
Meditación desde Buenafuente para el Domingo 5º de Pascua (6 de Mayo de 2012)
Estamos invitados a permanece en Jesús, injertados en la cepa, unidos por la savia de la gracia, por la relación amiga, fiel, como la que Jesús tiene con su Padre.
Estamos invitados a permanece en Jesús, injertados en la cepa, unidos por la savia de la gracia, por la relación amiga, fiel, como la que Jesús tiene con su Padre.
Hoy me da pudor escuchar, Señor, tu palabra. Porque me encuentro entre las ovejas por las que tú has dado la vida, por las que tú arriesgas constantemente tu amor.
Sin caer en determinismo alguno, sin embargo, por los acontecimientos pascuales, se descubre que el plan de Dios para la humanidad es un proyecto de amor, que se lleva a cabo por su Hijo, el Cristo.
El pueblo judío cuenta los días desde la caída del sol, como dice el texto del Génesis: “Pasó una tarde, pasó una mañana, el día primero”.
La noticia de la resurrección de Cristo ilumina el tránsito de toda existencia. La luz encendida en la noche oscura de la esclavitud, del desierto, del exilio, de la desesperanza ha resistido el vendaval de todas las tormentas y huracanes de la vida...
Vivimos en una sociedad en la que prima el activismo, y se valora a las personas por lo que hacen o pueden hacer. Se ha llegado a excluir del trabajo a los que pasan de cierta edad porque pueden ser menos rentables, y así se ha llegado a producir una atrofia social.
Ante la contemplación de la muerte de Cristo en la Cruz, es posible descubrir el sentido del límite, de la impotencia, de la fragilidad, del dolor, hasta de la muerte
“El cáliz que bendecimos es la comunión de la sangre de Cristo”. Este día marca la historia de la humanidad. Por el amor mayor que puede darse, el universo se recrea.
A medida que nos acercamos al Triduo Pascual, resalta aún más el protagonismo de los sentidos corporales. Es una forma de describir hasta qué extremo ha llegado la entrega de Jesús, y hasta qué grado deberíamos implicarnos en los acontecimientos pascuales.
La experiencia espiritual no puede ser sino a través de lo corpóreo. Es en el cuerpo y a través del cuerpo como podemos amar, hacer el bien, servir a los demás.
Participemos con los cinco sentidos en la Semana Santa, como quien pone todo el interés porque desea acompañar a quien no amó tanto su vida que temiera la muerte, por redimirnos y demostrarnos el amor que Dios nos tiene.
En muchas localidades es frecuente organizar un acto público en el que, a manera de pregón, se anuncian las celebraciones de los días santos, en los que los cristianos conmemoramos la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, Misterio Pascual en el que se fundamenta nuestra fe.
Estamos llegando al final de la cuarentena. Durante este tiempo, la Palabra nos ha confirmado de forma reiterada el proyecto de Dios de establecer la alianza definitiva, de ofrecernos la mayor prueba de amor.
Hoy se veneran los Dolores de María, la mujer fuerte y recia, porque puso su confianza en el Señor, y se mantuvo de pie junto a la cruz.
Para verificar nuestra vida necesitamos del contraste con quien puede ayudarnos a descubrir si realmente buscamos la voluntad de Dios o a nosotros mismos
La oración de súplica o la promesa caen a veces en una instrumentalización, o en cierto chantaje con los que intentamos poner a Dios de nuestra parte...
Hay situaciones que no se resuelven con argumentos especulativos, sino tan sólo con la certeza de sabernos mirados por el Señor.
Hoy se nos revela el camino paradójico del seguimiento evangélico. Sólo a la luz de la vida de Jesucristo se comprende que la ultimidad es primacía; el servicio, señorío, la pobreza, riqueza; la muerte, vida; la entrega, personalización afirmativa
Una de las causas por las que nos hacemos refractarios, sin posibilidad de enriquecimiento espiritual, se da cuando nos invade una ideología y nos somete a un pensamiento único, que nos lleva a juzgar o despreciar a los que piensan de manera diferente.
Suele interpretarse que Dios nos bendice cuando nos van bien las cosas y, por el contrario, que nos maldice, si lo que nos sucede no nos gusta.