Aparecida es una pequeña población a varios cientos de kilómetros entre Sao Paolo y Rio de Janeiro. El ritmo de vida de la población -poco menos de 40 mil habitantes- gira prácticamente en torno al santuario de Nuestra Señora Aparecida, patrona nacional de Brasil, a donde acuden diariamente, especialmente los fines de semana, peregrinos de todo el país y de otros países.

El trabajo ha sido intenso. Ya hemos recibido el primer borrador del documento final que hemos ido elaborando y en los días siguientes iremos dando aportaciones para mejorarlo. Anhelo que sigamos siendo dóciles al Espíritu Santo, para plasmar en dicho documento lo que se requiera hoy en nuestras Diócesis. Pero, para quienes estamos participando en esta Conferencia, además nos estamos nutriendo del tema y su espíritu, mediante la oración y el diálogo espontáneo o formal. Efectivamente, queremos asumir el tema central: encontrarnos con Jesucristo, convencidos de que es nuestro Camino, nuestra Verdad, nuestra Vida. Sin Cristo no podemos nada; en cambio con Cristo damos fruto, porque Él ha venido a darnos vida y en abundancia. Y queremos encontrarnos con Cristo Jesús para ser discípulos suyos, estando con Él, siguiéndolo, conociéndolo cada vez más, entrando en amistad, en comunión con Él. Quien entra en relación intensa con Cristo Jesús no puede quedar indiferente, no puede callar, sino que se ve impulsado a darlo a conocer; fascinado por la Persona de Cristo Jesús, quiere que los demás también lo conozcan y lo sigan, se hagan sus amigos, sus discípulos.
Muchos en Latinoamérica y El Caribe han sido bautizados; pero pocos se han convertido en discípulos de Jesús; la razón es que no han llegado a conocerlo verdaderamente. De esta Conferencia que está teniendo lugar en Aparecida, brotará una misión grande e importante, para compartir la fascinación por Cristo Jesús, Quien se nos da totalmente y nos invita para que lo imitemos, dándonos de la misma manera. Esto es comprometedor, pero también apasionante. Es la pasión con que actuaron los discípulos de la Iglesia primitiva y también los primeros misioneros en la Nueva España y en toda América Latina y El Caribe. Es la pasión con que estamos llamados a anunciar hoy a Jesús, lo cual tiene que notarse en una transformación personal, familiar y social.
Invito a usted a que se siga uniendo en oración por esta V Conferencia General. Quienes estamos participando en ella, nos unimos en oración por usted, por su familia, por su comunidad. Cristo nos ha llamado y Él mismo nos envía y nos acompaña, con la fuerza de su Espíritu.




