Entrevista a Mons. Pedro Casaldáliga, obispo de Araguaia: «El neoliberalismo es la muerte»

2 de marzo de 2007
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Pedro Casaldáliga
Aut : Wikipedia

El neoliberalismo es la idolatría de la muerte, afirma mons.Pedro Casaldáliga, obispo de São Félixdo Araguaia (Mato Grosso, Brasil), en esta entrevista. Como obispo y, por tanto, como servidor de toda la Iglesia, él establece un puente anual entre las comunidades de la Amazonia y Centro-Oeste de Brasil y los pueblos centroamericanos.
Une, en un solo corazón y una sola esperanza, las angustiasy las aspiraciones de los indios del Araguaia y de los campesinos deNicaragua, de los agentes pastorales de Santa Terezinha y de losmisioneros de El Quiché, en Guatemala.

Casaldáliga dice que el neoliberalismo profundiza elempobrecimiento de los pueblos de nuestra América, alidolatrar al dios del mercado. Y pide a la sociedad que tengavergüenza y venza el hambre de las mayorías.

Brasileño de adopción, español denacimiento, latinoamericano de honor, Pedro Casaldáliga esuna de las personalidades más representativas de la Iglesiade los Pobres en Brasil, en América Latina y en el mundo.Misionero claretiano, vino a trabajar a la Amazonia hace 25años. Es uno de los fundadores del Consejo IndigenistaMisionero (CIMI) y de la Comisión Pastoral de la Tierra(CPT) de la Iglesia brasileña.

La dictadura militar intentó cinco veces expulsarlo delpaís. Su Prelatura fue invadida cuatro veces en operacionesmilitares. En 1977 fue asesinado a tiros, a su lado, el padre JuanBosco Penido Burnier; él y Pedro protestaban contra lastorturas que practicaba la policía contra mujeres presas.Varios de sus sacerdotes fueron apresados y uno de ellos, FranciscoJentel, fue condenado a 10 años de prisión yexpulsado del país. El archivo de la Prelatura fue saqueadoy su boletín fue editado de forma apócrifa, paraincriminar al obispo.

Pedro ha sido perseguido también por los sectoresconservadores de la Curia Romana y de la Iglesia de Brasil y deAmérica Central. Poeta, es uno de los autores de la«Misa de la Tierra sin males» y de la«Misa de los Palenques (Quilombos)», con MiltonNascimento y Pedro Tierra.

-  ¿Cuáles son los rasgos que caracterizan larealidad latinoamericana hoy?

-  La palabra de orden, hoy, en América Latina, el Caribe y elmundo es «neoliberalismo», con las consecuenciasmás dramáticas para el Tercer Mundo. No podemosolvidar que el neoliberalismo continúa siendo elcapitalismo. A veces se olvida esto.

Me preguntaron varias veces, en este viaje, qué puede deciro hacer la Iglesia ante el neoliberalismo. Yo, recordando los consejosde nuestros antiguos catecismos («contra pereza, diligencia;contra gula, abstinencia.») respondí:«contra el neoliberalismo, la siempre nuevaliberación».

Destaqué que el neoliberalismo es el capitalismotransnacional llevado al extremo. El mundo convertido en mercado alservicio del capital hecho dios y razón de ser. En segundolugar, el neoliberalismo implica la desresponsabilizacióndel Estado, que debería ser el agente representativo de lacolectividad nacional. Y agente de servicios públicos.

Al desresponsabilizar al Estado, de hecho se desresponsabiliza lasociedad. Deja de existir la sociedad y pasa a prevalecer lo privado,la competencia de los intereses privados.

La privatización no deja de ser el extremo de la propiedadprivada que, de privada, pasa a ser privativa y que, de privativa, pasaa ser privadora de la vida de los otros, de las mayorías. Laprivatización es privilegización, laselección de una minoría privilegiada que,ésa sí, merece vivir, y vivir bien.

Esta es doctrina de los teólogos del neoliberalismo: el 15%de la humanidad tiene derecho a vivir y a vivir bien; el resto es elresto. Al contrario de lo que dice la Biblia, de que es el resto deIsrael, resto de pobres, quien debe abrir caminos de vida y deesperanza para las mayorías.

El neoliberalismo es la marginación fría de lamayoría sobrante. O sea, salimos de la dominaciónhacia la exclusión. Y, como se suele decir, hoy serexplotado es un privilegio, porque muchos ni siquiera alcanzan la«condición» de explotados, ya que notienen ni empleo. Estamos viviendo entonces lo que se llama un«maltusianismo» social, que prohibe la vida de lasmayorías.

El neoliberalismo es también la negación de lautopía y de toda posible alternativa. Es conocida laexpresión de Fukuyama: el «fin de lahistoria», el no va más de la historia.

Es también la mentira institucionalizada, con base en lamodernidad, de la técnica, de la libertad y de lademocracia. Bellos nombres que deberían tener suauténtico valor, pero que son manipulados y tergiversados.Se trata de una modernidad que ya es posmodernidad, en el Primer Mundo,y una técnica que es puesta como valor absoluto, enfunción del lucro y una pseudolibertad y unapseudodemocracia.

En América Latina salimos de las dictaduras para caer en las«democraduras». Es bueno recordar la palabralúcida del teólogo españolGonzález Faus -que ya ha venido varias veces aAmérica Latina- al decir que, así como elcolectivismo dictatorial es la degeneración de lacolectividad y la negación de la persona, el individualismoneoliberal es la degeneración de la persona y lanegación de la comunidad. El individualismoegoísta degenera la persona, que, por definición,debería ser relación y complementacióncon los otros. Este individualismo neoliberal es, pues, ladegeneración de la comunidad, que esparticipación y compartimiento.

Como Iglesia, como cristianos, delante de esta bestia fiera delneoliberalismo, es necesario que proclamemos y promovamos el serviciodel Dios de la Vida.

Hoy, más que nunca, la Teología de laLiberación, la Pastoral de la Liberación y laEspiritualidad de la Liberación, proclaman, afirman ycelebran y practican el Dios de la Vida. Se trata también depromover la responsabilidad y la corresponsabilidad de las personas yde las instituciones sociales y de la propia Iglesia, a todos losniveles. El mandamiento de Jesús vivido en la vida diaria,política e institucionalizada. La opción por lospobres, muy definida por las mayorías. Jesúsmismo la formula diciendo: «He venido para que tengan vida yla tengan en abundancia».

Y la afirmación de la utopía, que refuerza laesperanza en la acogida y en el servicio, ya, aquí y ahora,estimulando y posibilitando la presencia y la acción de losnuevos sujetos emergentes (el mundo indígena, el mundonegro, la mujer, la juventud), el protagonismo de los laicos -como hadicho Santo Domingo- y el protagonismo de los pobres. Esta es lapolítica del Evangelio de Jesús.

La verdad nos hace libres, y la transparencia de vida debe aparecercomo testimonio. En términos de Iglesia, esto se traduce muybien en la Teología y en la Espiritualidad de laliberación, en las comunidades de base, en las pastoralesespecíficas que actúan en esas fajasmás prohibidas y más marginadas, por la Biblia enlas manos del pueblo. Por la Pastoral de la Frontera, la Pastoral de laConsolación y la Pastoral del Acompañamiento.

Y también, más recientemente, por la Pastoral dela Sobrevivencia, sin caer en el pragmatismo asistencialista quepodría hacer nuevamente que el pueblo olvidase lasestructuras, las causas, los derechos.

Me llamó la atención (y voy a decirlo consimplicidad, respeto y libertad de espíritu) que unsacerdote español que vino a Honduras dijo a un grupo demiembros del movimiento del neocatecumenado: las tres grandestentaciones para la Iglesia de Dios en América Latina hoyson el nacionalismo, la inculturación y laecología.

Yo lo interpreté así: si el nacionalismo meincomoda es porque estoy defendiendo el transnacionalismo; si lainculturación me incomoda es porque continúodefendiendo el colonialismo; si la ecología me incomoda, esporque defiendo el capitalismo depredador.

El propio documento de Santo Domingo aconseja a los movimientosneoconservadores que participen en la Pastoral de Conjunto y no sean,de hecho, neocolonizadores. La inculturación es el grandesafío para la Iglesia en América Latina y en elTercer Mundo. Se trata de esa encarnación en las culturas,en los procesos, en la realidad de nuestro pueblo.

Vi por ahí una camiseta con la inscripción:«501». O sea, comenzamos ya otros 500años de otro signo. Social, política, cultural yeclesiásticamente, queremos que así sea.

-  América Latina vive un nuevo período deelecciones presidenciales en varios países (Bolivia,Uruguay, Paraguay, Brasil, Guatemala, El Salvador, Argentina y otros).Estas elecciones vienen sucediéndoseprácticamente desde el poder colonial.¿Qué implican de desafío?

-  Las elecciones son muy publicitarias y dependen en gran parte de redesde televisión que hacen las elecciones. Hay unadecepción bastante generalizada con relación alos políticos. Todas las personas conscientes piden otrospolíticos. Los partidos están desprestigiados, enmuchos lugares. Muchos sectores quieren incluso prescindir de lospartidos. Piensan más en alianzas de tipo movimientopopular. Tampoco podemos caer en el peligro de diluir la conciencia, laresistencia y la organización, y seguir dominados porfuerzas que tienen en sus manos el dinero, los medios decomunicación y los puestos políticos.

Pero no hay duda de que, bajo el poder del capital neoliberal,representado por el FMI y por el Banco Mundial, la alianza de esospolíticos de marketing, al servicio del mismo neoliberalismoy ante la impotencia de amplios sectores de las fuerzas populares, esde temer que se repitan, con algunos retoques, las elecciones deaños anteriores y hasta de siglos atrás, comousted señala.

La táctica en todas partes es la misma. Las promesas, losprogramas, acaban siendo los mismos. Todos los partidos conocen muybien las necesidades del pueblo y saben programarteóricamente soluciones. Por otra parte, recientemente hallamado la atención del mundo entero que Cuba haya votadosignificativamente en favor de Fidel. Leí comentarios demedios de comunicación de Europa -antes de las eleccionescubanas- pronosticando que Fidel sufriría una derrota. Cubaestá mal económicamente, de esto no hay duda,pero los cubanos ven lo que ocurre a sus vecinos neoliberales y noquieren perder las conquistas básicas de laRevolución, en educación, en salud, enparticipación popular.

-  Sobre Cuba, ¿qué actitud piensa usted que loscristianos debemos asumir ante la situación de esepaís, en este momento?

-  Debemos continuar condenando, abiertamente, el bloqueoeconómico a Cuba. Es algo totalmente injusto e inicuo. Essimplemente un gesto de prepotencia y de orgullo imperial de EstadosUnidos.

En segundo lugar, debemos ayudar al propio pueblo cubano y a susdirigentes a irse abriendo también a aspectos formales de lademocracia. Debemos, antes de nada -y la historia seguiráagradeciendo siempre esto- la actitud firme, coherente deantiimperialismo de la Revolución Cubana.

Y debemos ir posibilitando, entre todos, la integraciónlatinoamericana de un modo alternativo. Ni el MerCoSur (MercadoComún del Cono Sur), ni el NACLA (Tratado de Libre Comerciode América del Norte, Canadá yMéxico). México lo está pasando mal.Muchos empresarios tuvieron que cerrar sus empresas. El obispo deChiapas, mons. Samuel Ruiz, me dijo que se puede prever cualquier tipode insurrección en el país. Ya sellegó al extremo de importar leche de Australia.

-  ¿Qué piensa usted de la deuda externa, queparece olvidada hasta por parte de los partidos progresistas?

-  La deuda externa continúa siendo la sangría denuestros pueblos. Sigue siendo el gobierno real de nuestrasdemocracias. No son nuestras Constituciones las que mandan; es la deudaexterna.

Los presidentes y los ministros de hacienda de nuestrospaíses son representantes del FMI. La deuda externa, con elpago de los intereses, es lo que condiciona los salarios, los serviciospúblicos.

Mientras no resolvamos este problema, es prácticamenteimposible imaginar una economía democrática ennuestros países de tercer mundo. Y, evidentemente, noserá el neoliberalismo el que resuelva el problema de ladeuda externa.

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