Enviar artículo

Piedad
«envió Dios a su Hijo... para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo...» (Ga 4,4-7; Cf. Rm 8