Caballeros andantes de nuestro tiempo
En una conocida leyenda medieval, cuando el rey Arturo armaba caballeros les cruzaba los hombros con su espada y, consciente de la responsabilidad que les encomendaba, decía a

Se dijera que ahora ya no son tiempos de héroes ni de santos, de sabios ni de caballeros, arrumbados todos por la eficacia de los ejecutivos y de los mercaderes que han hecho del
mundo una inmensa almoneda en la que todo tuviera un precio. Pero no es el sentido de un vivir con dignidad acumular poder, riquezas o fama, sino tomar consciencia de que sólo merece tal
nombre un vivir que tienda hacia la plenitud en abrazo solidario con las demás personas. Nadie puede ser feliz a solas, y el fundamental que hacer es activar la conciencia de libertad para
ejercer el derecho a la vida y a la búsqueda de la felicidad.
Los voluntarios sociales son los caballeros andantes de nuestro tiempo. Como Quijotes de bondad y transparencia en cuya ‘locura’ asumen la causa de los más débiles, denuncian las estructuras de poder injustas, se ponen en camino y se saben responsables solidarios que no hallarán descanso mientras exista una sola persona o comunidad explotada, marginada o ignorada. Voluntarios sociales con el idealismo y andadura de ese Caballero de la Triste Figura que se mueve en un mundo donde le toman por loco, como consideran los prebostes del pensamiento único a quienes no piensan en términos de mercado, competitividad y beneficios.
Es propio de los voluntarios afirmarse en el presente sin confundir la realidad con los deseos para analizar los problemas, denunciar las injusticias y aportar propuestas alternativas para construir una sociedad más justa, más libre, más humana y más solidaria.
Nadie sabe de lo que es capaz hasta que se arriesga a hacerlo. Vivimos un momento apasionante de la historia en el que todo es posible si nos atrevemos a emprenderlo. El reconocimiento social del voluntariado interpela a quienes se sientan en esa Mesa Redonda para recuperar fuerzas, compartir experiencias y llevar a cabo proyectos ilusionantes.
Si hago silencio, reflexiono y extiendo la mirada, me sería difícil encontrar personas más admirables, más amables y más entregadas a los demás. Estas personas son las que nos animan a seguir en la lucha. Estos vigilantes que permanecen alerta y por los que, en palabras del escritor francés Saint Exupéry, reposa la ciudad.
José Carlos García Fajardo
Profesor Emérito de la UCM
Director del CCS
Profesor Emérito de la UCM
Director del CCS
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