Evangelio Seglar para el Domingo 3º de Cuaresma (15 de marzo de 2020)

13 de marzo de 2020
Print Friendly, PDF & Email
Print Friendly, PDF & Email

LECTIO DEL DOMINGO III TIEMPO DE CUARESMA – CICLO A

PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Juan 4,5-42

Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice: "Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla."
[Él le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve." La mujer le contesta: "No tengo marido." Jesús le dice: "Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad."
La mujer le dice: "Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén." Jesús le dice: "Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad." La mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo." Jesús le dice: "Soy yo, el que habla contigo."
[En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le hablas?" La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: "Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?" Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían: "Maestro, come." Él les dijo: "Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis." Los discípulos comentaban entre ellos: "¿Le habrá traído alguien de comer?" Jesús les dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores."]
En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho."] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA RELIGIOSIDAD POPULAR
(hombre, casado, trabaja, dos hijos, cofrade y hermano de varias hermandades de penitencia)

Que suerte tenemos los cristianos de contar con un Dios, que en la figura de Jesús se hizo hombre con las mismas necesidades que nosotros, como aparece en este evangelio. Y es que contar en mi día a día con Dios, sabiendo que me voy a sentir entendido, y comprendido ya que Él, también tuvo las mismas necesidades y sentimientos que tenemos los hombres, me ayuda muchísimo a entablar relación con Él, como hizo la mujer en el pozo. Así yo también hablo, dialogo y en definitiva oro con el Señor.
Los cofrades tenemos multitud de ocasiones para dialogar con Cristo, en el día a día en la Iglesia o capilla en la que están nuestros Titulares, o en los actos de culto que en las cofradías preparamos en este tiempo de Cuaresma, pasando por Besapiés o Besamanos. Es en ese diálogo u oración dónde le pedimos al Señor que nos dé de esa agua Viva que calma nuestra sed.
A mi personalmente me encanta hablar con Él en el Besapiés, siento que se acerca a mí, que “baja” a nuestra altura, que me mira a los ojos, y es como si en ese diálogo que mantenemos estuviera más cerca, como si estuviera más atento y es ahí dónde le pido y le doy gracias por tanto que nos da, y para que siga cuidándome y saciándome con ese agua que sólo Él puede dar y que cuando la pruebas experimentas la Felicidad verdadera.

DESDE LA ENFERMEDAD
(mujer, casada, jubilada, convaleciente, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

El encuentro de Jesús con la samaritana, me hace recordar cómo fue mi encuentro personal con Él. Yo conocía a Jesús. Siempre me hablaron de él, en mi familia, en mi colegio. Pero mi experiencia no era personal, era la experiencia vivida por otros. Ya tenía algunos años cuando él salió a mi encuentro. La iniciativa no partió de mí, sino que fue de él. Sentado en el camino de mi vida, esperó el momento propicio para hacerse presente. Tampoco fue un encuentro súbito, que me llevara a caer del caballo como a Pablo, sino que fue poco a poco. Porque mi cántaro iba lleno de tantos apegos, de tantos prejuicios, de tantas cosas… que había poco sitio para el Agua Viva. Y hubo que ir vaciándole de todos esos lastres. Supuso poner al descubierto los valores en que cimentaba mi vida, me hizo ver y aceptarme tal como era. Llevó su tiempo. Tiempo de luces y sombras, de encuentros y desencuentros. No fue fácil. 
Pero cuando decidí acercarme al Señor sin condiciones, dejar que tocara mi corazón, que se quedara en mi vida. Ese encuentro me cambia, me sana, saca lo mejor de mí, llena de sentido mi vida. Hace que valga la pena. Ese encuentro con el Señor, hizo que sintiera también la necesidad de compartir esa experiencia con otros, de compartirlo en comunidad. Igual que lo compartió la samaritana.
Han pasado muchos años desde entonces, y ahora que se acerca el atardecer de mi vida, veo la importancia de ese encuentro, pero sobre todo la importancia de haberlo cuidado.  Ya no tengo tiempo que perder en tonterías, en naderías, en insignificancias. Solo de ir a lo esencial, a lo fundamental, a lo importante. Y lo importante y lo esencial es Él.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, agua que sacia la sed de los peores yermos
– la soledad, el autodesprecio…
Señor Jesús,  agua que nos libera de los peores infiernos
– la mirada estigmática de los demás,
el juicio inexorable de los cultivadores de estiércol…
Señor Jesús, agua que sana las peores toxicidades humanas
– todos somos perdedores si se cuenta mal la historia,
todos somos, alguna vez, leprosos siniestros…
¡Cristo Jesús, tú cuentas muy bien nuestra biografía!
Ninguna historia personal te es ajena:
eres presencia auténtica en el fondo misterioso
de cada ser humano.
Y de todos nuestros pozos,
que muchas veces ni conocemos,
sacas agua para nuestra salvación
y la salvación del mundo.
¡Cristo Jesús, nos conoces mejor que nosotros mismos!
Nos comprendes como somos,
– basta acercarse y silenciarse…
Cristo Jesús, nos hablas justo con la palabra exacta,
– basta acercarse y escucharte…
Cristo Jesús, nos tratas como nadie nos ha tratado.
– basta acercarse y dejarse mirar
cómo sólo tú has mirado
a los hombres y mujeres
en toda la historia de la humanidad…
¡Cristo Jesús, sin ti nuestra vida es baldía!
Señor Jesús, cada uno de nosotros somos la samaritana.
¡Todos ansiamos a alguien que nos acoja como Tú!

Escuchamos, sobrecogidos,
al borde de las lágrimas más auténticas
que jamás hubiéramos podido derramar
tus palabras de salvación:
“No importa lo que hayas hecho,
te amo por ti mismo.
Ven a mi tal como eres,
tal como estás,
tal como vas por la vida.
Ven a mi con tu biografía
Desportillada o rota
o hundiéndose en los basureros
de la mezquindad humana.
Ven a mi. Confía, Ven.

Te doy la paz sobre toda paz…
esa paz que tranquiliza tu interior
y que te alegra definitivamente la vida.
Levántate, no temas.
Revive y vuelve a vivir.
Tienes derecho a ser tú.
Yo estoy contigo hasta el final de los tiempos.”

Señor Jesús, como a la samaritana,
sólo nos cabe profesar la fe en ti,
nuestra fuente de salvación.
¡Señor Jesús, no podemos callar!
¡Que, en todas las mentes,
que, en todos los corazones
que, en todas las vidas
llegue a reverberar la experiencia
del encuentro contigo,
Luz de Luz, Vida de Vida, Energía de Energía!

¡Haznos aguadores de tu salvación
en nuestro día a día…
en nuestra sociedad
en nuestro trabajo,
en nuestra familia… ¡
¡Haznos humildes cántaros de salvación!
¡Haznos humildes fuentecillas de agua
que recrea y enamora como tú!
¡Haznos humildes botijos de fraternidad!

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 2 hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)

Tenemos sed. Sed de paz, de seguridad, de confianza, de esperanza, de consuelo, de alegría, de compañía…
Busquemos el pozo adecuado para calmar nuestra sed. Son muchos los pozos que nos ofrecen a nuestro alrededor, en nuestra sociedad. Pero no todos tienen un agua pura, apta para consumir, sin contaminación. No todos son adecuados.
Pidamos “agua”, con humildad, como lo hizo Jesús con la mujer samaritana. Pidamos ese “agua” que necesitamos a Dios con fe, con constancia. Acerquémonos a Él con nuestro cántaro vacío, con nuestra vida vacía, para que sea Él quien la llene. “Señor, dame de esa agua”. Dame de tu Agua viva y se calmará mi fatiga, hallaré el rumbo y el sosiego. Mi vida tendrá sentido. Tú eres la respuesta real, creíble, verdadera. Ningún otro pozo calmará nuestra sed.
Transformemos el Agua que recibimos en surtidor, en manantial, en fuente que llegue a los hermanos. Rompamos barreras como hace el Maestro. Entre él y la samaritana, hay una barrera por cuestiones religiosas pero también por ser hombre y mujer. Nuestro mundo está llena de barreras de todo tipo. Tiremos esas barreras. Tendamos puentes que ayuden al entendimiento, a la fraternidad, a la aceptación, a la empatía…