Bálsamo y Veneno
La relación conyugal de un hombre y de una mujer, enamorados y dispuestos a amarse, es uno de los más fuertes motivos y razones para vivir. Llena la vida de energía y de felicidad. Le confiere sentido y dirección.
Pero cuando las personas no son sanas o falta el amor, la relación conyugal se puede convertir en un infierno. Es un campo de batalla. Constituye una lucha sin tregua por el poder y la dominación. A veces, este deseo de dominación no se sacia si no es con la anulación del otro. Y se expresa en forma de violencia en distintos ámbitos:
Pero cuando las personas no son sanas o falta el amor, la relación conyugal se puede convertir en un infierno. Es un campo de batalla. Constituye una lucha sin tregua por el poder y la dominación. A veces, este deseo de dominación no se sacia si no es con la anulación del otro. Y se expresa en forma de violencia en distintos ámbitos:
Yo sé y tú no sabes, por eso tengo que decirte lo que tienes que hacer, que pensar, sentir
- Yo valgo y no vales, eres un/a inútil; no haces nada bien; tienes que vestirte como yo te digo, comprarte la ropa que yo te diga, asearte como yo te mande…
- Yo tengo razón y tú no la tienes: yo no me equivoco; yo pienso las cosas bien; tú, en cambio, metes la pata constantemente: Tomas decisiones equivocadas; me complicas la vida.
- Yo te amo y tú no me amas; si no piensas como yo, no me amas; si no quieres lo que yo quiero, no sabes querer; si no haces lo que yo quiero es que no me quieres…
- Yo se cuál es tu bien, y tú no sabes lo que te conviene: tengo que educarte y protegerte, porque tú no sabes lo que te conviene.
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