El secreto que aprendió la ardilla

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EL SECRETO QUE APRENDIÓ LA ARDILLA


Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.
        La ardilla es un animal muy listo. Pero ni la misma ardilla sabía lo lista que era. Eso nos pasa también a nosotros, que valemos mucho pero a veces no nos damos cuenta de lo que valemos. ¿Te acuerdas del león que se crió entre cabras? Algo así. Creemos que somos cabras, cuando somos leones. Y ahora vas a ver cómo la ardilla cayó en la cuenta de lo que valía. Y ya sabes que eso va a ser una lección para ti y para mí. Vamos a aprenderla, que es bien divertida y nos valdrá para toda la vida.

    La ardilla subía y bajaba por los árboles y cogía frutos y escondía piñas y jugaba juegos y hacía carreras. Todo le iba muy bien, pero aún se sentía poco satisfecha, y quería saber más. Por eso se fue a un hombre muy sabio y muy viejo de la aldea y le dijo:
– Dame un talismán para que yo me convierta en el animal más listo de todos.
– Mira, ardilla, un talismán es una piedra preciosa que te cuelgas al cuello y te hace el más sabio de todos los animales. Como es tan valioso no se puede dar así como así. Pero yo te puedo dar el
verdadero talismán si haces lo que te digo.
– ¿Qué tengo que hacer?
– Tienes que traerme las lágrimas de un león, la leche de una búfala, el cuerno de un ciervo, y una serpiente pitón viva y entera.
– Eso es muy difícil.
– Es la única manera. Y lo tienes que traer tú sola sin ayuda de nadie. Tú verás.
– Ya veré. Gracias de todos modos, y hasta pronto.

    La ardilla pensó primero en el león. Era peligroso acercarse, y además un león no llora. ¿Qué hacer? Se fue despacito a donde estaba dormitando el león a la sombra de un árbol, se paró de cerca y se puso a respirar como si estuviese falta de aliento después de haber corrido mucho. El león abrió un ojo y le dijo:
– ¿Qué te pasa, ardilla?
– Que… te traigo… una mala… noticia… rey león.
– ¿Qué noticia?
– Que unos cazadores han matado a tu esposa la leona que estaba jugando con tus hijos los leoncitos.
– ¿Y mis cachorros?
– Se los han llevado los cazadores.

    Entonces el león se echó a llorar, y la ardilla se acercó con Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.mucho cuidado, y al caer las lágrimas del león las recogió en un cuenco que tenía preparado y se fue primero despacito para no levantar sospechas, y luego corriendo corriendo antes de que el león se enterara que lo había engañado porque a la leona y a los cachorros no les había pasado nada.

    Luego la ardilla se fue a los prados donde pastaban unas búfalas salvajes, se puso en frente de una de ellas, y comenzó a burlarse de ella, a sacarle la lengua y a ponerle un palmo de narices. La búfala se enfureció y echó a correr para aplastar a la ardilla. La ardilla también echó a correr y saltó por en medio del tronco de un árbol que se dividía en dos a partir de la raíz, y la ardilla podía pasar por mitad de las dos ramas del tronco porque era pequeña y delgada, pero la búfala era gorda y se quedó atascada entre las dos ramas al perseguir a la ardilla, y la ardilla fue entonces por detrás, le ató las patas traseras para que no diera coces, y la ordeñó. Con eso ya tenía la leche de búfala. Y cómo salió la búfala del atasco del tronco ya no le preocupaba a la ardilla. Ni a nosotros.

    Para conseguir el cuerno del ciervo la ardilla sabía que con la nueva estación los ciervos cambiaban de cuernos, se les caían los viejos y les nacían nuevos. Así que en la primavera se puso a seguirlos de lejos, y en cuanto se le cayó un cuerno a uno, lo recogió y lo guardó.

    Le faltaba lo más difícil que era una pitón viva. Para eso la ardilla usó toda su astucia. Se acercó a una serpiente pitón que presumía de ser larga, y le dijo:
– Tú eres muy larga, pero yo he visto otra serpiente pitón más larga que tú.
– No puede ser. Yo soy la pitón más larga del mundo.
– No lo eres.- Sí lo soy.
– ¿Cómo lo puedes probar?
– Mídeme y lo verás.

    Entonces la ardilla cogió un palo largo y le pidió a la serpiente pitón que se tendiese a todo lo largo del palo para medirla. Cuando la serpiente estaba tendida a lo largo del palo, la ardilla la ató enseguida al palo con una cuerda que llevaba preparada, y ya tenía con eso una pitón viva y entera para llevársela al anciano de la aldea que le había prometido el talismán para ser la más lista de todos los animales.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.– Aquí está todo lo que me dijiste te trajera. Las lágrimas del león, la leche de la búfala salvaje, el cuerno del ciervo, y la serpiente pitón viva y entera. Ahora dame el talismán para que yo sea el animal más listo de todos.
– Ya tienes el talismán.
– ¿Cómo que lo tengo?
-Ya lo tienes. El talismán es tu inteligencia. Tú has hecho las cuatro cosas más difíciles del mundo. Has conseguido las lágrimas del león, la leche de una búfala salvaje, el cuerno de un ciervo, y una serpiente viva. Eres más lista que el león, la búfala, el ciervo y la serpiente. Eres la más lista entre todos los animales. Lo que pasa es que tú no lo sabías. Ése es el secreto que tenías que aprender. El talismán es que sepas el talento que tienes. Ahora ya lo sabes. Vete y úsalo bien, para tu propio bien y para bien de todos.
– Así lo haré. Me portaré bien como la más lista de todos los animales. Y gracias, hombre sabio, por haberme hecho caer en la cuenta.

    Y la ardilla se fue, y saltó de gozo, y fue feliz porque sabía que era la más lista, y siempre usaba su talento para ayudar a todos y estar ella contenta. Porque cuanto más bien les hacemos a los demás, más contentos estamos nosotros.

    Tú tienes talento. Tú vales mucho. Tú tienes el talismán secreto, pero no lo sabías. Tú has entendido este cuento y
sabes que tienes inteligencia y lo vas a usar para el bien de todos en tu familia y en tu colegio y en toda tu vida. El secreto de la vida bien vivida es el saber estar alegre para así poder alegrar a los demás. Y eso puedes hacerlo. La ardilla es lista, y tú eres más. Lo que tu quieras lo lograrás.

Carlos G Vallés en "La nube sabia". San Pablo