Comentario al Evangelio del
Queridos amigos y amigas:
La historia de José y la parábola de los viñadores homicidas tienen muchos puntos en común. Por eso la liturgia las propone juntas. En ambos casos, se narra la suerte de un personaje (José en un caso, el primogénito del dueño de la viña en otro) que, por envidia, es eliminado: mediante su venta como esclavo o directamente por asesinato.
Para sus hermanos, José era un iluso: Por ahí viene el soñador. Para los labradores, el hijo del dueño era un obstáculo: Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.
En el camino de la Cuaresma, los dos relatos bíblicos nos “hablan” de Jesús. También él es un soñador. Amado por el Padre, sueña con hacer ver a todos los seres humanos su condición de hijos e hijas de Dios. Sueña con un mundo en el que el reinado de Dios acabe con la violencia, la injusticia, la inhumanidad. Pero no se limita a soñar. Acepta visitar la viña de su Padre (Visita, Señor, tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa). Al llegar a ella, se da cuenta de que no es bien recibido por los labradores (Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron).
A medida que Jesús fue presentando la novedad del Reino, comprendió que su vida corría peligro. Su sueño no encajaba con los sueños de quienes se consideraban los “fieles de Dios”. Y lo hace ver a través de sus parábolas. Es curiosa la explicación que ofrece hoy el evangelio de Mateo: Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
¿Por qué tendemos a rechazar los “sueños” de Dios que no encajan con nuestras expectativas religiosas? ¿Aceptaríamos a Jesús hoy si él echase por tierra muchas de nuestras concepciones, rutinas, prácticas sobre Dios?
¿Cómo visita hoy esta viña nuestra el hijo del dueño de la viña? ¿A través de qué signos visibles sigue Jesús llegando a nosotros? ¿Cómo acogemos su visita? ¿Lo aceptamos? ¿Lo rechazamos?
Vuestro hermano en la fe:
Fernando González

Deja tu mensaje:

Rafael Carazo
el 21/3/14
El ejemplo de tu hijo yo no lo sigo, aún y cuando estoy consiente de mis malos actos para con mis hermanos.
Me ciega la envidia y el rencor, al punto de olvidar mis promesas de cristiano comprometido con tu obra evangelizadora.
De que me sirve servirte, si mi alma permanece sumergida en sentimientos reñidos con tu doctrina de amor y esperanza.
Apiadate Señor de este que quiere seguir tu camino sin enmendar sus errores.


Joselito H.
el 21/3/14


Mirtha C.
el 21/3/14


Teresa
el 21/3/14


gustavo spallet
el 21/3/14


Irenarco Cala
el 21/3/14


ANA I. NUÑEZ
el 21/3/14
EN ESTE MUNDO DE HOY HAY MUCHO QUE HACER CON LA HUMANIDAD PORQUE NOS ESTAMOS DEJANDO LLEVAR POR LA CARNE NO POR EL ESPIRITU QUE ES QUIEN NOS DIRIJE Y NOS DA LA FUERZA PARA SEGUIR CAMINANDO EN ESTE MUNDO QUE SE TORNA CADA VEZ MAS DIFICIL.
QUE DIOS NUESTRO SEÑOR NOS BENDIGA Y NOS AMPARE Y NOS DE SU GRAN MISERICORDIA.


Pedro Anibal
el 21/3/14


anamendoza
el 21/3/14


Adriana P.
el 21/3/14


jr-ramirez
el 21/3/14

R.VELIN
el 20/3/14