
Sobre el amor de amistad se suelen señalar desde antiguo estas cuatro características: bene-volencia, bene-ficencia, complacencia, trasparencia. El amor de amistad hace brotar el sentimiento de agrado y bienestar. Los amigos disfrutan cuando están juntos. Se felicitan de haberse encontrado y conocido y reconocido como amigos.
El amor de amistad implica el decir bien, el bendecir al otro. Y bendecirse a sí mismo.
El amor conyugal, por su parte, incluye el afecto amistoso. Y es más específico. Trato de expresar en estos diez verbos en infinitivo lo que he visto y escucchado.
- Admirarte: Algo me llama la atención. Algo se me ha revelado de ti. Algo descubro en ti, que te sorprende y me sorprende. Me embelesa. Tu presencia suscita en mí sentimientos y aspiraciones que estaban dormidos. Admiro en ti lo que también está escondido dentro de mí, al menos como deseo.
- Apreciarte: Descubrir lo mejor de ti misma; despertarte a lo mejor de ti misma; a confiar en tus cualidades, dones y posibilidades. En la relación de amor se verifica que quien te cree, te crea.
- Animarte: Contagiarte de mi energía, del dinamismo de mi fe en ti. Amar a alguien es decirle: es bueno que tú existas; me encanta que estés ahí en la vida. Qué suerte tan grande, haberme encontrado contigo.
- Atenderte: Toda tu vida suscita mi atención, tu historia y tus sueños; tus alegrías y tus sufrimientos son significativos y relevantes para mí; te escucho, no eres una persona más del grupo. Eres especial y única.
- Apreciarte: Como apareces cuando te miro con ojos de amor. Verte en tu singularidad, en tu unicidad y en tu belleza; amarte implica creer en tu bondad, en tu capacidad de amar. Gracias a mi amor atento y creativo, puedes aceptar que en ti hay un potencial personal, que ni tu misma habías aprendido a valorar.
- Afirmarte: En tus esfuerzos, en tus logros y en tu generosidad… implica reconocerte, es decir, volver a conocerte, tener un gran interés en seguir conociéndote. Romper todas las imágenes que me hago de ti desde el temor, desde el miedo a perderte.
- Hablarte: La comunicación es el combustible del amor. Hablarte, interpelarte, hacerte llegar mi afecto y mi ternura. El amor tiene muchos lenguajes: verbales y no verbales, gestos y caricias.
- Aceptarte: Como eres, en tus diferencias y en tus singularidades y limitaciones; al menos, tolerar tus manías, tus defectos y limitaciones. El camino recorre aquí la trayectoria entre el rechazo, la tolerancia y la aceptación de las diferencias de cada persona. Es una tarea para toda la vida.
- Agradarte: Es decir, darte lo que tú necesitas y como tú sabes y quieres recibir el afecto, no solo como a mí me gusta recibirlo y como he aprendido a darlo. Expresarte el afecto que deseas y tú necesitas.
- Ayudarte: Quiero decir, acompañarte en tu camino en el logro de sus proyectos y de tus sueños; desafiarte cuando te sientes cansada y tentada de desistir en el empeño; desafiarte a confiar y desarrollar el potencial que se te ha regalado por naturaleza y por gracia.




