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Yo no soy Madoff… pero lo parece

Francisco Carín García, cmf -

    Una de las cosas que me sorprendieron de la crisis es que Bernard Madoff, diseñador de pirámides mas grandes y caras que las de Giza (por cierto, ¿cuánto ocuparía una pirámide hecha de billetes de 10 dólares por valor de lo estafado por Madoff?  Aquí puedes ver como te explican visualmente lo que es un billón español en billetes de 100 dólares para que tengas una referencia), fue “simplemente” condenado a arresto domiciliario durante la vista del caso. Evidentemente no ofrece el mismo peligro que un violador, un asesino o terrorista y por lo tanto no hay necesidad de una prisión preventiva… pero visto el montante de su fechoría (no descuido, un quítame allá esos ceros,  sino un engaño con premeditación y alevosía… y seguro que hasta nocturnidad),  lo de arresto domiciliario parece un poco laxo; ha llevado a otros a la ruina y el sigue en la gloria, ya decadente, en su Penthouse de NY.

    Evidentemente yo no soy Madoff porque mi cuenta bancaria (que es de la comunidad) no contiene ni la diezmilésima parte de lo que el tiene en su balance (o quizá hemos de decir tenía); aun hoy creo que aún tiene mas dinero que yo; simplemente el valor de sus pijamas ya debe sobrepasar mis tesoros.

    Aún así me siento Madoff. Cuando llegué a China una de las cosas que más me sorprendió es la general acogida por parte del pueblo Chino –temeroso y retraído al principio del encuentro, pero cálido según pasa el tiempo- y la frialdad de la burocracia estatal. Básicamente uno se siente desconcertado, se siente PNG, que no es Papúa Nueva Guinea sino Persona Non Grata. Y es que según llegas a China estás obligado o bien a vivir en un hotel para extranjeros o bien ir a registrarte antes de 24 horas a la policía de la zona donde vivas (en un dechado de tolerancia y comprensión te conceden 48 horas en las zonas rurales); se “puede” llegar tarde, pero te lo echan en cara. Aquí entenderás, caro amigo, lo de los hoteles para extranjeros (Hong Kong y Macao incluidos, aunque estos se cuelan fácilmente en los hoteles normales –o en los de extranjeros a precio de local… mucho mas barato por cierto y de igual calidad –piso arriba, piso abajo); son hoteles que están registrados y reconocidos para albergar a susodichos “humanos extraterritoriales” y pasarán tu información al Bureau local de policía o bien la pasan a recoger las autoridades.

    Pero no te creas que eso es todo; veamos que pasa si en tu deseo de “ser legal” (estilo SGAE) quieres serlo de verdad… Imagínate que vives en Beijing y vas a Shangai a visitar a un amigo 2-3 días… pues igualmente tendrías que hacer este trámite (hay que llevar varios papeles y demás; uno 10 min. sin contar espera y desplazamiento). Pero no sólo eso, sino que si vas a visitar a un amigo en Beijing 2 días, se supone que, aunque vivas en el mismo Beijing, lo deberías hacer también, y hacerlo con todos los que vengan a vivir a tu casa. Si cambias de pasaporte, dirección o tienes un nuevo visado lo mismo tienes que ir a declararlo. Creo que ahora entenderás porque me siento Madoff. No es que tenga que fichar todos los días, pero casi. En fin, cosas que tiene el “trabajo” en China. Rezaremos para que poco a poco se fíen un poco más de la gente, especialmente de los que venimos de fuera. Aunque no creas, el mismo nivel de confianza (o desconfianza) hay hacia los naturales. Evidentemente son muchos los que vienen y no lo hacen, pero si algún día pasa algo… entonces lo lamentarás. Si se te pierde el pasaporte no puedes pedir el visado de salida si no presentas ese papel. Si haces algo por lo que te puedan incriminar (a veces de forma un poco nebulosa -simplemente eres considerado un “problema”) tu falta de registro domiciliario se suma a tu “ser-problema”, es casi una declaración de alevosía y nocturnidad.

    Ya empieza a despuntar la primavera, que en Beijing es el umbral de una puerta entre el invierno y el verano. Pronto brotarán los árboles y florecerán los ciruelos. Gracias a Dios la crisis económica no lo es todo; también hay mundo más allá del dinero, del capitalismo del engaño financiero. Cierto, todo es algo más amargo este año… pero aún así ya es primavera y yo no soy Madoff, aunque me lo quieran hacer creer.

    
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