La santidad en la globalización

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Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.La globalización es uno de los “signos” de nuestro tiempo. El proceso de globalización es tanto económico como financiero. Pero la globalización es también social y cultural, como indican claramente los Lineamenta (n. 6). Los modelos de migraciones de masa en todo el mundo han traído un nuevo encuentro y una nueva “mezcla” de culturas.

El intensivo encuentro de culturas supone un desafío para la nueva evangelización de la Iglesia. Primero, exige de la Iglesia que proteja a la población inmigrante para que ésta no sea marginada y explotada. La Iglesia debe ser siempre un signo en nuestro mundo de que Dios está con nosotros y de que a sus amantes ojos nadie es extranjero para Él, por lo que todos somos hermanos y hermanas.

En un sentido positivo, la globalización se nos presenta como un momento providencial para seguir adelante en la misión de la Iglesia de transformar a la humanidad en una única familia de Dios. Evangelizar en esta era de la globalización nos llama a una nueva proclamación del misterio de la Iglesia como la familia universal de Dios.

En nuestra nueva evangelización, la Iglesia debe ser el “sacramento” – el signo y el instrumento – por el cual la familia universal de Dios se realiza en la historia. La era de la globalización también nos llama a utilizar nuestras ricas tradiciones de piedad popular y espiritualidad en nuestro trabajo de evangelización.

Nuestra tradiciones de piedad popular forman un rico tesoro espiritual que es parte de la Buena Nueva que podemos ofrecer para invitar a los hombres y mujeres a que participen en Su Cuerpo y Su Sangre, convirtiéndolos en partícipes de su vida divina.
En esta era de la globalización, los campos de nuestro mundo están maduros para la cosecha de la fe.

Estamos “llamados a la santidad” y nuestra misión es usar los medios de la Gracia para santificar y hacer santos, ayudando a los hombres y mujeres de hoy a encontrar los caminos a la santidad en su vida diaria.

El desafío pastoral de la nueva evangelización es “situar” esa llamada universal a la santidad dentro de las realidades de nuestro mundo “globalizado”. Tenemos que encontrar nuevos métodos y nuevos modos de ayudar a los hombres y mujeres de nuestros días a practicar su fe en esta cultura globalizada. Necesitamos entender mejor el impacto que esta cultura tiene en nuestra identidad y nuestra práctica católicas.

Necesitamos encontrar el “lenguaje” que presente mejor los métodos tradicionales de santificación – los sacramentos, la oración, las obras de caridad – de una manera que sea atractiva y accesible a la gente que vive en la realidad de una sociedad globalizada, secular y urbana.

Con nuestro rico tesoro de espiritualidad – sacado de la inculturación del Evangelio en “cada nación bajo el cielo”, y con nuestra buena nueva del “plan familiar” de Dios para la historia, tenemos poderosos recursos para nuestra evangelización de la cultura en el contexto de la globalización y la creciente secularización de nuestras sociedades.