PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según San Juan16, 12-15
El Espíritu de la verdad os guiará
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.
NOTAS BÍBLICAS
Este trozo del discurso de Jesús durante su última cena ha sido escogido para la fiesta de la Santísima Trinidad.
En él se muestra la unidad del Padre, del Espíritu de la verdad y de Jesús: «Todo lo que tiene el Padre es mío» -afirma Jesús-, y el Espíritu «tomará de lo mío». Ya Jesús ha afirmado antes su identificación con el Padre: «os he dado a conocer todo lo que oído a mi Padre» (15, 15), y lo repetirá después: «Les he comunicado las palabras que tú me diste… todo lo mío es tuyo y lo tuyo, mío» (17, 8 ss).
La misión del Espíritu es guiar a los discípulos hasta la verdad plena, con la que no pueden cargar por ahora («Ya está aquí la hora de que os disperséis cada uno por vuestro lado» 16,32 cf 13,33). Esa verdad plena aclarará «lo que está por venir», que en el marco de este evangelio parece referirse a los frutos de su muerte -recordemos que éste es su discurso de despedida-, muerte cuyo sentido a los discípulos «por ahora» les resulta incomprensible («no pueden cargar» con él), pero les será explicado por el Espíritu.
De esta forma el Espíritu manifestará la gloria de Jesús, pues su exaltación consiste en dar su vida por sus amigos (cf 15,13)
SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
DESDE EL TRABAJO
(Mujer, casada, trabaja, pertenece Comunidad eclesial y Movimiento Laical)
En este evangelio, Cristo me recuerda mi limitación y también su ternura: como no soy capaz de cargar, de comprender todo, Jesús va revelándose poco a poco en mi vida y me envía, para ello, su Santo Espíritu, quien asegura me llevará a la verdad.
Hoy festejamos el gran misterio de la Santísima Trinidad. Y es completamente cierto: No es posible que yo pueda comprender, a base de razón, esta y otras tantas cosas de los planes de Dios.
Trabajo en el sector socio sanitario y acompaño a diario situaciones de enfermedad grave y soledad. La segunda peor que la primera.
Y comienzan las preguntas ¿Por qué tiene que ser así de difícil? ¿Dónde estás Tú, Señor?
Resuena en mí el eco de Tu voz:
“El Espíritu (…) os guiará a la verdad plena”
Te suplico Señor, cada mañana, antes de enfrentar mi jornada, que no me dejes sola, que me envíes tu Santo Espíritu y me permitas escuchar lo que tienes que decirme, para poder imitarte, Cristo, y así hacer la voluntad del Padre.
DESDE LA ENFERMEDAD
(Mujer, soltera, sociosanitaria, actualmente baja por enfermedad, pertenece Comunidad Eclesial y Movimiento Laical)
Muchas veces hay cosas que no entiendo y otras me siento como si mi mente caminara más lenta, o en direcciones que los demás no ven. Vivo con una enfermedad mental desde hace años, y eso significa que a menudo cargo con pensamientos confusos, negativos, emociones que pesan, y días en los que todo me cuesta más.
Cuando leo este evangelio y escucho a Jesús decir: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora”, siento que me está hablando directamente a mí. Él sabe que no siempre puedo con todo. Que hay verdades, situaciones o dolores que me sobrepasan. Pero no me juzga por ello, al contrario: me promete que no tengo que entenderlo todo ahora, que no estoy sola.
Jesús promete al Espíritu de la verdad. Y yo lo entiendo así: el Espíritu Santo es esa presencia suave que me acompaña cuando me siento perdida, esa voz interior que me susurra calma cuando todo dentro de mí es un torbellino. Es esa fuerza silenciosa que me ayuda a confiar, incluso cuando no comprendo por qué me pasa lo que me pasa.
Dice también que el Espíritu “os guiará hasta la verdad plena”. Yo no sé si algún día tendré todas las respuestas. Pero sí sé que hay momentos de luz. Pequeños instantes de paz, de consuelo, de esperanza. Y eso me basta.
El Espíritu me recuerda que Dios no me ha dejado, que todo lo del Padre también es para mí. Que mi vida, aunque esté rota en partes, tiene valor, tiene sentido. Que no soy un error, ni una carga, ni un caso perdido. Soy hija de Dios. Y eso me sostiene
TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?
(Hombre, casado, pertenece a Movimiento cristiano)
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
En el nombre de la acogida sin límite, de la entrega sin límite y de la gracia sin límite.
En el nombre de la bendición permanente, de la libertad humanizante y de la confianza fundante.
En el nombre de la bondad infinita, de la certeza serena y del encanto enamorado.
En el nombre de la compasión restituyente, del humanitarismo empático y de la unificación absolutamente inclusiva.
En el nombre de la consistencia inagotable, de la insistencia amorosa y de la genialidad inabarcable.
En el nombre de la creatividad vivificante, de la intuición compasiva y de la inspiración inabarcable.
En el nombre de la divinidad fascinante, de lo más humano de lo humano y del que siempre enamora.
En el nombre de la existencia sin fin, de la solidaridad sin fin y de la comunión sin fin.
En el nombre de la fuente de santidad, del camino de humanidad y de la energía desbordante.
En el nombre de la inclusión sanante, de la diferencia libertaria y de la diversidad fascinante.
En el nombre de la inventiva amorosa, de la clarividencia cordial y de la genialidad irresistible.
En el nombre de la libertad alegre, de la alegría libre y del juego creativo.
En el nombre de la madre nutricia, la benevolencia enriquecedora y la fraternidad autentificante.
En el nombre de la protección indudable, de la bendición personalizada y de los vínculos gratificantes.
En el nombre de la plenitud de las plenitudes, del vaciamiento por amor, del silencio vibrante.
En el nombre de la presencia silenciosa, la presencia que enseña y de la presencia que susurra sabiduría.
En el nombre de la confianza esencial, de la palabra auténtica y del corazón palpitante sin descanso.
En el nombre de la santidad de las santidades, de la humanidad de la humanidad, del amor del amor.
En el nombre de la santidad, de los seres humanos y del misterio.
En el nombre de la ternura, de la fraternidad y de la conspiración.
En el nombre de la unidad de las unidades, del vínculo de los vínculos, de la diversidad de las diversidades.
En el nombre de la vida inagotable, de la pasión por lo viviente y de la intensidad de la realidad.
En el nombre de la raíz de todo lo viviente, de la presencia del sentido de toda la realidad y del devenir más allá de lo comprensible.
En el nombre de lo constituyente inalterable, de lo tangible sacramental y de la multiplicidad de la danza cósmica.
En el nombre de quien siempre incluye, de quien siempre se acerca al diferente y del que ama la diversidad.
En el nombre del agua de toda agua, de la tierra de cualquier tierra y del viento de todos los vientos.
En el nombre del amor sobre todo amor, de las entrañas de misericordia y de la fecundidad insondable.
En el nombre de la comunión que imanta, de la misericordia que vincula y la armonía de las energías.
En el nombre del bien, de la verdad y de la belleza.
En el nombre del cimiento eterno, de la lucidez enamorada y de la espera contra toda desesperanza.
En el nombre del sustrato donde todo se implanta, de la luz que todo lo ilumina y de la utopía de lo mejor del corazón humano.
En el nombre del encuentro de todo lo que es, de la hospitalidad que siempre alimenta y de la fiesta de toda vida.
En el nombre del fundamento sereno, de la sensibilidad empática y del impulso hacia lo mejor de cada uno.
En el nombre del manantial, del peregrino y de la vivacidad.
En el nombre del mar, de la tierra y del viento.
En el nombre del misterio cercano, del cuidado constante, del ímpetu inagotable.
En el nombre del poder de lo real, de la intensidad de lo real, de la densidad de lo real.
En el nombre del que sale al encuentro, del que acoge entrañablemente, de la celebración incesante.
En el nombre del que siempre cuida, del que siempre ama y del que siempre vitaliza.
En el nombre del silencio, de la música y de la armonía.
En el nombre de lo realmente existente, de lo realmente humano y del devenir de lo que realmente importa.
Trinidad Santa.
Luz.
Luz de luz.
Luz de las luces de la realidad.
Luz que nos busca.
Luz que nos sustenta.
Luz que nos crea y recrea y plenifica.
Santa Trinidad.
Alabanza.
Adoración.
Silencio.
CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?
(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)
ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?
(Hombre, casado, 3 hijos, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)
Hoy Jesús afirma algo enormemente importante; que le quedan por decir “muchas cosas” y el Espíritu es el encargado de guiarnos “hasta la verdad plena”.
¿Me dejo guiar por el Espíritu o mis guías son más bien los tertulianos, influencers, políticos, etc?
Jesús nos revela que la relación entre las personas de la Santísima Trinidad es de comunión perfecta.
¿Cómo puedo mejorar la comunión y la solidaridad en mi familia? ¿En mi trabajo? ¿En mi vecindario? ¿En mis redes sociales?
¿Soy consciente de que en la medida en que pueda mejorar la comunión en mi vida cotidiana seré reflejo de la Trinidad?
Feliz fiesta de la Stma. Trinidad.
¡Que Dios les bendiga!
Un abrazo.
Equipo de Coordinación del Evangelio Seglar
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