Evangelio Seglar para el Domingo 2º de adviento (5/12/2021)

4 de diciembre de 2021
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PRIMER PASO: LECTIO
¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según Lucas 3, 1-6

Todos verán la salvación de Dios.

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: "Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios."

NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)

Los Domingos 2º y 3º de Adviento se reparten la perícopa que presenta la figura de Juan (el Bautista).
Hoy es cortada tras la cita de Isaías 40, 3-5 que Lucas aplica a Juan: él es esa voz que prepara el camino a la venida de Jesús, quien empezará su vida pública en la perícopa inmediatamente posterior. Así también se deja claro que Juan no es el Mesías.
Juan es presentado como profeta, pues casi todos los libros proféticos comienzan como esta perícopa, situando al profeta en el contexto histórico y geográfico. El año 15 de Tiberio es en torno al 28 de nuestra era.
La Palabra de Dios no es dirigida a ninguno de los poderosos del imperio, ni tampoco a los influyentes sacerdotes, sino a una figura marginal que bautiza fuera del Templo, por el Jordán. Lucas deja claro que su bautismo es sólo de conversión y no confiere el Espíritu Santo..

SEGUNDO PASO: MEDITATIO
¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
 
DESDE EL SÍNODO 2021-2023 “Por una Iglesia sinodal”
(hombre, casada, trabaja, 3 hijas, pertenece a comunidad y movimiento seglar)

Preparamos el camino para alguien que viene. En realidad, somos el camino (en griego, οδ?ς, odós), que es como se referían a sí mismos los primeros cristianos.
Francisco habla de tres pilares del Sínodo (σ?νοδος, syn-odós, camino juntos). El primero es la COMUNIÓN. En un buen camino todos los elementos del firme han de estar bien ligados. Hemos de convencernos de que nos pertenecemos unos a otros, nos com-padecemos,  con-graciamos, con-movemos, com-partimos.
El papa habla también de tres riesgos. El primero es el elitismo. Poner todo el interés en que el cuestionario quede perfecto, brillante, dejando atrás aportaciones modestas o molestas. Si el camino no amalgama bien todos los elementos, si nos esforzamos por distinguirnos de otros "inferiores", si hay división, si no hay verdadero dia-logo, corremos el riesgo de que, a las primeras lluvias, el camino para el Señor se convierta en un pedregal intransitable.

DESDE LA FAMILIA “En el año Familia Amoris Laetitia”
(matrimonio, él trabaja, cuatro hijos, pertenecen a comunidad cristiana y movimiento seglar)

En nuestros hogares para esta época, decoramos nuestras casas, pintamos, ponemos un arbolito, planificamos la cena de Nochebuena y visitamos familiares. También participamos  de las misas de adviento, de las de aguinaldo o mañanitas y demás actividades de nuestra comunidad parroquial. Todo esto para prepararnos a recibir al que viene, a nuestro Salvador.
Pero no se nos puede olvidar una clave muy importante que Lucas nos da para alcanzar esa salvación que tanto anhelamos: el perdón. Y es que,  perdonar es una de las más grandes pruebas de amor, y sentirse perdonado es sentirse plenamente amado. Es reconocer que somos imperfectos y aún así, dignos de amar. Aprovechemos el acto penitencial que nos ofrecen nuestros sacerdotes para reconciliarnos con Jesús. Vayamos en familia para que realmente nos preparemos para la Navidad que se acerca.

TERCER PASO: ORATIO
¿Qué nos hace decir el texto?

(hombre, casado, trabaja, pertenece a movimiento cristiano)

Señor Jesús, es posible anunciar con dichos y hechos que es posible una vida mejor.
Señor Jesús, es posible iniciar un camino de crecimiento, de liberación, de conversión: tu camino.
Señor Jesús, es posible captar con toda la intensidad posible que tu camino conduce a la vida de verdad.
Señor Jesús, es posible que podamos torcer neciamente nuestra biografía.
Señor Jesús, es posible que incluso dejemos de ser caminantes y nos transmutemos en fantasmas errantes, llenos de máscaras, de triunfos, de victorias, como drogados Frankenstein en ciudades desalmadas.

Señor Jesús, nunca es tarde.
Señor Jesús, nunca es imposible.
Señor Jesús, somos mejores que lo peor que hayamos hecho.

Señor Jesús, somos nosotros mismos lo que debemos recorrer para llegar a Ti.
Señor Jesús, tu camino y nuestro camino es el mismo.
Señor Jesús, tú quieres que vivamos.

Señor Jesús, desprendernos de las tonterías que acumulamos, en nuestra casa y en nuestra alma.
Señor Jesús, ir al desierto desaferrados, desposeídos, esenciales.
Señor Jesús, encontrar en el desierto lo que tenemos dentro.

Señor Jesús, más allá de la seguridad material, Tú.
Señor Jesús, más allá de la seguridad afectiva, Tú.
Señor Jesús, más allá de la seguridad doctrinal, moral y litúrgica, Tú.

Señor Jesús, desaferrarse no es fácil. Somos seres miedosos y ávidos.
Señor Jesús, desposeerse no es fácil. Somos seres egoicos y soberbios.
Señor Jesús, esencializarse no es fácil. Nos emborrachamos con nuestros logros.

Señor Jesús, oír a Juan, el que clama, es arriesgarse a descubrir que necesitamos olvidarnos de nosotros.
Señor Jesús, mirar a los ojos a Juan, el que acucia, es peligroso para toda la coraza de hemos construido golpe a golpe a golpe día a día.
Señor Jesús, confrontarse con Juan, el que anuncia imperiosamente, es exponerse a la llamada de las llamadas,
a la aventura de las aventuras,
al asombro de lo que de verdad es importante para el corazón del ser humano,
sea cual sea su biografía, sus santidades y sus pecados.

Señor Jesús: Por Juan lo sabemos:
el centro, la esencia, el fundamento
eres Tú,
es estar contigo,
el Amado.

Señor Jesús,
Todo es nada ante Ti.
Tú, El Amado.

Tú, el Amado más allá y más acá de las preguntas.
Tú, el Amado más allá y más acá de los arquetipos.
Tú, el Amado, más allá y más acá del cualquier intento de conocer, dominar y decidir, humanamente.

Tú, al Amado: el hombre que es mensaje.
Tú, el Amado: el hombre que es la salvación.
Tú, el Amado: el hombre que es la santidad.
Nuestra voz más profunda es la Tuya.
Nuestros deseos más profundos son los Tuyos.
Nuestras capacidades más profundas son las Tuyas.

Tú, el Maestro interior.
Tú, el que nos enseña la verdadera proporción de la realidad.
Tú, el Señor que es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO
¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

ÚLTIMO PASO: ACTIO
¿A qué nos lleva el texto?

(matrimonio, 3 hijos, él trabaja, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar) (2009)

“Juan recorrió…predicando”… ¿y yo? Con lo a gusto que se está en mi casa, más aún con el frío que hace fuera. No nos engañemos, esto de ser cristiano no es nada cómodo, requiere esfuerzo…Pero todo aquello que cuesta es lo que nos da las mayores gratificaciones al conseguirlo.
Os invitamos en esta semana a que os pongáis en camino, a que preparéis vuestro interior para que sea templo santo donde acoger al Señor. Pero sin “atracones” de conversión como quien estudia un examen a última hora, sino disfrutando de darme cuenta de lo que debo cambiar, de mi intención de cambiarlo, de mis pequeños pasos. Nunca un deportista podrá llegar a superar todas las marcas en un par de semanas. Será el tesón, la constancia, el esfuerzo, lo que haga que mejore. Y el ver que mejora le hará querer superarse más. Así debe ser el buen cristiano. Persona incansable, que sabe tener fe, confiar y que nunca deja de “entrenar” y superarse, porque sabe que “cuanto menos se hace menos se quiere” y menos se puede.
Utilizad este Adviento para perdonaos a vosotros mismos, para saber que desde Dios nuestra conversión es posible. Y desde esa conversión nuestra, todos “verán la salvación de Dios”.

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