18. El hombre y su soledad

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La soledad ‘no sonora’

«…lo que reprocha Steiner a esta época es la pérdida de sentido de las palabras, la falta de silencio y de ‘soledad’». Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.¿Qué quería decir el poeta cuando canta: ‘A mis soledades voy, de mis soledades vengo? ¿ De que soledad se trata? El hombre necesita resolver su soledad y no puede sin Dios.
Pentecostés fue la terapia de la soledad, al mismo tiempo que la disolución del miedo y, sobre todo, de la mediocridad espiritual, la;de quien ni siquiera se hace a sí mismo la suficiente compañía. La soledad se resuelve fundamentalmente desde el corazón; desde la conciencia cierta que da la fe, de que Dios está conmigo.

Clases de soledad:


1.La soledad que destruye y deprime

  • la soledad de verse solo (abandono: la muerte de la amistad y compañía)
  • la soledad de verse sin nada (frustración: la muerte de la realización, cuantió se fundamenta la vida, sobre todo, en el tener y poseer)
  • la soledad de verse sin futuro (la muerte de la esperanza)
  • la soledad de verse sin pasado, sin recuerdos que puedan fundamentar un manera de sentirme bien ahora.

2.La soledad que construye:

  • la soledad de estar solo: la de quien quiere construir un entorno para sentirse vivo, para me­ditar, para ser creativo, para reparar ¡os gastos de la convivencia y de la mente derramada.
  • la soledad de ser uno mismo: realidad que se encuentra al final de un proceso de autentifícación, de ir deshaciendo máscaras y papeles representados; la soledad que nos devuelve al equilibrio de la humildad. Esta es la soledad sonora, que diría Juan de la Cruz. Sólo el Espíritu nos salva del todo de la soledad: ‘mira el vacío del hombre si tú le falta por dentro’ (Secuencia del Pentecostés).
  • la soledad de saber soy único ante los ojos de Dios y de que él me conoce por mí nombre y que me ama particularmente. Dios acepta toda mi circunstancia, tal como haya sido, como una oportunidad de última hora, que él sólo puede dar. Y, al llamarme por mi nombre, me salva de la Soledad de ser algo perdido en lo indefinido. Él hombre tiene que rehabilitarse en esa conciencia sostenida de tener un nombre ante los ojos de Dios.
  • la soledad de ‘estar con Cristo escondido en Dios’ (Col 3,3): soledad en la que podemos encontrar nuestras propias raíces y las más hondas respuestas de nuestra vida. Donde, hasta el cuerpo’ se recicla en la humanidad de Jesús y se habilita para relejar á Dios corporalmente (Col 2,9).
  • la dolorosa soledad de convivir sin esperar respuestas ni buscar (gratificaciones humanas. Y, al mismo tiempo, tener la suficiente paciencia y esperanza para saber que todas nuestras dolorosas soledades, en el fondo nunca bien resueltas, orfandades de todos los tiempos, porque privan de algo, han servido para algo: ‘no os dejaré huérfanos’ 0n 14,18). Necesitamos saber que ‘el sentido’ culminará y equilibrará nuestra vida, y que el ‘sentido’ no es una explicación que uno se da sino una bienaventuranza que se alcanza. Al final.

Preguntaron al teólogo K. Rahner cuando ya era viejo:

¿’Espera todavía alguna oportunidad grande en su vida?’
‘La de ver a Dios’- respondió.