, de la muerte…de cada día, resucitaremos con Jesús.
Busca la paz, y corre tras ella.

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

En este tiempo de confinamiento he tenido tiempo para muchas cosas, limpiar los archivos del ordenador, que estaban llenos. Leer ese libro que había dejado a medias. Aprender a hacer montajes con mis videos y fotos familiares. Pero sobre todo a hablar largo y tendido con mis hijos, hermanos, familiares, amigos. Hemos hablado de lo divino y de lo humano.  Porque este tiempo complicado que nos ha tocado vivir ha propiciado conversaciones en profundidad.
Cuando hemos tocado el tema de nuestras creencias, de nuestra fe, me doy cuenta de cuanta resistencia ponemos en nuestra cabeza y en el corazón ante la realidad de Dios. Nos empecinamos en encontrar la respuesta en la ciencia, en la razón, y tantas otras cosas. ¿Por qué tenemos la tendencia de creer sólo en aquello que podemos ver y tocar e incluso entender? ¡Cuántas pruebas exigimos para creer!. ¡Cuántas condiciones ponemos! Nos consideramos tan dueños de nuestra vida que hasta a Dios lo supeditamos a nuestra voluntad y acaba de ser innecesario y hasta superfluo, tanto que a veces prescindimos directamente de él. La fe es un don de Dios, sí, pero conlleva una respuesta personal y libre. A Dios se le puede intuir, ver y amar, o sencillamente no verlo. Pues por una de las dos opciones tenemos que optar.
Veo al Señor en cada acontecimiento de mi vida, pero además no concibo que él no participe activamente de ella. Por eso me cuesta entender que se pueda vivir de espaldas a él, sobre todo en estos increyentes que yo llamo de nuevo cuño. Esos que han crecido conmigo y en mis mismas creencias, y que no sabes muy bien por qué en un momento de sus vidas han tomado otro camino. Seguramente tendrán su razones y motivos, pero se me hace tan difícil, tan difícil entenderlos. Cada día doy gracias a Dios porque lo he visto y he creído. Le doy gracias por la fe que me sostiene.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

¡Auméntanos la fe!
Andamos a tientas, de día y de noche.
¡Auméntanos la fe!

Entre los deseos de vivir y los deseos de huir.
¡Auméntanos la fe!

Entre el fracaso y los miedos
¡Auméntanos la fe!

Entre la dureza de la lucha
por la bolsa de oro
y la fascinación por la vida.
¡Auméntanos la fe!
 
Entre la rabia y la huida.
¡Auméntanos la fe!

Entre silencios reverentes
y aullidos tan humanos.
¡Auméntanos la fe!

Vislumbrando tu poder
y cegado por los individualismos posmodernos.
¡Auméntanos la fe!

Entre el colapso de una cultura
y la novedad de tu Reino.
¡Auméntanos la fe!

Entre la hiriente soledad
y la comunión de los orantes.
¡Auméntanos la fe!

Entre los miedos materialistas
y la confianza de los hijos de Abraham.
¡Auméntanos la fe!

Entre las sombras idólatras
y la luz de la humildad que confía.
¡Auméntanos la fe!

Decimos que somos cristianos.
Pero lo decimos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Decimos que somos constructores de tu Reino.
Pero lo hacemos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Decimos que estamos de parte de la vida.
Pero estamos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Decimos que tenemos redes comunitarias.
Pero las vivimos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Decimos que rezamos.
Pero lo hacemos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Hablamos de tu presencia.
Pero la vivimos a medias.
¡Auméntanos la fe!

Hoy, abril de 2020,
nada es firme.
¡Auméntanos la fe!

Hoy, abril de 2020,
todo es fragmentario.
¡Auméntanos la fe!

Hoy, abril de 2020,
entre tanto pesimismo,
entre tantos arañazos
en el alma,
en el cuerpo,
en la sensibilidad humana,
¡Auméntanos la fe!
¡Auméntanos la fe!
¡Auméntanos la fe!
 
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(matrimonio, 3 hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

 
Feliz Pascua a todos!!  Hace unos años, desde este mismo espacio, comentaba este texto con otras circunstancias bien distintas a las de hoy en día. En aquella época era responsable de zona y nos tocaba motivar-invitar a los seglares al encuentro de Pascua anual. Desde pequeño me enseñaron a vivir mi fe inmerso en una comunidad, ya sea parroquia, grupo de fe, movimiento cristiano… Eso ha "educado" mi forma de vivir mi religiosidad muy en contacto con los demás, dejándome ayudar, compartiendo experiencias, orando con Jesús en medio… Recuerdo que en aquella convocatoria los animaba a venir diciéndoles que yo, al igual que el apóstol Tomás, necesitaba meter los dedos en las llagas y en el costado de Jesús, pero que esas llagas no eran otras que ver en el rostro de mis hermanos de comunidad y de las otras comunidades cercanas a Jesús resucitado. Verlo en sus miradas, en su alegría, celebrarlo con ellos, orando con ellos…Todo eso reafirmaba mi fe en Cristo Resucitado, me hacía dar un salto de calidad a la hora de sentir la Pascua.
Pues bien, este año, con la pandemia, confinados como estamos, eso no ha sido posible. Las videoconferencias, las celebraciones por televisión con youtube…no han sido lo mismo, aunque lo intentara.
Fue un dibujo del malagueño Fano el que me hizo reflexionar. Seguro que lo habéis visto, sale una multitud entre las aguas, como si fuera el milagro de salvación del pueblo de Israel por el Mar Rojo. Los primeros en salir eran niños alegres pero con mascarillas, acompañados de sanitarios con sus EPI`s, trabajadores de la limpieza, ancianos ayudados por sus nietos, y una camilla con un enfermo grave y junto a él, Jesús, dando compañía y consuelo ante su dolor y soledad. Me dije, estos son los signos de la resurrección este año, míralos. En estos días no han sido pocos los gestos de solidaridad, de trabajo impagado, a "pecho descubierto" de nuestros sanitarios, los labradores y ganaderos arrimando el hombro para darnos de comer, el personal de limpieza…HÉROES DE LA RESURRECCIÓN!!!" Ahora los "muchos signos": los que ensalzan día a día la grandeza de la naturaleza humana,  los que señalan que fuimos creados para AMAR, a imagen y semejanza de nuestro Señor, estos signos en definitiva, son los que certifican que Jesús dio la vida por nosotros  y resucitó para redimirnos del pecado., Demos gracias por ellos!

    

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