Corazón misionero de María, celebración familiar en octubre

27 de septiembre de 2007
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    Reunidos los miembros de la familia en torno a una imagen o cuadro de la Virgen. Se coloca delante una jarra con agua y varios vasos, unos llenos de agua, otros a medias, otros vacíos… También se coloca una flor aromática y unas velitas encendidas. Cuidar el ambiente cálido para la oración. Los símbolos ayudan por ser evocadores. Un fondo musical ayuda a comenzar bien

    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

    INTRODUCCIÓN AMBIENTAL

    María preside nuestra celebración familiar. Nos reunimos para orar. Buena ocasión para fortalecer nuestra unión
    Queremos invocarla, admirando su talante misionero. Ella fue repartidora de Dios porque lo llevaba muy adentro. Al comenzar el curso, la catequesis y las actividades de los grupos eclesiales, elevamos los ojos al Señor y le pedimos que nos dé un corazón como el de María y nos convierta en portadores de la Buena Noticia a los demás.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.    ORACIÓN INICIAL

Bendita sea la Virgen María
entre las mujeres,
bendito su Hijo
y bendito, sobre todo, sea Dios,
nuestro Padre,
fuente de toda gracia y bendición.
Cuando María visitó a su prima Isabel
le llevó la presencia de Jesús
y fue fuente de gozo para ella.
Cada vez que encontramos a
nuestros hermanos y hermanas,
podemos llevarles también nosotros
la presencia de Jesucristo
e iluminarlos con el esplendor de su gozo.
Dios y Padre nuestro,
danos la misma gracia que diste
a Isabel en la Visitación.
Te lo pedimos
en nombre del amor que tienes a tu Hijo
y en memoria de su amada Madre,
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

    PALABRA DE DIOS
(Leída entre tres miembros de la familia):
    
1º: “En aquellos días, María se puso en camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:

2º:  “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
    ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
    En cuanto tu saludo llegó a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi vientre.
    ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!”.

1º:  María dijo:

3º: “Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mí espíritu en Dios, mi salvador.
Porque ha mirado
la humillación de su esclava
desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí :
su nombre es Santo.
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

REFLEXIÓN EN TRES MOMENTOS:
(Leído pausadamente por una persona)

  • A los ojos de los hombres esta sencilla historia parece sugerir pocas cosas. A los ojos de Dios lo insignificante se vuelve decisivo. Porque María, que sale apresuradamente de su casa, no va simplemente a hacer una visita, sino que está asistiendo a una procesión. Empieza a pasear a Dios por el mundo. Una flor discreta y olorosamente evoca la presencia irradiante de María (Breve silencio)
  • María lleva en su seno y en su corazón al Hijo del Hombre, el agua viva que sacia la sed del mundo. María lleva la presencia salvadora del Mesías a su prima. Es la Portadora y la “Custodia” de Jesús. Lo muestra irradiando, oculto bajo el velo transparente del servicio. Llevar y mostrar: Todo un estilo de ser que admiramos y deseamos perpetuar.  Una jarra llena capaz de llenar a otros con la abundancia de su agua puede ser un buen símbolo de María. (Breve silencio)
  • Por medio de María, el Dios-con-nosotros sale al encuentro de Isabel y comienza a visitar a la humanidad. Se inicia la primera jornada misionera. Y todo el mundo se llena de alegría. Ante su presencia todos cambian: Isabel comienza a profetizar, Juan Bautista salta de alegría en el vientre de su madre. María canta las maravillas del Dios. Y es que cuando amanece Dios en la vida, amanecemos nosotros los hombres. Unos vasos con diversos niveles de agua nos cuestionan nuestra apertura y la acogida de Dios en la vida. (Breve silencio)

LETANÍA A MARÍA:

A María, primera misionera, la felicitamos con el homenaje de nuestra admiración y  amor. A cada invocación, respondemos: “Enséñanos a ser testigos de la fe”.

Corazón de María, habitado por la Palabra.  (Todos: Enséñanos…)
Corazón de María, arriesgado en el amor
Corazón de María, peregrino en marcha
Corazón de María, música de Dios
Corazón de María, mujer de cercanía
Corazón de María, Virgen radiante de fe
Corazón de María, pregonera de la Palabra
Corazón de María, cantora de la ternura del Padre
Corazón de María, esperanza de lahumanidad
Corazón de María, portadora de la paz
Corazón de María, maestra del servicio humilde
Corazón de María, gozo tras el esfuerzo
Corazón de María, contemplativa en acción
Corazón de María, misionera de la alegría
Corazón de María, hogar cálido del     Mesías
Corazón de María, mujer abierta
Corazón de María, reacción de amor en cadena
   
INTERCESIONES:

Terminemos recitando juntos tres avemarías, cada una de ellas por una intención particular acorde con el comienzo del año catequético:

1. Pedimos a María, en primer lugar, por todos los catequistas, para que sean fieles y generosos en su entrega a la tarea de anunciar  fiel y competentemente con palabras y obras el Evangelio de Jesucristo a niños, jóvenes y adultos.

Todos: Dios te salve, María…

2. Pedimos también por nuestra familia, para que el Señor nos mantenga en la fe viva, nos haga arder en caridad y ser testigos del amor de Dios y se digne suscitar en ella vocaciones misioneras y evangelizadoras.

Todos: Dios te salve, María…

3. Finalmente oramos por los misioneros y misioneras que entregan su vida en todos los rincones del mundo al servicio de la evangelización, para que encuentren en el Corazón misionero de María un ejemplo y un apoyo

Todos: Dios te salve, María…

CONCLUSIÓN:
 (Recitado por un solista)

¡Señor!, Creemos en Ti, esperamos en Ti
contamos contigo,
porque Tú,
a través de la escucha de la Palabra,
nos quieres llenar con la alegría del Evangelio.
Y tú, María, causa de nuestra alegría,
al igual que a Isabel, visítanos,
ayúdanos a entrar en esta Palabra
y a meditar las enseñanzas
y las exigencias que contiene
para cada uno de nosotros.
De esa manera nosotros
seremos también
alegres misioneros para otros
y portadores de alegría y de esperanza
para el mundo.
Lo pedimos de corazón.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO:
“María, puente y camino” (CLN 343; u otra conocida por todos).     

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