Jos 5, 9ª. 10-12; Sal 23; 2 Co 5, 17-21; Lc 15, 1-3. 11-32

En los textos de este domingo cabe descubrir el itinerario de la reconciliación:
MEMORIA DE LA CASA PATERNA: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan.”
CONCIENCIA DE PECADO Y NECESIDAD DE RETORNO: “Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo».”
MOVIMIENTO DE RETORNO: “Se puso en camino adonde estaba su padre.”
ENCUENTRO ENTRAÑABLE: “Su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr se le echó al cuello y se puso a besarlo.”
EXPERIENCIA DESBORDANTE DE PERDÓN: “Celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido.”
TESTIGO DE LA MISERICORDIA: “Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha, y lo salva de sus angustias”. “Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado”. “Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo.”
CÁNTICO DE ALEGRÍA: “Oyó la música y el baile”. “Proclamad conmigo la grandeza del Señor”. “Gustad y ved qué bueno es el Señor” (Sal 33)”. Desde la Palabra de Dios, quien se resiste al perdón se hace una injusticia, se condena a vivir apátrida, vagabundo, sin referencia entrañable, sin tierra, entristecido, deprimido, deshecho, despersonalizado.
Quien se resiste al perdón no llega a conocer el amor de Dios, crece en un subjetivismo nocivo, se endurece, huye del propio conocimiento, busca los defectos de los demás, se incapacita para pertenecer a la comunidad, se vuelve juez inmisericorde, se convierte en pretencioso, piensa que es invulnerable, puede llegar a enloquecer.
“En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios (2 Co 5,20).
				
                    



