Aguanta un poco más
Imagen tomada de la revista Orar.

Contempla la imagen.
Puedes -como barro que eres- hablar con las manos del Alfarero. Y
repasar tu vida viendo cómo, en qué te ha ido
modelando. Tal vez aún te sientas barro informe y quisieras
saber lo que el Alfarero pretende hacer contigo.
¿Cómo anda tu barro ahora: Moldeable, reseco,
haciéndose...? ¿Qué podría
hacerlo más dócil a esas Manos?
¿Qué te sugiere el título de la imagen?
Puedes también sentirte protagonista: Esas manos pueden ser
las tuyas. ¿Qué te traes entre manos?
¿A qué intentas darle forma?
¿Cuál es tu proyecto sobre ti mismo,
qué quisieras hacer de ti mismo? A lo mejor tu barro tiene
nombre de personas concretas, o hasta de grupo. En qué te
vas a apoyar para irle dando forma a todo? ¿Dios te aporta
algún criterio o pista?
Esta plegaria puede ayudarte a orar:
Has tomado mi frágil arcilla entre tus manos
y con paciencia y constancia
has ido dando forma a este humilde cuenco que soy.
Pero encerraste en mí un valioso tesoro:
un Soplo de Vida, un Aliento Sagrado,
Agua que va calando mi barro seco
hasta dejarlo moldeable.
Soy como soy: endeble y quebradizo,
indefenso ante los golpes de la vida,
cabezota y olvidadizo, expuesto
a la desilusión, al desánimo, al cansancio.
Pero en medio de mi debilidad
descubro una enorme fuerza interior,
una potencia que me habita,
que me permite renovarme a pesar de mis grietas.
Y compruebo que estás siempre ahí, mi Alfarero,
dispuesto siempre a rehacerme de nuevo
De barro me hiciste, amasaste mi barro,
me acariciaron tus manos,
me diste forma una y mil veces
tu trabajo nunca termina del todo-.
¿Por qué me has hecho así?
¿Para qué me has hecho así?
¿Cuáles son, Alfarero, tus planes y proyectos
al poner tus manos sobre mi barro
y al soplarme dentro tu mismo Aliento de Vida?
¿Para qué quieres que sirva?
¿Cuál es mi sitio, mi lugar del mundo?
Tus manos van formando y despertando cada día
mi propia capacidad de dar y de servir.
Tus dedos van haciéndome el hueco
para que pueda recibir, acoger, servir.
¿Qué quieres ir haciendo de mí?
¿Qué quieres que sea?
Cuenco, cántaro, jarra, ánfora o vasija,
¡Qué más da! Recipiente de barro para ti, Señor,
que me tienes en tus manos.