VII Miercoles de Pascua

¡Ven, Espíritu Santo, Paráclito, abogado defensor!

“Sin tu gracia divina nada bueno hay en el hombre,nada que sea inocente”.

Espíritu Santo, enviado de Dios por intercesión de Jesucristo, para poner en nuestros labios palabras que nos defiendan ante quien nos acuse. ¡Ven en nuestra ayuda!

Paráclito, promesa de Cristo glorioso, escudo invisible ante las insidias del Malo, ¡ven en nuestra ayuda!

Abogado, Defensor frente a las asechanzas exteriores y las internas que sufrimos por llevar el nombre cristiano y por la propia conciencia, ¡ven en nuestra ayuda!

Consejero que susurras al oído del corazón el buen camino y la dirección segura frente a los halagos de goces inmediatos y engañosos, ¡ven en nuestra ayuda!

Espíritu de Cristo, que devuelves la vida y glorificas, defiéndenos de nuestros enemigos, no permitas que nos invadan las sombras de muerte. ¡Ven en nuestra ayuda!

Don de Fortaleza, atalaya inexpugnable y vigía, fuerza interior, mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. ¡Ven, ayúdanos!

Abogado, Defensor, ven en ayuda de nuestra debilidad. Ven, Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, enséñanos la ley de Dios. Ven, Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, defiéndenos de todo mal. Ven, Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, asístenos con el don de Fortaleza. Ven, Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, infunde en nosotros la confianza en ti. Ven, Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, líbranos de nosotros mismos, de nuestra mala memoria. Ven Espíritu Santo.

Abogado, Defensor, defiéndenos del falso temor de Dios. Ven Espíritu Santo.

“Yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre”. “Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14, 16.25-26).