Érase

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Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.El pequeño ya estaba encandilado. Ya ha­bía rezado de rodillas en la cama, las tres "Ave Marías" y el "Ángel, dulce compañía". Pero impo­sible dormir sin que el papá o la mamá le conta­sen los cuentos que siempre le sabían a nuevos: Pulgarcito, Blanca Nieves y ¡os siete enanitos, El gato con botas, La hormiguita laboriosa… Y al final no podía faltar: "Y fueron felices/ y comieron perdices./ Y a mino me dieron/ porque no quisieron". Rematado el cuento con el final feliz, arropa­do más que con las mantas con el besazo -esos que sólo saben dar las madres-, el niño quedaba profundamente dormido, mecido por las olas del cariño.

Buena literatura infantil

María Curto, reconocida crítica de literatura in­fantil, señala cinco requisitos para aprobar como bueno un libro infantil:

  1. Estar bien escrito;
  2. Contar una historia entretenida desde el principio;
  3. Transmitir valores positivos que el niño pueda aplicar en sus circunstancias concretas;
  4. Que el fondo de la historia y el lenguaje sea adecuado a su edad;
  5. Ilustraciones atractivas.

Voz de alarma

Hoy la oferta editorial es amplia y exige que los padres no compren a ciegas los cuentos in­fantiles que se encuentran en las librerías. Ni si­quiera puede fiarse de los libros que ostentan el logotipo de una editorial religiosa. Sin duda con buena intención, dos editoriales católicas, que yo conozco, ofrecen algunos títulos cuyo contenido es desacertado. Dos ejemplos para que juzguen los lectores: "Clara tiene una gran familia" cuenta la historia de una familia rota. La protagonista cuenta a sus amiguitas que tiene una familia muy grande. Copio al pie de la letra este galimatías: "Mi madre, Enrique su marido, y Nuria la hija de Enrique. El más pequeño es Nicolás y éstos son mi padre Martín y Ana su mujer, que es madre de Juan." El mensaje que quiere inculcar es que tie­ne mucha familia. Y oculta que lo que verdadera­mente tiene la pobrecita Clara es una…

Familia desestructurada

El otro ejemplo intenta explicar a los niños que es normal que sus papas se separen. Se titula "Los padres de Sara se separan." Y el mensaje que in­tenta inculcar es que no se tiene que preocupar porque su papá y su mamá le seguirán amando igual. Y aún sale ganando y le da una razón que pone la base para crear actitudes que hagan de los pequeños seres vividores y aprovechados: "Ade­más tendrás suerte: tendrás el doble de cosas que los demás."

Responsabilidad de los padres

María Curto, ya citada, aconseja a los padres, no sólo que escojan bien los libros para sus hijos, si­no "que lean los libros que leen sus hijos, no só­lo para estar informados y apartarlos de conteni­dos inadecuados, sino como una bonita forma de compartir vivencias."

Deben los padres buscar libros, como apunta Bernabé Tierno, que potencien su imaginación: "Son buenos los que tengan que ver con ser empáticos con los demás, enseñarles a que disfruten con los amigos, que les enseñen a ser solidarios. Que hagan que un niño desde pequeño sea feliz con las cosas corrientes…potenciar la inventiva, alertar sus capacidades…Y no hacer cuentos que vayan en la línea de llevar al niño a la pocilga y meterle en el lodo,"
La pedagoga Ruíz Ogarrio, rechaza la tendencia de ciertos cuentos infantiles que quieren enseñar todas las realidades de la vida. Aún las que no son deseables y encima presentarlas como buenas:"

En los cuentos y en la educa­ción en general se trata de ofre­cer modelos que imitar, ideales, puntos de referencia que les den la seguridad afectiva y psi­cológica que necesitan para ser felices, no pobres demostracio­nes de la debilidad y el fracaso humano."

Claro está que la primera res­ponsabilidad es ofrecer a los hijos la experiencia básica de una familia construida con la argamasa de un amor verdadero. El esfuerzo continuado de los esposos para crecer en el amor ofrece a los hi­jos una gran seguridad y les enseñará a conocer y vivir el amor verdadero. En la familia se aprende a amar y a ser amado. La familia fundada sobre el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer es el lugar adecuado para nacer, crecer y vi­vir en la verdad y en el amor.

Los hijos que viven y asimilan por ósmosis el ejemplo de los padres, soñarán felices y entende­rán perfectamente los patrones que encuentren en lecturas adecuadas y seleccionadas.

Estrambote en prosa

Me parece una licencia justa acabar este artícu­lo con el estrambote en prosa poética sobre estas lecturas infantiles que nos ofrece José Ms Sánchez Silva, premio Andersen y autor de ‘Marcelino, Pan y vino’: "La literatura infantil es sencilla, verdade­ra, transparente. Debe expresar que la vida es her­mosa; el mundo, la inmejorable obra de Dios; la realidad, el reino de la fantasía y la verdad lo que hay que saber siempre, pero llegando a ella con los ojos cargados de poesía."